lunes, 28 de febrero de 2022

Las máscaras del poder

EN DEFENSA DE LA REALIDAD

Luis Barragán

Culminan las carnestolendas que ha recuperado el régimen, recordando que cerramos el siglo anterior reducidas a una sencilla festividad escolar. En días semejantes,  por 1992, los propulsores del golpe supieron que había calado profundamente en el imaginario popular al exhibirse los niños que imitaron a los felones paracaidistas con la particular vestimenta.

            Los histriones que antes denunciaban el poder de las máscaras y las máscaras del poder, callan vergonzosamente. El Estado, o lo que queda de él, se ha convertido en una gigantesca maquinaria de falsificación de la realidad que, padecida amargamente, por supuesto, es indomable.

            Cual oasis hacia el oeste de la gran ciudad que ahora lo llaman centro (solo)  histórico, las escaleras de El Calvario, concurridas e iluminadas, se dicen copia de la nocturnidad de Las Mercedes que sólo pocos celebran, nadando en una extravagancia de privilegiados bajo  perpetua sospecha, o en el disfraz del tal Superbigote que varios consejos comunales distribuyeron en Caracas. En uno y otro lugar, similar a varias calles de una excepcional Catia limpia y alumbrada,  parece que no hay riesgo alguno de asalto a mano armada o desarmada,  y ni siquiera el hábil empujón del carterista, compartido un plato exquisito o la   pequeña bolsa de cotufa de viejas y gratas prestancias.

          Los terraplanistas del socialismo del siglo XXI tampoco logran esconder esa realidad de los especialistas que, al fin y al cabo, cuentan con la teoría y las herramientas para hundir el bisturí  en la triste experiencia que nos embarga, señalando causas y consecuencias. Aquellos se ven obligados a esconder todas las cifras habidas y por haber, desde el Banco Central hasta el Instituto Nacional de Estadísticas, pasando por los cuerpos policiales, para evitar cualquier indicio o pista, asomando la punta del hilo de nuestras calamidades que los economistas, sanitaristas o criminólogos puedan halar para desmontar esta inmensa falacia que jura explicarnos.

            Así como los que creen a pie juntillas que la tierra es plana, no logran desmentir el discurso – al menos – matemático que dice lo contrario, los burócratas del régimen no pueden con los economistas que, a modo de ilustración,  pueden probar (y deben hacerlo) que el mundo gira y, más temprano que tarde, será inevitable superar a un régimen que nos coloca en un peligro existencial. De modo que, en defensa de la realidad, suponemos que un conjunto de probados economistas de trayectoria, sólo cumplieron con una formal solicitud para que Maduro Moros autorice la publicación de los números, faltándoles mucho que hacer todavía.

Fotografía: LB (Caracas, 24/02/2022),

Martes de carnaval, 01/03/2022:

https://www.elnacional.com/opinion/en-defensa-de-la-realidad/

Breve nota LB: J,R, Herrera, siempre tan generoso al igual que William Anseume.

Papelazgo

(IN) DOCUMENTADOS

Luis Barragán

El hombre contemporáneo (¿es necesario escribir que incluimos a la mujer?), al menos, en determinadas latitudes, es un referente de distintas claves: las que literalmente emplea para acceder al correo, cuenta bancaria, suscripción de la prensa, dispositivos de conferencias, u otros ámbitos de una confidencialidad siempre en peligro. Empero,  está igualmente amarrado a una documentación múltiple que, a pesar de la digitalización, en última instancia, lo remite al soporte físico, acreedor de toda suerte de sellos (secos y húmedos), numeraciones oficiales (claves superiores) y fechas de validez y caducidad que hacen una activa vida personal con los demás.

            Por lo general, se dice del ciudadano documentado o indocumentado de acuerdo a la certificación que haga el Estado de su identidad, equivalente casi a su propia existencia humana. La cédula de identidad o el pasaporte, son los instrumentos esenciales susceptibles de manipulación política,  aunque frecuentemente olvidamos la otra documentación que también luce vital, como los títulos de propiedad inmobiliaria y automovilística (en la jerga venezolana, los papeles de la casa y del carro, o de algún terrenito por ahí), título académico,  licencias oficiales, certificado de salud, declaraciones de impuestos, acreditaciones laborales, récipes y recibos diversos,  acciones empresariales o recreativas, partida de nacimiento, matrimonio o divorcio, etc., etc.

            Es de suponer que la vida también se va, intentando preservar esta otra documentación de la mejor forma posible, sobre todo al tratarse de una jubilación posiblemente cuestionada, o de los bienes que conciernen a una sucesión,  por ejemplo.  Pocos son los oficios que no requieren de la constancia escrita para una inmediata y quizá dolorosa constatación, como el boxeo o las artes marciales, pero del resto de la diaria convivencia también esperamos documentarlo.

          A veces, suponemos lo felices que son aquellos que les importa un bledo contar con un archivo personal, suponiéndolos frecuentemente en situación de calle, aunque los hay quienes repartieron anticipadamente sus bienes, viven con lo indispensable, y para cualquier diligencia dependen de sus abogados. Acaso, guardarán provisionalmente el recibo de la lavandería y tintorería, por cierto, en vías de extinción en Venezuela.

            Hoy, debemos guardar con mayor celo nuestros archivos personales, además, respecto a una documentación que ya no es fácil de encontrar en las dependencias del Estado y, de lograrlo, una copia certificada le quitaría a cualquiera la respiración por sus costos, tal como registrar o  notariar cualquier cosa. Un Estado que nos va indocumentando en este sentido, pues, en el otro, obtener una cédula de identidad o pasaporte es toda una proeza, marcando el compás de una depredación ya insostenible: versamos sobre una faceta que los teóricos subestiman, refocilándose en las viejas perspectivas.

28/02/2022:

https://guayoyoenletras.net/2022/02/28/in-documentados/

Cuaderno de bitácora


 El caso del Proyecto de Ley de Estadidad del Esequibo, es toda una curiosidad. Lo introdujimos en 2015 ante la Asamblea Nacional, reiterándolo en enero de 2016. De nuevo, lo orbitamos en 2018, ya como Fracción Parlamentaria 16 de Julio.  Lo dijimos a cámara plena en varias ocasiones, pero ni la finalmente nombrada Comisión Mixta del Esequibo se dio por enterada, tan irresponsablemente. La gráfica es de una rueda de prensa sorpresiva que dimos en 2013, frente a la Casa Amarilla. Apenas concluida, llegaron los colectivos armados.
LB

Soto

BLACAMÁN, EL COLECCIONISTA 

José Pulido (*)

Blacamán contempla el Orinoco y trata de oír sus aguas, sus aleteos, sus chapoteos, sus tripas oscuras y prehistóricas. Aguza la mirada, como lo hace todos los días en la mañana, creyendo que alguna vez tendrá ante sus ojos la revelación de una sirena. En el fondo de su corazón reposa la certeza de que ha recorrido medio mundo buscando una sirena para probarse realmente y saber hasta dónde llega su poder hipnótico.

