Consabido, jamás el régimen ha perdido el control administrativo de
Caracas. Y, por casi un cuarto de siglo, ha realizado un determinado modelo de
metrópolis ya consolidado.
A guisa de ilustración, en tiempos de absoluto dominio y auge popular
del chavismo, los de la dupla Barreto-Bernal, invasores presuntamente
espontáneos tomaron extensas áreas de El Pinar, como nunca antes había
ocurrido, en la cota 905. A pesar de las reiteradas y también reprimidas
protestas de los vecinos de El Paraíso, debido a la afectación de una zona
ambientalmente protegida, considerada parque nacional, nació otra barriada con
las consecuencias del caso, por no extendernos en torno a una modalidad de
negocios.
La promisoria como arriesgada barriada que todavía trepa el cerro,
cuando ya pocas cumbres quedan por alcanzar en la histórica ciudad,expone algunos contrastes harto visibles
desde el observatorio privilegiado de un conocido centro comercial. En un
sentido, hay inmuebles de varios pisos, frisados y pintados, un poco más inmediatamente
accesibles, cuyas capacidades sugiere un empleo comercial que va más allá de
resguardar a una modesta familia, al lado de los ranchos hechos a la vieja
usanza para ganar espacio al quemar la vegetación y terracear la cuesta, levantando periódicamente sendas columnas de
humo; y, en otro, es notable la coexistencia con las viejas edificaciones de
una urbanización venida a menos. En uno y en otro ámbito,prosperan las construcciones irregulares,
trátese de una casa levantada sobre bases inciertas, o de un penthouse coronado
por habitaciones adicionales, sincontar
con los cálculos – al menos – legalmente correspondientes para su debida autorización.
Desde Hoyo de La Puerta es posible observar una suerte de palacetes de
bloques desnudos, con terrazas que imaginamos de una envidiable vista
panorámica, como de una distribución interna bien argumentada por sus tres o
cinco pisos que penden de la colina como si un par de tachuelas lo sostuvieran
cual cartelera de corcho. Y tampoco es difícil imaginar el itinerario a cumplir
para tocar a la puerta principal, escaleras arriba, superadas las alcabalas de
varias bandas delictivas, y distante de la ruta troncal.
En las vecindades del Centro Médico de San Bernardino, o del Mercado
Municipal de Quinta Crespo, se aprecian los edificios invadidos de azoteas que
cuentan con el múltiple rancherío en franco desafío al diseño arquitectónico de los lugares, el
inmediato y el de las adyacencias. De todos modos, la torre de Confinanzas, en
la avenida Andrés Bello rumbo a la Urdaneta, por demasiados años de peligros, demostró
el provecho que puede obtenerse de cualquier rincón y recodo.
Recientemente, entre los puentes Páez y Ayacucho de la parroquia
Altagracia, colapsó un edificio al que dio tiempo de filmar en el curso del
suceso. Y, si bien es cierto que las autoridades públicas actuaron
diligentemente para evitar una mayor tragedia, no registrando pérdida humana
alguna (*), no menos lo es que un evento semejante era y es previsible, en una
reconocida quebrada, como la de Catuche, embaulada décadas atrás, a cuyas orillas
y casi inadvertidamente brotaron los excesos, tal como alguna vez apreciamos
desde el antiguo puente de El Guanábano.
Lo peor que puede pasar es que olvidemos el colapso del edificio en
cuestión y todas las construcciones irregulares que ka demagogia populista ha
visado, sin interpelarnos en relación al modelo y las políticas urbanas
vigentes que apenas puedan reputarse de tales. El olvido es mal consejero: por
demasiado tiempo el acontecimiento fue advertido y, sencillamente, a Chávez
Frías se le cayó un tramo decisivo del viaducto Caracas-La Guaira, ¿o, acaso,
fue un invento del imperialismo y sus lacayos, pues, jamás y nunca acaeció?
La noción de ahorro ha perdido todo valor en el curso del presente
siglo, destruyendo aquellas instituciones que lo estimulaban. Todo sacrificio
es castigo, bajoel socialismo huérfano
de cualquier compensación.
Antes, la sola pertenencia a una caja de ahorros, significó la
expectativa y posibilidad cierta de adquirir una vivienda u obtener un préstamo
para remodelarla, gozar de una póliza de seguro, andar en vehículo propio, cubrir
los compromisos académicos, actualizar el equipo telefónico, y hasta
vacacionar. Y, nada casual, la directiva de la entidad debía elegirse
periódicamente por el sufragio personal, directo y secreto de su membresía.
La exclusiva consideración de los préstamos hipotecarios, por ejemplo,
nos permite calibrar la conveniencia e importancia del cajerío.Y, en última
instancia, la de trabajar, literalmente trabajar aún en el país de las
facilidades rentísticas.
Por ello, valoramos la denuncia que ha hecho recientemente el gremio
profesoral por ante la Fiscalía General de la República, porque – en el caso
del sector público – el Estado no ha realizado los debidos aportes y, peor
todavía, se ha apropiado del dinero que ha descontado sistemáticamente al
personal docente de la Universidad Simón Bolívar, por largo tiempo.
Valga acotar, intermediando el sistema llamado Patria, un
impersonalísimo dispositivo tecnológico y administrativo, a cada profesor se le
descuenta por su afiliación a la asociación de larga data y tradición en Sartenejas,
pero los recursos no llegan al gremio, siendo enorme la deuda laboral contraída
con su reducidísimo personal y, prácticamente, por estos años, la directiva ha
subsidiado su funcionamiento con lo poquísimo que personalmente tiene. Sin dudas,
algo asombroso en la era no menos asombrosa de los fracasos socialistas.
Lo recuerdo
muy bien: asistí a una fiesta hacia mediados de diciembre de 1966 y, sin
querer, escuché un comentario que no tardó en propagarse temprano respecto a
una desgracia cercana a Venezuela.La pitonisa
aludida no precisó cuál, pero todo el mundo dedujo un terremoto o el triunfo de
las guerrillas fidelistas que estaba ya en nuestro horizonte.
Quizá porque
vivíamos cerca de la Corte Marcial por aquel tiempo, el repentino taladramiento
de la calle disparaba el inconsciente. Por aquellos días, la reparación del
asfaltado solamente lo detenía el traslado de los procesados del Cuartel San
Carlos a los predios de San Bernardino, o los de las cercanías a la celebrada
sucursal de Crema Paraíso, muchísimo más arriba que la fuente de soda del CADA
en los días que no existía la cota mil y apenas estrenábamos las autopistas
internas de llamativo nombre (el Pulpo, la Araña…).
La metrópoli
cuatricentenaria dio motivo para todo, prosperando los reportajes sobre la fragilidad
de sus edificaciones. Un movimiento sísmico, pendiente de acuerdo al ciclo más
o menos cumplido en la historia geológica de la zona centro-norte costera,ponía toda la atención en el ahora tan
injustamente olvidado Observatorio Cajigal.
Además, una
revista caraqueña de tradición, adquirida pocos años atrás por el incontrolable
Miguel Angel Capriles, estremeció a la opinión pública con su portada de la
mole del Centro Simón Bolívar en pleno descalabro sísmico. Y, al terremotear en
la ciudad el 29 de julio de 1967, Élite nuevamente rompió cualquier récord de
venta con una edición extraordinaria de un crudo y extenso reportaje de la
anunciada tragedia.
De modo que no
se trataba de una victoria guerrillera y, salvo el politburó del PCV que
pleiteó el resto del año con el barbazas de La Habana, como obviamente el
gobierno que comenzaba a esbozar una política luego conocida como la
pacificación, nadie sabía que la cosa estaba definitiva, política y
militarmente derrotada. De modo que todo llevó a un sacudimiento trágico del
sueño y su infernal ruido, por años recordados, completamente olvidados a 56
años de ocurrido ,en el curso de un inaudito socialismo que luce más feo y
prolongado.
Precisamente,
hoy, Caracas cumple 456 años de una definitiva fundación española que tampoco
ha de ser motivo de vergüenza al contextualizarse en el denso proceso histórico,
complejo y contradictorio, presto a las consabidas manipulaciones de la hora. Devastado
el país de una también difícil emigración, el resto de los venezolanos tiende a
desplazarse a la ciudad capital, suponiéndola dizque mejor amparada por un
gobierno que teme a las masivas protestas de sus habitantes, aunque sí debería
avergonzarle la inadecuada y hasta inexistente prestación de los más
elementales servicios públicos.