Duerme leones, amansa caimanes, emboba a las culebras y con sólo pasarle una mano por encima a una gallina la convierte en un plumero inmóvil, pero ¿podrá con una sirena? ¿resistirá el gran Blacamán la atracción de una mujer semidesnuda, de un pez medio vestido cantando una canción tan antigua como el aire y con una voz que debe ser completamente distinta a todo lo que el ser humano ha escuchado?.

La camisa de algodón que hace poco sacó del baúl se pega a su piel, está empapada en sudor, revela el pelero del hombre; sus axilas parecen nacimientos de río. Un barco ha llegado y decenas de caleteros presurosos descargan mercancía.

Blacamán se siente fascinado ante el hormiguero humano que reparte los cargamentos en grandes carretas jaladas por bueyes y por burros. Largas caravanas de carromatos con barandas hechas con yagrumos y palmeras se balancean a orillas del río y se esfuman en la ruta que lleva hacia El Callao.

Ese nombre le inquieta, le produce comezón espiritual. Quisiera ir a El Callao en busca de oro, como todos los hombres silenciosos que llegan a Ciudad Bolívar y se largan inmediatamente rumbo a la selva cargados de herramientas, pero él desea con más intensidad recorrer metro a metro este continente caliente y extraño. Cierra los ojos y queda como enmantillado en un capullo rojizo, en una cúpula que cambia de tonos a medida que aprieta o afloja los párpados.

Blacamán sueña con ciudades extraordinarias, lugares donde encontrará elefantes con cinco trompas, tigres diminutos que caben en una mano, sirenas de río que hacen el amor con los hombres y buscan el orgasmo en las profundidades de las aguas. También ansía regresar un día a Italia con un barco lleno de esos seres fabulosos, todos ellos pendientes de sus órdenes. “El circo más maravilloso del mundo...” pronuncia y recostado a una baranda de hierro colado mira venir a Isidoro.

Isidoro se preocupa por él, hay una remembranza indefinible que se traga con la saliva, de pirata cuidando a su capitán. Como Isidoro es de Ciudad Bolívar consigue todo más barato. “Ya podemos comer”, dice Isidoro y Blacamán comienza a caminar con él y a descender hacia el mercado donde los pescadores llegan y las mujeres transforman en humo fragante lo que sus redes han atrapado.

A Blacamán le gusta ese desayuno, pero siempre espera a que Isidoro le avise. Isidoro se siente un ser privilegiado. Toda la población le pregunta cómo es Blacamán. Aunque lo han visto en el circo y le pasan a un lado, no se atreven a dirigirle la palabra porque lo consideran un verdadero mago, un brujo misterioso. Isidoro inventa. Dice que lo ha visto hacer desaparecer una cotúa, que en una ocasión sacó un diamante del interior de un pescado frito.

Blacamán come lentamente, saboreando aquellos pescados y aquel pan de maíz caliente. A veces siente nostalgia dolorosa por las pastas, los espaguetis, los macarrones.

-Hay un problema, señor Blacamán...-interrumpe Isidoro.

-¿Problema? ¿Cuál problema?

Blacamán pregunta sin levantar la cabeza. Isidoro mira la gran cabeza peluda clavada en el plato y oyendo el sonido de “¿problema? ¿qué problema?” lo percibe como una bestia mitológica, que disfruta ese mundo pequeño, de detalles, olores, sabores. Una escama, unas vértebras, unas espinas casi transparentes.

-El muchacho de los letreros lo denunció ante la Ley del Trabajo...es una ley nueva. Él dice que usted no le quiere pagar lo que valen su arte y su tiempo.

-¿Ese muchacho?- pregunta destemplado Blacamán. Tiene todos los dientes de plata, pero no se ríe mucho. Su cabellera es gris y parece la mota de un africano. Las barbas le cubren la mitad de la cara y son grises también. Aunque de vez en cuando se mira en el espejo, no se había dado cuenta perfecta de que su apariencia es tan exótica como la magia que pretende poseer. Se percató de ello cuando vio el retrato que le hizo aquel muchacho. Deseaba un retrato así para su circo y cuando le dijeron que aquel adolescente sabía pintar fue hasta allá y le pidió el trabajo.

-Ese muchacho es un pintor de carteles de cine...no debería quejarse...-dice Blacamán.

Isidoro coloca la mano izquierda como un toldo sobre su labio superior y por debajo mete un palillo. Jurunga sus dientes.

-Hace los carteles para los tres cines de Ciudad Bolívar y pinta uno cada cinco minutos porque tiene que hacer cincuenta todos los días. Ese muchacho es muy serio señor Blacamán. Trabaja mucho.

Blacamán recuerda que el muchacho flaquísimo y desgarbado se quedó mirándolo detenidamente el día que se conocieron y le dijo que sí lo pintaría. “Yo lo he visto durmiendo una gallina” le comentó el muchacho y Blacamán salió tieso del lugar pensando que el retrato no iba a ser de su gusto.

Cuando el joven artista terminó el retrato se quedó asombrado por la expresión, la atmósfera y por lo fuera de lugar que parecía su rostro en todo aquel universo. Blacamán le entregó cuarenta bolívares al muchacho pensando en que era una pequeña fortuna para un jovencito así. El pintor le dijo que no:

-Usted me debe ochenta bolos...eso es lo que vale el tiempo invertido en ese cuadro.

Blacamán sonrió con ferocidad y se llevó el cuadro dejando los cuarenta bolívares. Ahora Isidoro le dice que está metido en un problema legal, de justicia y nada menos que en una tierra extranjera.

-Todo el mundo le dice al muchacho “¿cómo vas a pelear con Blacamán que duerme animales, que desaparece las cosas, que carga un león para todas partes?” pero él no hace caso y repite “tiene que pagarme mis ochenta bolívares”.

-Sí...voy a pagárselos...¿Dónde queda lo de la Ley del Trabajo?

-La cita es por la tarde. Yo lo llevo. Ahí van a preguntarle cosas a los dos y entonces usted paga y ya está- afirma satisfecho Isidoro. Blacamán termina de comerse su pescado y ya Isidoro sabe que debe pedir el otro, que no le basta con uno ni con dos y que ahora va a preguntar por el aguacate.

-Traiga otro con aguacate, señora Luisa- exige orgulloso de ser el intermediario. Blacamán tararea una canción en italiano. Es hermosa la melodía. Isidoro sabe que Blacamán está ahora en un lugar distante. También vibra con las preguntas que él le hará esa mañana sobre las sirenas. Isidoro inventará y contará historias de sirenas que rodean las piedras del río y muestran senos arropados por collares de algas y oro; sirenas bellísimas que también han comenzado a tomarlo a él por asalto en sueños espectaculares.

-¿Cómo se llama ese muchacho?

-¿Qué dice?

-¿Cómo se llama el pintor?- pregunta Blacamán.