Vitrina de la
depredación, la metrópoli que no es otra que la del incansable deterioro,está
frecuentemente alcabalizada - aún en los lugares libres de toda sospecha - bajo
la consigna de la matraca que
complementa el salario de sus autoridades policiales; tienden a multiplicarse las interesadas calles
del hambre y sus tarantines, soportando el comercio formal todo el peso de una
injusta carga fiscal y parafiscal, además de tan desleal competencia; o, desde
las casas y edificios de particulares, son iluminadas las calles y avenidas que
conducen al otro yperverso subsidio que
no confiesan las cifras oficiales. De un
difícil y arriesgado tránsito, asaltadas las bolsas de basura por doquier,
levantadas sospechosamente las grúas por contadas obras de construcción para
locales que no tienen mercado, pero colapsan los servicios,entre otros graves problemas, a lo sumo, es un referente del poder formal
con sedes muy amuralladas, trastocado en poder comercial: el socialismo es el
de las superiores habilidades mercantiles desus protagonistas en clara disputa por la privilegiada plaza urbana.
El cambio de los
tradicionales símbolos de la urbe, y el que crecientemente sobrevendrá en
términos toponímicos de continuar el actual orden de cosas, confía en la
pérdida o el reemplazo de la identidad que tuvo.A esto se suma que poco o nada conocidos son
los titulares de los órganos del Poder Público de la entidad, ni sus numerosos
concejales, como antes se sabía de ellos algo más, profundizando en el extravío
de un perfil y de una agenda regional, traspapelada fácilmente la dirigencia partidista y gremial de la región con la nacional.
Por muchos
remiendos, prolongadísimas
remodelaciones, desexpropiaciones y parques de atracciones que haya, impera la ruindad en una urbe que se nos va
haciendo ajena, de celebraciones tan escasas como artificiosas, y con una rica tradición evaporada en lo que va de
siglo. Toda ella, está detrás de una vieja e inservible caseta
telefónica de la empresa estatal, en pie por muchos años y pintoreteada de
gris, que recientemente cedió y quebró por cansancio, y tardará
demasiado en ser recogida, como ocurre con tantísimas otras que conforman un
paisaje espectral.
La absoluta
inseguridad personal, no permite vivir, recorrer y disfrutar de Caracas, vista
con distancia desde el ventanal de la casa o la terraza de un centrocomercial, lectores de las crónicas de Hannia
Gómez, Marcos Negrón, o las recordadas de William Niño Araque. Un rincón del
planeta, cuya invocación estremece aún más allá de nuestras fronteras.
Más vale tarde que
nunca, en contraste con los años anteriores, existe hoy un mínimo consenso
sobre el carácter dictatorial de un régimen que se dijo la consagración de la
democracia en Venezuela. La otra convicción generalizada apunta a una especie
novedosa, la de los alacranes.
Todo un artefacto
verbal de vieja procedencia norcoreana, reencauchado por los cubanos, el llamado poder popular reniega de cualquier
expresión democrático-representativa.Y
es que la dedocracia activa rechaza el sufragio personal, directo, universal
y secreto para renovar los órganos del Poder Público y la más modesta junta de
condominio.
Desconocida la
naturaleza misma de los partidos, impidieron tempranamente la renovación estatutaria
del liderazgo político.No hubo, ni
habrá ocasión para un limpio proceso interno al extremar la judicialización con
el empeño de liquidar y subastar varias tradiciones.
Algo semejante ha
ocurrido con la sociedad civil organizada en todos sus ámbitos y niveles,en un conflicto abierto con el esquema y el
plebiscito comunales. Sindicatos, colegios profesionales y asociaciones
vecinales, por ejemplo, ostentan la misma directiva de varios lustros, impedida
la necesaria reoxigenación de sus dirigentes en claro desprecio y depreciación
del voto.
Reciente, Maduro
Moros mintió paladinamente al referirse a los años de la dictadura ucevista. Un
sencillo vistazo a la situación universitaria nos impone de un siglo XXI
repleto de ataques, presiones y agresiones a la autonomía demasiado antes
defendida, como ocurría con el precio bajo de la gasolina.
Piso indispensable
para su perfeccionamiento, es urgente reivindicar día por día las instituciones
fundamentales de la democracia liberal. Por ello,algo más que un contexto estratégico, creemos
que la mejor contribución que la sociedad civil organizada puede hacer a las
consabidas primarias presidenciales, además de aportar dignos nombres para la
comisión que las conduce,consiste en
convocar inmediatamente a los comicios internos de actualización de sus
entidades gremiales y territoriales.
Propiciando un
oleaje democrático y democratizador,las
elecciones masivas y simultáneas en el marco de una auspiciosa rebelión cívica
y, por supuesto, constitucional, marcando la pauta reivindicadora del sufragio,
podrá desembocar en la selección definitiva del abanderado presidencial de la
oposición. Esto es, invocando el auténtico espíritu del 23 de enero que no pudo
tergiversar y ahogar el socialismo en curso.
SOLICITAN
DISCUTIR LA RATIFICACIÓN DE PADRINO LÓPEZ AL FRENTE DEL MINISTERIO DE LA
DEFENSA
Por noveno año
consecutivo, el general en jefe Vladimir Padrino López desempeñará el
ministerio de la Defensa. Al respecto, el diputado a la Asamblea Nacional de
2015, Luis Barragán, solicitará la discusión del caso en la Comisión Permanente
de Defensa de la cual es miembro.
“El general
Padrino López – dijo - es el ministro de mayor duración en la cartera de
Defensa de nuestra más reciente contemporaneidad, únicamente superado por el
civil Carlos Jiménez Rebolledo, entre 1917 y 1929, al frente de Guerra y
Marina.Sin embargo,es necesario considerar el impacto que tan
prolongada estancia ministerial De Padrino López ha tenido y tiene en la
entidad castrense que, en los tiempos de la democracia, supo de una rotación
periódica de tan elevada instancia”.
Señaló que
“luce importante una evaluación de la gestión en el contexto de una Fuerza
Armada que debe estar al servicio de la nación y no de una parcialidad política
e ideológica, por lo que solicitaremos que la Comisión de Defensa del legítimo
parlamento aborde prontamente la materia”.
Dos décadas de un acumuladísimo poder,
incluyendo el perfeccionamiento de sus servicios y mecanismos de inteligencia,
nos remiten a la noción y exitosa ejecución de sendas jugadas de laboratorio. Quirúrgicamente
administrado el uso de la fuerza,luego
de las masivas demostraciones de 2014 y 2017, los más retorcidos caminos
condujeron a la increíble derrota de las grandes mayorías por la perpetua
minoría que no dudó ni tardó, en botar
del país a más de ocho millones de venezolanos.
Obviamente, nada luminosa es la etapa que se
avecina para la oposición de acuerdo a los constantes anuncios y desplantes públicos
que hacen los voceros de un oficialismo tan pedante como pendenciero.No obstante, por mucha carnestolenda
electoral y bolsas de comida que haya para los selectos grupos que acostumbra a
movilizar, también podemos esbozar con
facilidad una tenebrosa, inédita e inconclusa temporada para los fanáticos,
simpatizantes, admiradores, y secuaces de mediano y menor calibre del partido
de gobierno y de las demás fuerzas que subsidia.
Las llamadas megaelecciones parecen lejanas en
el cálculo pormenorizado de los ocupantes de Miraflores, debido a la difícil flexibilización interna y a las concesiones que
acarrea el inmenso y simultáneo reparto de todos los órganos del Poder Público
que pueden distraerlos, olvidando el dato principal: la personalísima
continuidad de Maduro Moros, en circunstancias muy distintas a la suerte
electoral que echó Chávez Frías en la era inaugural de 2000. Una muchedumbre de
candidatos chavistas y maduristas, extraordinariamente confundidas ambas
tendencias históricas,implica el
reconocimiento y la negociación con las distintas corrientes e intereses que
emergen día a día, algo más que inherentes a un prolongado ejercicio del
poder.