Isidoro se llena de miedo, cree que Blacamán usará su magia contra el jovencito y si se niega a darle el nombre también le puede lanzar un mal de ojo a él con todo y el gran azabache que lleva en su pecho. Sin embargo, Blacamán lo mira sonriente. Sus dientes de plata hacen que el sol ardiente atraviese las breñas de los bigotes y las barbas, dientes que ahora están cargados con hilachas de pescado y son los dientes de un animal viejo y triste.

-¿Está bravo con él?- pregunta.

-No. Es casi un niño... ¿cómo se llama?

Isidoro suspira y se resigna a responder:

-Jesús Rafael Soto...se llama Jesús Soto.

-Soto...-murmura Blacamán y contempla el río otra vez mientras se traga el ojo delicioso de un pescado gris.  

(*) Esta historia me la contó Jesús Soto a orillas del Orinoco.  

Fotografía: Vasco Szinetar.

Fuente: https://www.facebook.com/photo/?fbid=10228497270357901&set=a.4673512116907

No se equivocan de cola

DE UNA ENFERMA NEUTRALIDAD

Luis Barragán

“Afirmaciones o diagnósticos que no podían

 rebasar los límites de mero enunciado

sin valor probatorio para quien, como yo,

había conocido a Carlos cuando ya era el

Carlos de ahora, un hombre sujeto a impulsos

contradictorios que, dentro de una general

tendencia a neutralizarse mutuamente,

explicaban sus altibajos, una inestabilidad cuyo

intrincado origen, si se me pidiera que

también lo explicase, tendría que inventarlo”

Luis Goytisolo (*)

Ocurre con toda guerra y escaramuza: luce imposible invocar y sostener una postura de absoluta neutralidad personal, yéndose al demonio aquellos principios y valores que nos sostienen o dicen sostenernos. La consabida invasión rusa,  trastocada en indecibles imágenes y videos  que revienta la telefonía portátil,  nos fuerza a adoptar una determinada postura por muy lejanos  que creamos los acontecimientos de inevitables consecuencias en este lado del mundo.

       La sola presencia del presidente ucraniano,  Volodímir Zelenski, en la primera línea de combate, ha levantado admiración, prestándose para satirizar a nuestra dirigencia opositora, aunque la intuimos tan decisiva para levantar la moral de las tropas, moviéndose  en líneas más seguras al tratarse de la conducción política de la guerra. Los tristes eventos actualizan nuevamente nuestro talante, permitiéndonos un enunciado que tiene por remoto origen el populismo petrolero: corear la opinión mayoritaria, ya que si la nuestra fuese contraria, mejor sería hacerse el gafo para no comprometerse (término clave), arriesgando favores, prebendas, privilegios o ventajas.

            Heredamos aquella conducta impuesta por un modelo rentista que fue capaz de complacer  o satisfacer a muchos, diferente al latifundista de muy ayer, o al actual que confiará en las llamadas zonas económicas especiales,ambos destinados a las minorías. Puede notarse en la vida cotidiana, clickeando en las redes sociales que tienen un “me gusta” que permite cumplir exclusivamente con el amigo, vecino,  familiar,  copartidario, o  correligionario y, en lugar de precisar algo sobre el texto, evitando reproducirlo, se hace tributario de una vieja interpretación serrateana: “Yo me manejo bien con todo el mundo”.

            La faceta es muy distinta a la mesura, prudencia o moderación, políticamente peligrosa por escapista y utilitaria, ambigua y oportunista, condescendiente con aquello que se presume combatir. Llegamos muy lejos con el actual régimen, gracias a esa actitud que también se la presume invisible, desapercibida e inocua, considerando estúpido al resto de la humanidad.


        Recordamos el pasaje de la vieja novela de Goytisolo, hallándolo fácilmente en la edición digital, como seguramente no hubiésemos podido hacer con el ejemplar físico que ya está ausente de nuestra modesta estantería: no hay una absoluta neutralidad existencial y de tanto probarla, las contradicciones corroerían a su portador en constante mudanza de opiniones, enfermándolo. Sin embargo, en perpetua pandemia, el asunto se convertiría en sistema político, como pasó en Venezuela;  y quizá,  por ello, nos sorprende tanto que haya ucranianos haciendo la cola para conseguir un arma y defender a su país, incluyendo a personas de notoriedad, al igual que rusos que airadamente protestan a Putin por arrastrarlos a una guerra, yendo presos, en lugar de irse del país o diligenciar una bolsa de comida.

(*)            “Teoría del conocimiento”, Seix Barral, Barcelona, 1981: 111.

Reproducciones: Una microscópica muestra de la mensajería digital. De la rubia armada, refiere la diputada venezolana Liz María Márquez en su cuenta de Instagram: "Varios políticos ucranianos están tomando las armas y uniéndose a su ejército contra los invasores rusos. En la gráfica la congresista @kira.rudik con un rifle Kalasnikof presta al combate". De la Kovalskaya, se hizo eco Gabriela Montero, a quien se le entendió muy bien. 

28/02/2022:

http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/36771-neutralidad

domingo, 27 de febrero de 2022

Inspección ocular: libros de calle


Lo que va quedando de libros en Venezuela, sin hallarle un local adecuado,  toma la calle.  En anterior ocasión, hicimos referencia al lugar (https://apuntaje.blogspot.com/2022/02/bibliografia-de-resistencia.html).  No sabemos en cuánto tiempo podrá o podrán recoger los libros, en caso de emergencia (lluvia, etc.), y suponemos que lo más difícil es recogerlos al concluir la jornada que colocarlos paciente y entusiastamente al iniciarla. 
Fotografías: LB (Caracas, 20/02/2022).
LB

Universitates militaris

DE LA MENOR UNIVERSALIDAD POSIBLE

Luis Barragán

De los numerosos problemas cultivados y agravados por el régimen, uno de los más sobresalientes es el de la universidad. Por sus nada limitadas consecuencias, garantiza un golpe demoledor a la propia existencia de un país que ha olvidado que también fue concebido en aulas de tres siglos a cuestas, esperando por los eufemismos que le resten cada vez más universalidad.

Insistimos en el asunto, porque poderosas como atrevidas falacias se levantan en el espeso bosque de resignación de nuestras casas de estudios. La abierta complicidad de individualidades y sectores llamados a defenderlas, obliga a un par de precisiones necesarias de reiterar en torno a una nueva ley de universidades y a las elecciones pendientes por un largo tiempo.

En efecto, por una parte, hay quienes fueron devotos consumados del interinato y, ahora, diligencian con la llamada Asamblea Nacional de 2020 la discusión de un proyecto de ley que definitivamente comunalizará la educación superior en Venezuela, en un alarde del más infame oportunismo al que es indiferente el régimen que ya la controla totalmente. Olvidan deliberadamente que la sociedad civil organizada, a través de Aula Abierta, por ejemplo, planteó un proyecto de ley orgánica en la materia que, faltando poco, introdujo la Fracción Parlamentaria 16 de Julio a su debido tiempo, por lo que no pueden argüir sorpresa alguna.