Luego, en la búsqueda desesperada de una mínima
legitimación en los términos tan arbitrarios de la llamada revolución, la
apuesta reiterada es a favor del cómodo y eficaz esfuerzo que comprometa directamente
a los gobernadores y alcaldes, movilizándose por síes al mismo tiempo que por
Nicolás, convertidos en los fiadores por excelencia del nada carismático,
aunque muy perspicaz sucesor del fundador de la estirpe.No hay ni habrá jamás en el socialismo real,
ejemplificándolo muy bien el caso
venezolano,cobertura alguna para la
renovación de sus más altas instanciasde conducción; acaso, uno que otro lance marginal en nombre del
relevo generacional, u otro de los más cotizados lugares comunes.
El reacomodo de los elencos del poder,
calculado hasta donde sea humanamente posible,tiene fuertes limitaciones que afectan a los ilusos seguidores más o
menos obcecados por un gobierno que no les ha dado alcance al correr el presente
siglo, tendiendo a desmejorar intensamente las condiciones del más pertinaz
yversátil clientelismo.Lo peor es que, devorándolos, el deficiente
desempeño económico persistirá con un modelo simple y simplistade desnacionalización y saqueo de los recursos naturales que van
quedando, convencidos que la burda explotación del Arco Minero no cubre ni
cubrirá a todos, prescindiendo de los eufemismos (colectivo agrario, empresa
de producción social, cooperativismo), en el curso de nuestra trágica desindustrialización.
Fracasadas las zonas económicas especiales, las limitan al posible y burdo arriendo de extensas porciones
territoriales, aunque – versionándolas - un porcentaje significativo de nuestra
geografía está bajo el control de las fuerzas irregularesdesde muy antes de promulgarse la ley
correspondiente, pendientes todavía de corroborar que los iraníes no tengan
alquiladas un millón de hectáreas de nuestras tierras cultivables.U, otro ejemplo, de aceptar que la deuda pública
externa ronda los 200 mil millones de dólares, convendría a las huestes oficialistas ensayar
un poco con un boceto del destino que les deparará cualesquiera triunfos capaces deconfiscarles la emoción y la fuerza de trabajo, estrellándolos
inmediatamente contra una realidad que es insobornable.
Por diligente que fuese, dejando de lado el uso
brutal de la fuerza, no hay ni habrá servicio de inteligencia alguno que pueda
prever y actuar ante una decisiva falla epistemológica del sistema, como gusta
denominar un amigo cercano a la agudísima contradicción y corto-circuito de una
lógica insalvable que va más allá de las rivalidades al interior del poder establecido.
Novísimos tiempos se anuncian para sus actuales beneficiarios, imposibilitados
cada vez más de cargar los dados.
Fotografía:
LB, cercanías de Quinta Crespo (Caracas, 09/07/2023).
algo
que no está en ninguna parte, pero que tarde o temprano sucederá"
Umberto
Eco (*)
Alguien
comentó en una oportunidad que la crisis política es, en propiedad, la del
lenguaje político. Nos atreveríamos a aseverar que, en Venezuela, ha perdido su viejo brillo, el filo de una
tradición que fue muy rica en Venezuela, incluyendo el planteamiento de futuros
alternativos para el país.
Al
comentario, la narrativa, o la discursividad política, le ha asestado un duro
golpe la simplicidad, el maniqueísmo y la desvergüenza de un régimen que sólo
rinde culto a la fórmula de amigo y enemigo. Nada extraña que la perspectiva la
haya impuesto desde el propio ejercicio del poder, un militar que no pasó por
un curso de Estado Mayor, como Chávez Frías.
Los
avances extraordinarios que hizo el país en el siglo XX, contrastando con más
de 150 años de guerras civiles y otras escaramuzas, se debió también a la
modernización de la vida política y, por muy apasionados y agresivos que fuesen
sus actores, siempre procuraron mantenerse y legitimarse en los senderos de la
razón, la sensatez, la ilustración. Quizá, por ello, la irrupción de los
partidos innovadores, movilizadores de la vida ciudadana, se dio al mismo
tiempo que representaron y desarrollaron sendos espacios ideológicos y
doctrinarios.
Partidos
que nacieron al compás de la intensa deliberación que los caracterizó, por lo
menos, respecto a los que se convirtieron en un fenómeno histórico, dentro o fuera del poder. Y, a pesar de las limitaciones autoritarias de
entonces, respondían a una mínima dinámica de la opinión pública.
Por
variados y contradictorios que fuesen, se integraban a una discusión pública también obligado a hacer conjeturas sobre los
posibles escenarios en el curso de los acontecimientos. Discrepaban o coincidían,
se aliaban o separaban ante la coyuntura, pero procuraban pronosticar,
adelantarse, prevenirse, ante las probables opciones y situaciones planteadas,
menudas o grandes, ponderándolas y compartiéndolas.
Por
ejemplo, parar o proseguir con las concesiones petroleras. Numerosas son las
columnas de opinión en la que una atenta dirigencia política, incluyendo la
participación de los profesionales del área en algunas ocasiones, polemizaban en
torno al diagnóstico de un determinado problema y las posibles consecuencias de
las medidas propuestas y adoptadas.
Luce
demasiado lógico, el asunto igualmente concernía
a la naturaleza misma del régimen y el modelo económico otrora prevalecientes.
Sobre todo, en relación a la superación del feudalismo, la existencia del capitalismo
y los diferentes desenlaces de sus crisis.
Hoy,
extrañamos no sólo el empleo mismo del lenguaje para reconocer y reconocerse en
una realidad atroz, sino la polémica que derive en planteamientos alternativos,
en el esfuerzo de prever otros escenarios probables, faceta ésta en la que ya no
importa la razón. Asistimos a un triple
fenómeno en pugna por una definitiva escenografía (grisácea, como todos los
rincones de la ciudad capital), una determinada estética de la palabra pública:
la aceptación de la versión que el
régimen impone sobre las personas, el mundo y las cosas; peor todavía, la
alegación de sendos prejuicios personales, el pensamiento mágico-religioso, o
el más vulgar gesto de superstición; y, el colmo de todo, guardar un cómplice
silencio, privilegiada
Posiblemente,
el asunto se da porque es escasa la deliberación en Venezuela, creyendo por tal
el predominio desleal de una versión, en lugar a la aproximación de una en
común fruto del rico y libérrimo intercambio de ideas. Por ello, me parece
importante no atajar, frustrar, o tergiversar la discusión respecto a las
primarias y sus probables resultados, añadida la injerencia gubernamental,
procesando políticamente un problema grave y decisivo a través de los partidos,
las organizaciones de la sociedad civil, y, fundamentalmente, la opinión
pública que se manifiesta por los medios convencionales, las redes digitales y
la transmisión oral.
(*) “Apocalípticos e integrados”, Editorial
Lumen, Madrid, 1984: 384.
Fotografía: LB, avenida Francisco de Miranda, Chacao (CCS, 96/2023).
"La desdeñada Mati no podía protestar porque tenía a gala pregonar el amor libre y las relaciones abiertas y, aun que no los per día de vista, ahora fingía estar enfrascada en una conversación con una pareja fea y triste sobre El acorazado Potemkin, que habían visto todos en el cine club Diana. Norman, infantilizado por el pelo que le caía sobre el ojo, la camisa asomando por el pantalón, le dijo con voz trémula y las mandíbulas apretadas:
—¿Por qué no nos vamos a tomar algo tú y yo y te hablo de la dictadura
Todavía
indagamos respecto a la débil respuesta que la universidad venezolana ha dado a
sus agresores en los últimos años, evidentemente contrastante con otras y más
remotas épocas. Luce demasiado obvia que la represión inmediata y brutal dejó
sembradas sus más severas advertencias, sobre todo, luego de las protestas de
2014 y 2017, aunque creemos que dos casas de estudios ilustran los motivos de
tanta debilidad.