Y, por otra, es tal el control ejercido que hace ociosa la convocatoria a comicios en todas y cada una de las universidades, siendo únicamente factible por la directa rentabilidad económica que pueda reportar la celebración masiva y simultánea para una feria de contrataciones especializadas. Esos funestos diligenciantes muy seguramente están conscientes que tamaña celebración equivaldrá a una plebiscitación del régimen mismo que le permitirá postergar el venidero torneo presidencial de sus formalidades por siempre violentadas.

Les importa un bledo circunscribir el aula venezolana a los exclusivos propósitos e intereses de un régimen tan incompatible con ella: universitas, universitatis, universitas scholarium, devenida universitates militaris, por cierto, negadora de la tan fundamental y definitoria libertad de cátedra para estos centros esencialmente de adiestramiento. Terrible la irresponsabilidad en la que incurren jurando salvar a la universidad con una mano puesta en la biblia, mientras emplean la otra para tocar la puerta de todas las humillaciones: sólo salvarse ellos mismos, es la consigna.

27/02/2022:

https://www.lapatilla.com/2022/02/27/luis-barragan-de-la-menor-universalidad-posible/

 https://elportal24.com/2022/02/luis-barragan-de-la-menor-universalidad-posible/

Fotografía y nota: LB (Caracas, 08/02/2022).  Remodeladores de la Universidad Central de Venezuela, mano de obra buena, bonita y barata para los exclusivos contratistas que, faltando poco, no concurrieron a licitación alguna, desconocidas las grandes cifras en juego. La "chamba juvenil", sin la vestimenta y los implementos adecuados: ni siquiera escaleras. 

Caza de citas

PARÁBOLAS A MITAD DE SEMANA

¿Qué falta de pensamiento te consume?

¿has andado? ¿has venido?

Tienes cara sonámbula de típico retrato

ver fotografías que siempre son de ayer

es igual a sentarse en un sillón de júbilo y tristeza

un balance que nunca sale bien

pero deja ternura

y remordimientos de reírse a solas

Busco en la decisión de la corriente

el porqué de alejarse y no hacer pozos

aunque retoñan árboles y saltan grillos

pero el mar llama ejerciendo su hechizo

sobre las aguas que apenas van naciendo.

El mar pone coto a todos los torrentes.

Ya basta de parábolas domésticas.

No sé cómo actúan en otros lugares

pero los parques y las plazas que he abordado

son agradables hasta que policías y ladrones desenvuelven sus mañas

-Menosprecian la vida sutil de ardillas, pájaros, hormigas y termitas-

puede que antes de eso te haya estafado un poco

alguno de los vendedores tradicionales

o te hayan recomendado una novela, una película

que resultaron bodrios porque cada quién tiene un gusto a su tamaño


lo cierto es que la vida va pasando

y si no disfrutas algo de lo bueno que consigas

te morirás de aburrimiento

y aburrirse carece de nobleza  

José Pulido  (*)

(*)  Este poema lo mostré una vez o dos veces. Ahora tiene la magnífica compañía de una fotografía de Carlos Ayesta.

Fuente:

https://www.facebook.com/photo/?fbid=10228463378390623&set=a.4673512116907

Noticiero retrospectivo

 - Nelson Hippolyte Ortega. "Acorralan a Diego Arria". Élite, Caracas, nr. 2.750 del 09/06/1978.

- Jaime Lusinchi destituyó mediante decreto a Leopoldo Díaz Bruzual del Banco Central de Venezuela. El Nacional, Caracas, 07/02/84. 

- Alvaro Carrera. "Polígono: El despertar". Tribuna Popular, Caracas, 03/03/89 (27-F).

- José Luis Vethencourt. "Los jueces: críticos del sistema penal". El Nacional, 11/09/79.

Reproducción: José Giacopini Zárraga. El Diario de Caracas, 18/10/1993.

Breve nota LB: Clickeándola, se amplía la imagen. 

Prolongada represión

EL 27-F DEL TIEMPO QUE CORRE 

Guido Sosola

Las cosas no estaban  bien al comenzar 1989, pero tampoco era el infierno tan hábilmente pintado por entonces.   Es necesario y hasta urgente, en términos socio-económicos, hacer una comparación entre aquélla época y la actual: las cifras, ahora traspapeladas en las redes, pendientes las ocultas, revelarán el amargo y abismal retroceso que hemos experimentado. 

A las nuevas generaciones no les puede dar flojera investigar al respecto, engatusadas   por el régimen que hizo del 27 de febrero su talismán. Una versión interesada y facilona, distorsionada y pertinaz, dice haberlo legitimado eternamente.

Se veía venir aquella tragedia, como le refería Pedro León Zapata a Coromotico en la edición de El Nacional del primero de marzo del citado año.  Fue la secuencia lógica de una narrativa que inundó todos los rincones de la sociedad, intentando Pérez un viraje que las otrora clases partidistas no asumieron, embochinchadas por sus privilegios, mientras que una muy minoritaria medraba a la espera de un juego de armas, y los ministros políticamente incompetentes, por doctos que fuesen en  materia económica, tampoco supieron calibrar con suficiencia.

          Todavía no existen las pruebas irrefutables, pero tenemos la convicción de unos acontecimientos planificados, o que, en todo caso,  prendiendo las protestas por el alza de Bs. 0, 25 de la gasolina que no se había materializado, fueron catalizadores de aquellos propósitos previos  que le restan toda la espontaneidad que se ha deseado para la fecha. Nadie desconoce que los eventos estuvieron  circunscritos a la región capital, o que pudieron explotar en una posterior ocasión para acabar  con la inmensa burbuja que la campaña presidencial adeca creó tan irresponsablemente, en 1988, pero no se diga de la más absoluta inocencia que los febreristas y novembristas de 1992, simplemente, desmintieron.

Si fuese el caso, podemos asegurar que nuestro caracazo de todos estos años, real y evidente, tuvo una particular y masiva respuesta represiva: sacar a más de siete millones de venezolanos de su país, víctimas de penurias y -  en no pocos casos -  de una escalofriante xenofobia. Quizá porque la llamamos diáspora, amable eufemismo que transmite un poco la distraída intención de buscar nuevos derroteros con algo de cómoda evasión, no sentimos o decimos no sentir todo el morbo y la crueldad del exilio forzado al que los narradores y poetas aún no le llegan. 

27/02/2022:

https://www.lapatilla.com/2022/02/27/guido-sosola-el-27-f-del-tiempo-que-corre/

Weltanschaunng caribeña

DE VILLANÍAS Y MEDIANÍAS

José Rafael Herrera 

No resulta fácil ponderar la profundidad de los daños que cierto tipo de telenovelas -obviamente, las más populares, las de mayor raiting- pudieron haber ocasionado sobre la consciencia social de los venezolanos. No hace mucho tiempo, la selección de fútbol venezolana -la “Vinotinto”- debía enfrentar a la selección chilena -la “roja”. Días previos a la confrontación deportiva, en Chile, los medios de comunicación anunciaban el partido bajo la siguiente premisa: “Ellos saben de telenovelas. Nosotros sabemos de fútbol”. A pesar de la dureza de la frase, e incluso, a pesar de que tampoco es que los chilenos sean precisamente los mayores exponentes del fútbol en América Latina, algo de verdad retumbaba en los intersticios de aquella mordaz, abigarrada y, sobre todo, vanidosa consigna de quienes finalmente terminarían aprendiendo a hablar -no sin ciertos bemoles- el idioma español gracias a don Andrés Bello.