En un caso, la
Universidad Central de Venezuela ha sido literalmente ocupada por el régimen so
pretexto de las masivas remodelaciones que jamás consultaron a sus autoridades,
sorprendiéndolas al igual que a sus gremios. Cierto, recientemente, ha
culminado el proceso electoral que cuidó muy bien de no denunciar y confrontar
al poder establecido, permitiéndole también maniobrar con gran comodidad,
aunque tampoco hubo ánimo y disposición para hacerlo por una suerte de complejo
operativo: no coincidir con el fascismo, en defensa de un gobierno progresista
que algún día corregirá.
Fruto de un
dominio absoluto del marxismo, más biende signo guevarista que leninista, alérgico al mínimo y razonado debate
formal que marcó la distancia entre el comité central o politburó del PCV y la
dirección del MIR, se hace patente la herencia de una marcada cultura
corporativa en la Ucevé que no repara en la naturaleza y características del
poder establecido que ha traicionado las viejas banderas enarboladas,
estigmatizando hasta la saciedad a sus opositores y disidentes. Nada gratuito
ha sido el silencio o timidez de los profesores de mayor antigüedad que antes
rasgaban sus vestiduras por la inviolabilidad del recinto y la autonomía
universitaria, o el alza por algunos céntimos del precio de la gasolina, y hoy
sólo se permiten la crítica en un ámbito celosamente privado.
En otro caso,
la Universidad Simón Bolívar ha sido definitivamente intervenida por el gobierno nacional, y las autoridades
que claman porque los alcance el programa de remodelaciones, en lugar de bregar
por un justo presupuesto, no ocultan su desprecio por los gremios de
estudiantes, profesores y egresados. Además, gremios que luchan por la celebración
de las elecciones, actúan en un ámbito demasiad parsimonioso, temeroso y
precavido, presumiendo a la casa de estudios radicalmente ajena a cualesquiera
vicisitudes políticas.
Producto del
agitado país que contextualizó su nacimiento, como del estilo que le imprimió
el rector-fundador, subsiste la creencia de una Uesebé de tan alto nivel
científico y tecnológico que la hace absolutamente incompatible con el poder
político que irremediablemente reconoce su majestad y la respeta, aunque – ya
sabemos – las deplorables condiciones que ha acumulado, permite dudar de su
calibre. Digamos de una cultura corporativa asociada más a la tecnocracia
socialdemócrata propia del rentismo petrolero y la devoción hacia la figura
rectoral: a modo de ilustración, la crisis de los últimos años no ha
significado una defensa convincente de la universidad, activa y militante de
sus egresados, sino la solidaridad apenas retórica,circunstancial y personal con el rector
Enrique Planchart que, una vez físicamente desaparecido, cohíbe de todo
cuestionamiento al reemplazante oficialista así no tenga el formato de los
predecesores.
Versamos en
torno a sendos patrones de conducta que tampoco pueden calificarse de izquierda
para la ciudad de Villanueva, o de derecha para Sartenejas, sacrificando el
rigor que merece el enfoque. Y, faltando poco, ocultando una desgraciada
paradoja para ambas universidades públicas, señalada en un texto anterior a
propósito de los estudios de arquitectura en Venezuela: quebradas, sólo
insuflan y favorecen la oferta de las universidades privadas que captan
exitosamente al profesorado.
Fotografía: LB, elecciones uceistas en medio de los trabajos de remodelación gubernamental (2023).
El liderazgo
constituye un fenómeno muy natural, aunque – por una parte – haya técnicas que
lo apuntalen, y – por la otra – se diga de un asunto de imposible factura
colectiva con la ya remota excepción del equipo futbolístico de Brasil en el
Mundial de México, por 1970. Sin dudas, en los últimos tiempos, las redes
digitales y el intenso desarrollo del mercadeo, ha consagrado una suerte de
liderazgo que, por artificial, nos ha expuesto a muchos riesgos y peligros,
predestinándonos al fracaso.
Agentes por
excelencia de socialización, los partidos políticos del siglo XX también
destacaron en Venezuela por sus cursos o cursillos de formación ideológica,
fundamental y tempranamente de sus cuadros juveniles. Realmente, cubrían las
distintas facetas del obrarpolítico,
entre ellas, la del perfeccionamiento del liderazgo como talento y vocación,
además de los elementos doctrinarios, la propaganda, la oratoria, etc.