Desde el comienzo de los años sesenta del siglo pasado, poco después de que comenzaran a llegar los primeros exiliados cubanos a Venezuela, Diego Cisneros fundó Venevisión, con lo cual una suerte de Weltanschaunng caribeña, heredera tropical de Corín Tellado, se fue abriendo espacio y tiempo en territorio venezolano. La primera novela que transmitió el canal se llamaba La cruz del diablo. Ya para 1965 la estación televisiva emitía 18 de los 20 espacios de mayor audiencia en Venezuela. Y en 1971, la telenovela Esmeralda, escrita por la cubana Delia Fiallo, protagonizada por Lupita Ferrer y José Bardina, se había convertido en un auténtico acontecimiento nacional. Como en su tiempo lo fue, sin duda, El derecho de nacer, de Felix Caignet, protagonizada por Conchita Obach y Raúl Amundaray -“Albertico Limonta”-, que comenzó a ser transmitida en 1965 por el canal de la competencia, RCTV. Una telenovela que duró, nada menos, que 600 capítulos. De ahí en adelante, y no sin razón, los jocosos caraqueños comenzarían a llamarlas “teleculebras”. Y no sólo por su longitud, por cierto, sino, además, por sus enredos, torciones, intrigas, “colmillos” punzantes y por el respectivo “veneno” administrado. Todo lo absolutamente extraño a un mínimo de buen sentido y, por supuesto, de sentido estético. Desde entonces, la gran industria de la pobreza espiritual fue marchando “a paso de vencedores”.

Con los años, las cosas se fueron empeorando, y el perfeccionamiento de la villanía como modo de ser fue concreciendo. Las “malas” o los “malos” se hicieron de un nombre, hasta transformarse en modelo de vida de todo aquel que aspirara a abrirse paso en la vida, no precisamente por las calles del medio sino por los atajos o los “caminos verdes”. Por fortuna, hubo toda una generación entera de escritores que, más que raiting, dejaron un mensaje de ciudadanía, ubicado muy por encima de los grotescos embrollos y la vulgaridad. Los trabajos dejados por José Ignacio Cabrujas, Salvador Garmendia, César Miguel Rondón, César Bolívar, Pilar Romero, Julio César Mármol, Boris Izaguirre, Carolina Espada, Leonardo Padrón, entre muchos otros, dan cuenta de ese importante esfuerzo por salir de la interminable pesadilla sembrada, que en mucho afectó -y logró colmar de pasiones tristes- la idiosincrasia de los venezolanos.

Un ejercicio interesante consistiría en imaginarse a ciertos dirigentes políticos de hoy en su pubertad, sentados en el sillón frente a la tele, con su gorrita tricolor y sus “chancletas de la victoria”, viendo -¡y aprendiendo!- no del Rey Lear, Macbeth, Hamlet, y ni siquiera de la Doña Bárbara de Gallegos o del Boves el Urogallo de Herrera Luque, sino nada menos que del estribillo de trapisondas de Leonela, Topacio, Cristal o Paraíso. He ahí las “obras completas” de unos cuantos “líderes” del gansterato y de la llamada “oposición”, los mismos que no tienen ni la menor idea de lo que significa ese concepto de origen aristotélico, por cierto. ¿Alguien podría imaginarse a Nicolás Maduro o a Diosdado Cabello leyendo a Shakespeare, a Lope de Vega o a Goethe? ¿Alguien, en su sano juicio, podría representarse al “doctor” Bernal acariciando las páginas del Tratado sobre la tolerancia de François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, o el Tratado Teológico-Político de Spinoza?

Pareciera que la actual situación que padece Venezuela es asumida por su dirigencia política en clave de la peor telenovela. Su modelo puede instintivamente saltar desde la buena y humilde campesina -o campesino- venida -o venido- a la ciudad en busca de oportunidades y, por supuesto, del “amor verdadero”, hasta el papel de “la mala” -o el villano-, una “bicha” -o un “bicho”- intrínsecamente malvado. La maldad por naturaleza, generadora de la desgracia de sus potenciales rivales, capaz de hacer “lo que sea” para verlos arrastrados ante sus pies, suplicando piedad, mientras muerde el polvo. De ahí a arrojar a un concejal por la ventana de un décimo piso no hay, en el estricto sentido de la retorsión, mucha distancia. O presidir la resistencia estudiantil para terminar haciendo el papelazo de burócrata del gansterato en las medianías universitarias. Cosas de la concupiscencia telenovelezca, efímeras, propias de toda ficción de poder. Los unos porque son fascistas, pero se niegan a reconocerlo. Los otros porque también lo son, aunque no lo sepan. La conciencia dice lo que no sabe y sabe lo que no dice, observaba Hegel.

Caso de excepcional mención merecen los villanos de la oposición “radical”, los “puristas”, los managers profesionales de tribuna, liberales “desprendidos”, que imaginan formar parte esencial de una gran cruzada cívica y nacionalista, de una epopeya hecha de los retazos que brotan de las medianías espirales de sus teclados, al que conciben como núcleo central de una suerte de teodicea infinita. “Without merci!”. Inteligentes, sin duda. Pero hábilmente falaces. Son los expertos en “revelaciones”, los que sólo logran ver sombras, oscuridad y gatos pardos en la noche, los remedos de los Schelling,  los Schopenhauer y los Nietzsche del presente. Los mejores aliados del totalitarismo. Terroristas cómodos y a ratos ingenuos. Villanos snug, maniqueistas de papel maché, que ni por un instante se atreven a decir del régimen gansteril lo que gritan de viva voz contra quienes consideran como sus enemigos, a quienes califican de “oposición blandengue”. Forman, en suma, la villanía de la medianía. Cuando la visión del mundo de un país está mediada por la truculencia de sus peores telenovelas, las cosas sólo pueden llegar a tener un “final” de yeso, pero no de mármol. De ahí la necesidad de recomponer las ideas y los valores. ¡Vaya daño el de los mass media, sus ratings y sus “culebrones”!

Fotografía: Marina Baura y Raúl Amundaray, tomada de la red.

24/02/2022:

sábado, 26 de febrero de 2022

Guiatura

¿PODRÁ UN CIEGO GUIAR A OTRO CIEGO?" (SAN LUCAS, 6: 39-45)

Domingo 8C TO : El ciego no guía a otro ciego

José Martínez de Toda, SJ

Pregunta 1   Jesús es muy imaginativo, utiliza muchas imágenes. ¿Qué significan las que usa hoy?

Hoy Jesús nos presenta tres imágenes para decirnos cómo tienen que ser nuestras relaciones en la comunidad cristiana.

La primera se refiere a quiénes deben ser nuestros guías.

Y Jesús pregunta: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?” (Lc 6, 39b).

Esto lo trata Charlie Chaplin en una película. Dos ciegos se van acercando a un hoyo, y nos preguntamos ¿Qué pasará? Pero Chaplin encuentra la manera de sorprendernos al caer.

 

Pregunta 2 – ¿Qué nos enseña la imagen del ciego que guía a otro ciego?

            Hay varias clases de guías:

Algunos guías son ciegos. Y debemos tener cuidado de no caer los dos ciegos en un hoyo. Para ello es el discernimiento, como lo llama S. Ignacio.

            Pero hay otros guías que saben muy bien lo que quieren. Hoy día hay tantos gurús, que quieren controlar nuestros espíritus, los negocios, la política, la salud, los romances, la familia... Lo triste es que tales gurús siguen su propio plan oculto – un plan egoísta. Algunos son predadores económicos o sexuales. Otros son idealistas, pero malos guías. Muchos han destruido sus propias vidas, pero creen que pueden ayudar a otros a tener éxito en las suyas. Ven nuestra debilidad – y por dónde se pueden aprovechar de nosotros.

Todos somos guiados, pero también somos guías: padres, maestros, sacerdotes...

Y como guías, tenemos muchas preguntas: ¿Cómo tengo que guiar? ¿Quién depende de mí? ¿Guío con un buenel ejemplo o soy motivo de escándalo con mi vida desordenada?

 

Pregunta 3 ¿Cómo elegir al mejor guía? ¿A quién debo seguir?

Un buen guía conoce el camino, pero conoce también sus obstáculos y el final del camino.

Como creyentes, somos guiados por el mejor de los guías, Jesús.

Si nos dejamos guiar por Jesús, si le escuchamos y le miramos a Él, seguro que nosotros seremos también guías que ven claro, guías que se sacrifican por sus hijos, por sus alumnos, por sus feligreses… guías que no tiran la toalla, sino que caminan hasta el final.

 “¿Qué haría Jesús?”. Mantengamos este tipo de pregunta en nuestra mente. Nos ayudará mucho a hacernos más y más como Jesús en nuestros pensamientos y acciones.

Jesús es más que un buen consejo y más que una frase que repetimos. Jesús es una manera de vivir. Jesús es una llamada a vivir nuestras responsabilidades. Debemos ser “capaces de practicar el amor radical y el perdón basado en la merced que Jesús vivió y enseñó” (Holwerda, 341).

 

Pregunta 4 ¿Podría usted nombrar a tres personas que hayan influido y dejado huella en su vida? ¿Sus tres mejores maestros?

Quizá diré que son tres: mis papás y Jesús; quizá añadiría algún profesor.

Las primeras y mejores lecciones las aprendimos en casa. Los niños hoy tienen celular, Internet, televisión… y ahí aprenden de todos. Pero, ¿tienen personas que los orienten en lo que ven? ¿Sus papás se preocupan de lo que sus hijos ven?

Y nuestros papás nos llevaron a otro maestro: a Jesús, que nos enseña sobre todo con su ejemplo. Es el maestro que sabe y nos enseña. Jesús es "el maestro de la vida".

Para aprender las cosas de Dios tenemos un maestro, Jesús. Las cosas de Dios se transmiten de persona a persona, de creyente a creyente. La fe es una persona, Jesús. Para saber de Dios, tengo que acudir al Maestro, a Jesús. Sólo Él me lo puede dar a conocer.

¿Es Jesús el mejor maestro de mi vida? ¿Ha dejado huellas profundas en mi vida?

 

Pregunta 5 – ¿Qué nos enseña la segunda imagen; la del ojo impedido?

            Se refiere a la persona, que murmura y critica.

            Jesús reclama: “Hipócrita, echa primero fuera la viga de tu ojo, y entonces verás bien para poder sacar la paja que está en el ojo de tu hermano” (Lc 41-42; Mateo 7:3-5).

“No juzgues y no serás juzgado”. El que se fija en las imperfecciones de los demás, también es imperfecto, y el juez imperfecto también deja mucho que desear.

Es verdad que hay que denunciar el mal, sobre todo el mal público, y hay que manifestarse contra la injusticia social. 

Pero Jesús se refiere a nuestras relaciones personales, familiares, de grupo. Nos advierte sobre el peligro de agrandar el mal de los demás, ignorando el mal que anida en nuestro corazón. La crítica siempre tiene que empezar por uno mismo.

 

Pregunta 6 ¿Quién puede juzgar con propiedad?

Érase una vez una joven pianista que daba su primer concierto. Al final del concierto todos puestos de pie aplaudieron a rabiar. Y el manager le dijo:

-”Mira, todos están de pie aplaudiéndote, menos ese viejito de la primera fila”.

La pianista entristecida le contestó: "Sí, pero ese viejito es mi maestro". Y sabe los errores que cometí.

Sólo el Maestro con mayúscula, Jesús, puede juzgarnos hoy a su pueblo aquí reunido. Si Él no aplaude, mala señal. Sólo Dios es el juez de la gente. Sólo Él conoce nuestros corazones. Sólo Él conoce cuándo y cómo responder al pecado.

 

Pregunta 7 ¿Cómo conocer al verdadero cristiano? ¿Cómo ser verdadero cristiano?

Jesús nos indica una tercera imagen de cómo discernir apropiadamente.

Por los frutos los conocerán” (Mateo 7:20). No hay árbol sano que dé fruto podrido, ni árbol podrido que dé fruto sano. No se cosechan higos de los cardos ni se vendimian uvas de los espinos.

Ojalá que nuestras palabras y acciones reflejen lo que siente nuestro corazón espiritual, de la misma manera que una radiografía (o una imagen por resonancia magnética)  refleja la condición de nuestro corazón físico. La persona que no dice la verdad o que utiliza palabras que hieren, no tiene un problema de comunicación; lo que tiene es un problema de mal corazón.

            Cuidado con la crítica negativa. Recordemos la parábola del fariseo, que rezaba así:

- “O Dios, gracias te doy porque no soy como los demás: ladrones, adúlteros. Y, por cierto, no soy como ese publicano recaudador de impuestos, que está allí lejos. (Lc 18, 9-14).
            Si me preguntan por los defectos de mis compañeros, en seguida les digo: “Una multitud”. Pero, si me preguntan por sus cualidades, tardaré una hora en encontrarlas y decirlas. Jesús dice: “No juzgues, y no serás juzgado”.

Y el Papa Francisco dice: “¿Quién soy yo para juzgar?

Fuente: Correo electrónico.

27/02/2022:

Misa Cardenal Baltazar Porras: https://www.youtube.com/watch?v=N6gaw2WFgZ0

Reflexión Padre Arturo Peraza: https://www.facebook.com/arperaza/videos/321764569927603

Texturas

EL CARNAVAL

Nicomedes Febres Luces

Cuando niño mi madre me disfrazó algunas veces durante el carnaval y de testimonio quedan por allí algunas fotos donde apenado aparezco de príncipe con jubón negro como a los seis años y otra disfrazado de vaquero con mi primo hermano, más hermano que primo Diego Nuñez, hoy flamante médico norteamericano y magallanero. Recuerdo vagamente los desfiles de carroza por la avenida Bolívar en tiempos de Pérez Jiménez donde se recibía el papelillo y los caramelos. Pero siempre me ha parecido el carnaval poco interesante por lo que acostumbraba aprovechar los días de asueto para ir a Ocumare de la Costa y Cata con mis mejores amigos de juventud y hacer pesca submarina. Un par de veces me fui al baile de carnaval del Hotel Tamanaco en plan de cacería erótica con una negrita. Diría que no tengo ningún apego a las fiestas báquicas de esta época anual y cuyo origen son las bacanales de la antigüedad para celebrar el fin del invierno y la llegada de la primavera cuando había que volver a la siembra y el trabajo, época de laboriosidad que nuestra religión transformó en cuaresma, período de abstinencia por los excesos del carnaval o fiestas de Baco. Lamentable es que nunca se haya escrito un texto serio sobre el carnaval venezolano y de hecho con el material que poseo escribí un anexo sobre el carnaval aparecido al final de mi libro de las putas. Desde el carnaval colonial cuando la ciudad quedaba en manos de la escoria social que tomaban las calles para ofender a los transeúntes con sustancias nocivas de almagre y azulillo, hasta los gloriosos días del carnaval gomecista y el perezjimenista, los mejores desde los tiempos del Ilustre Americano el general Guzmán Blanco. Eso es lo malo de la gente seria que nunca escribe divertido. Asocio el carnaval de mi juventud a Daniel Santos y Felipe Pirela, mis cantantes favoritos. Pero el carnaval también tuvo una época hermosa llena de ingenuidad cuando era importante en la vida social a comienzos del siglo XX y tengo fotos de los templetes de entonces y de los concursos de reinas de carnaval entre las muchachas bonitas de cada parroquia caraqueña y cada candidata movilizaba a sus seguidores para ser la reina del carnaval. La gente consignaba por escrito su voto ante la junta de carnaval del año y muchos vecinos acomodados abrían las puertas de sus casas para invitar a sus bailes.

Como prueba de lo anterior muestro una postal de 1905 de un vecino llamado Felix V. Guedez consignando su voto en una postal romántica de época a favor de la señorita Manuela Mujica, seguramente en el concurso de la reina del carnaval de ese año. Además las elecciones de las reinas del carnaval de Caracas fue el semillero que dio origen a los concursos de belleza entre las mujeres venezolanas en la década de 1940 o 1950. 

Fuente:

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LLUEVE Y ESCAMPA

Nicomedes Febres Luces

Conozco a gente muy inteligente, diría incluso brillante de quienes me he considerado buen amigo y basta con citar un par de nombres para sentirme orgulloso de nuestra amistad y pienso en Pedro León Zapata y Rafael Cadenas, nuestro poeta mayor. Y un rasgo de esas personas es la sencillez, casi la humildad pese a estar rodeado siempre de admiradores. Se debe ser casi un genio para poder ser humilde, que es una virtud cardinal. Todo lo contario es la vanidad sin razón o fundamento y mucho peor es la borrachera que induce el poder político. Nombre usted a un cuñado, o un adulador de un dirigente político en un alto cargo y vera la transformación de personalidad que le sucede. Así sean feos se sienten bellos, se vuelven distantes y si antes eran conversadores, con el poder se vuelven silenciosos, simulando sabiduría, mutismo y reflexión, chasqueando los labios antes de opinar como doctos, como emanando un aire de superioridad que ofende. De golpe y porrazo se sienten inteligentes, astutos, enigmáticos. Claro, el poder tiene algo de afrodisíaco para muchas mujeres y para gente de naturaleza servil, que luego de la caída del poderoso serán sus peores críticos cuando antes eran sus adulantes porque todos sabemos que al final solo son unos pendejos alzados. Detrás de todo adulante siempre hay un traidor y lo conversaba hace muchos años con mi querido amigo Edecio La Riva, que era vicepresidente social cristiano y cuando en largos viajes en carro hicimos juntos la campaña presidencial de 1968. Edecio, que era muy sencillo y siempre se hacía pasar por pendejo y campuruso, era un experto en el tema que luego recopiló en un libro titulado Elogio de la Adulancia. Lo digo a cuenta de las declaraciones de dosdado luego que le quitaron por ahora la sede de El Nacional a Miguel Henrique Otero. Actuó como un fanfarrón y un perdona vidas, como olvidándose de una norma central del poder, cuando todos sabemos que en política llueve y escampa como decía mi abuelo Chiche que había visto a sus noventa años a muchos muertos cargando basura. O como nos preguntaba cuando hacíamos apología de alguien: Y…. ese señor ha mandado en este país? Así se conoce la naturaleza verdadera de la gente. Sí señor, llueve y escampa.

La foto del día es en el Concejo Municipal el público esperando la designación de la mejor carroza y comparsa del carnaval de 1909. A comienzos de siglo era muy importante las carnestolendas en Caracas y se designaba una junta promotora del mismo que laboraba un año para darle realce a las fiestas. Algunos de los presidentes de la junta de carnaval de Caracas fueron gente como el viejo William H. Phelps o el doctor Henrique Pérez Dupuy que eran tan austeros y excelentes administradores que devolvían buena parte del presupuesto asignado por el concejo para las fiestas y templetes porque había sobrado gran parte del dinero. Toda comparación es obvia. Ver menos

Fuente:

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EL PAÍS QUE FUIMOS

Nicomedes Febres Luces

A nuestra edad uno tiene una perspectiva distinta de la vida y del futuro y deseamos que las futuras generaciones no cometan los mismos errores que la nuestra. He tratado de investigar el país civil que fuimos y me asombra lo poco que conocemos de nuestro pasado, al revés de un pueblo como el judío que ha sido errante la mayor parte del tiempo y se mantiene unido por el afán de reconocerse. Lean la vieja historia de la humanidad y verán pueblos extinguidos uno tras otro, unos destruidos o exterminados, otros asimilados a pueblos diferentes, usualmente como esclavos. Cuánto quedará de la venezolanidad producto de este desastre causado por los militares y sus aliados, los otros enemigos de la patria; desde los socialistas hasta los saqueadores capitalistas criollos y extranjeros? Cuanta venezolanidad quedará entre los que emigraron por razones personales y cuyos hijos ignorarán hasta el Alma Llanera, o de Venezuela solo oirán de pasada de las playas de Margarita, el Salto Ángel o la Historia de Simón Bolívar? Mientras más indago en nuestra historia más me asombra lo que ignoramos. Hemos gastado nuestro tiempo en la diatriba política menor, en los intereses pequeños, en la vanidad pendeja de estar más pendientes de parecer que de ser, y en la banalidad superlativa. Cuanto talento produjo el petróleo para nuestra nación, mucho, gran parte ido ante las dificultades actuales, que además se irritan cuando uno les echa en cara su ingratitud y deslealtad.


En mis archivos no hay fotos de los presidentes más allá de las que me han regalado, o conseguido por casualidad y el noventa por ciento son fotos del pasado lejano y de mujeres de todo tipo pese a que he puesto énfasis en los humildes, los indios, los negros, el hombre de a pie que aparece al borde la foto. Me interesé en especial en la historia ignorada, en la historia femenina y la historia civil que han sido los más desasistidos, en los paisajes de aquella Venezuela rural de hace más de un siglo, he encontrado muchos fotógrafos desconocidos del siglo XIX cuya obra he seguido y estudiado, desde Juan José Benzo, acaso el más grande fotógrafo caraqueño del siglo XIX o Bernardo Díaz Báez, el carupanero que lo hizo todo y bien, y realizó como aficionado las primeras fotos estereoscópicas en vidrio en Venezuela y que murió de Chagas en 1931 y cuyo libro publique, pero gran parte de esa edición se perdió por el descuido de los interventores del Banco Canarias que los dejaron sin protección en una inundación. Algo insólito es aquella época que fotografió Díaz Báez y cuyo archivo adquirí de un amigo, excelente persona que me los cedió por lo que había comprado el archivo. En mis archivos hay muchos héroes civiles desconocidos que debo promover, incluso en esta época nona y triste de la república.

En la foto la imagen de la sala del botiquín Petroria que no sé dónde quedaba en Caracas, pero se llamó así por los años de la guerra de los Boer en Suráfrica pues los nombres que aparecían en la prensa provocaba que muchos locales comerciales de la ciudad tomaran esos nombres. 

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LA MEMORIA

Nicomedes Febres Luces

Admiro las personas que se han dedicado a rescatar nuestra memoria común para preservarnos como sociedad, hacen un gran trabajo y merecen el reconocimiento colectivo. Constituyen grupos de miles de seguidores que comparten imágenes privadas y locales del país que fuimos y eso constituye un gran esfuerzo contra el olvido como lo desea el chavismo que en su ignorancia cree que el pasado debe comenzar con ellos. Parte de esta lucha contra la ignorancia y contra el olvido es esto de traer esas imágenes del pasado, mucho más gloriosos y dignos que este ominoso presente, canalla, ruin y digno de la mediocridad que es este régimen. Lo mío es distinto, por cuanto reconstruyo el pasado que nos antecedió porque en aquél viejo país no había ni los medios ni la conciencia ni la valoración de la conveniencia de cuidar los testimonios del pasado y conservar la memoria común. A veces uno lee la diatriba sobre el accionar de Pérez Jiménez sobre Caracas que la cambió en una década como lo hizo en la vieja ciudad colonial el general Guzmán Blanco en el siglo XIX. La negligencia democrática fue tanta que ni siquiera existe un museo de la ciudad de Caracas como lo trataron de construir durante la gestión de Domínguez Sisco cuando presidente del cabildo caraqueño en los años sesenta. Hay que construir instituciones culturales al margen de la democracia, que tolera incluso que llegue al poder la ignorancia como es el chavismo que prefirió la destrucción del legado fotográfico de Luis Felipe Toro, antes que hacer varias copias de seguridad financiada por el suscrito, que a cambio conservaría una.

Pero igual sucede con un fenómeno tan significativo como lo es la publicidad, donde solo nos alumbra el libro seminal y perfectible de Antonio Olivieri sobre la Historia de ella en nuestro país. La publicidad es un reflejo de la realidad y en si misma es un fenómeno cultural. Me he dedicado a buscar imágenes publicitarias de la vieja ciudad como parte de mi indagación y hay maravillas entre los afiches y los volantes que se repartían en las calles de Caracas entre los transeúntes y pacientemente he reunido más de un centenar. Por ejemplo, acaso sabemos de todos los movimientos musicales de óperas y conciertos realizados en Venezuela en el siglo XIX ? Hay maravillas y basta ver los humildes folletos publicados con la música y la letra de óperas famosas publicadas aquí por editoriales como la de Valentín Espinal o en la imprenta de Mariano de Briceño o de Alfredo Rothe como editor en mil ochocientos y tanto.

Hace un par de años compré un conjunto de viejas cajetillas de cigarrillos vacías seguramente guardadas por un señor que se dedicó a coleccionarlas hace un siglo largo como está llamada La Lucha que nos remonta por el logotipo a la famosa fábrica de fororo, maíz cariaco y otros productos del viejo país 

Fuente:

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CONVERSACIONES

Nicomedes Febres Luces

Ayer hablé con una vieja amiga, que fue mi alumna en la Facultad de Medicina y una vez graduada de médico la pretendí y tuvimos amores al punto de estar cerca de casarnos, pero para bien o para mal no lo hicimos, y es una mujer que siendo tan bella, es también una mujer de una gran integridad personal. Ella además de psiquiatra está dedicada a terapias alternativas de las cuales es fervorosa creyente y me contaba de los desastres morales de algunas autoridades sanitarias de este régimen cuando comenzó, que pretendieron aplicar operación colchón a muchas profesionales jóvenes prevalidos de su poder. Hoy nos une una sincera amistad, pese a que hablamos pocas veces, pero me lo contó porque los acusados eran mis amigos de la juventud con los cuales tuve militancia política en los años sesenta, cuando eran jóvenes pudorosos y decentes que estuvieron a mi lado en nuestras refriegas juveniles contra la insurrección castro comunista. Eran tan pudorosos que se fueron a la Izquierda Cristiana y luego en el MAS aterrizando al final en el chavismo. Confieso que me asombró la acusación por ser un acto tan infame y degradante. Tratar de aplicar operación colchón sobre cualquier mujer me parece despreciable y es un acto vergonzoso para cualquier hombre que se precie de serlo y más prevalido del poder. Solo que haberse degradado hasta pertenecer al chavismo hace de esa acusación un acto creíble, investigable y punible. Trabajé en altos cargos administrativos en el aparato del Estado solo al final de la primera presidencia del doctor Caldera y siendo entonces tan joven e influyente recibí muchas insinuaciones las cuales decliné caballerosamente y miren que me gusta la guachafita, pero el poder siempre debe hacerse respetar. Cuando hubo el cambio del régimen con el primer gobierno de CAP, decidí, pese a que el nuevo gobierno quiso que siguiera en el cargo, renunciar para dedicarme a mi profesión médica y a la docencia de mi especialidad en la Cátedra junto con el doctor Oscar Agüero y en la Policlínica Caracas con el viejo Domínguez Sisco, mi gran maestro. Dos hombres con un magistral sentido del poder usado con rectitud e integridad. Que Dios me los tenga en su gloria.

Entre las fotos antiguas que tenemos en la colección algunas trasmiten mi visión de la mujer y de lo femenino. Una de esas fotos es la que aparece en la imagen del día. No conozco el nombre ni ningún dato de la fotografiada, pero transmite una gran paz y belleza espiritual. Una venezolana de hace un siglo. 

Fuente:

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