Frecuentemente,
los partidos organizaban sus cursillos con personal propio, debidamente
adiestrado, y los recursos materiales de los que podía disponer. No había, como
ahora, fundaciones especializadas, nacionales o extranjeras, capaces de
atender, incluso, a entidades de visiones y postulados contradictorios, como
ocurre.
Únicamente el
tiempo, permitía el descubrimiento, reconocimiento y desarrollo de los
liderazgos también competitivos, revalidando aptitudes. Cierto, era una suerte
de pesca de arrastre que tenía como saldo definitivo la conformación de una
escuela de ciudadanía, aunque no todos se inscribieran formalmente en el partido,
persistieran en él, aspiraran en el futuro a cargos y responsabilidades
públicas y de representación.
El otro saldo,
combinadas las actividades proselitistas con los cursos, a veces, en las más
difíciles circunstancias, generaba una extraordinaria mística. Y, muy jóvenes,
recordamos la emoción y poderosa atracción que creó en nuestro grupo un libro
de Lebret y Suavet,“En el combate del
mundo”, si mal no recordamos el título, destacando el compromiso,
características y retos para el militante cristiano.
Todo esto,
prácticamente ya no existe en Venezuela, siquitrillados los partidos y la
ciudadanía como un legítimo hecho social y sociológico, bajo el socialismo del
siglo XXI. Por ello, accesible a quienes dispongan de los mínimos medios
digitales, nos impresionó y celebramos que el activísimo obispo de Orihuela-Alicante,
José Ignacio Munilla, conferenciara recientemente sobre el liderazgo cristiano
(https://www.youtube.com/watch?v=ph0HOxGbULA&list=PLXsG2KWUim65G1jn33j6Z5CNUdShiCKCe&index=27&t=245s):
es necesario y urgente reintroducir a las nuevas generaciones en ámbitos que
les son desconocidos, y, creyentes o no,les permitan comprometerse con un ideario de libertad.
Fuerza moral,
lenguaje comprensible, equilibrado, auto-realizador, trascendente, servicio, maduro,integrador, eficaz,realista, valiente, son algunas de las
propiedades que monseñor Munilla concede al liderazgo auténtico. Y de esto, deben tomar consciencia las nuevas generaciones para contribuir a la superación
del régimen y acometer la empresa de reconstrucción nacional.
LA CRISIS DE LA IGLESIA NO ES DOCTRINAL SINO DE VIVENCIA
San Mateo, 11: 25-30
Fray Marcos (Rodríguez)
Mateo acaba de narrar el reproche de Jesús a aquella generación por no aceptar su mensaje y el rechazo del mensaje por parte de ciudades enteras, que provoca estas palabras de Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!.. ¿Y tú Cafarnaún?.. Hasta el abismo te hundirás". Ante el fracaso de su predicación, Jesús no se desanima, sino que responde con una alabanza al Padre, porque hay otros que sí lo aceptan.
En el evangelio de hoy hay tres párrafos bien definidos.
El primero se refiere a Dios.
El segundo, a una interdependencia total entre Jesús y Dios.
El tercero, hace referencia a la relación entre nosotros y Jesús.
Los tres manifiestan aspectos esenciales del mensaje de Jesús que vamos a repasar brevemente. Los dos primeros se encuentran también en Lucas, pero en el contexto del éxito de los 72 y haciendo intervenir al Espíritu que llenó de alegría a Jesús. Aunque no sean palabras del mismo Jesús, se trata de una tradición muy antigua que refleja un conocimiento muy profundo de su persona.
"Te doy gracias, Padre, porque..." Lo importante no es la acción de gracias en sí, sino el motivo.
No podemos pensar que Jesús bendice a Dios porque los entendidos no entiendan. Sería mezquino pensar que Jesús se alegra porque Dios no se revela a alguien. Dios no puede tener privilegios con nadie. Jesús no puede afirmar que Dios da a algunos lo que niega a otros.
Lo que quiere decir es que el Dios de Jesús no puede ser aceptado más que por la gente sencilla y sin prejuicios. Los engreídos, los soberbios, los sabios tienen capacidad para crearse su propio Dios, que siempre se parecerá a ellos mismos.
Los "sabios y entendidos" eran los sacerdotes y los especialistas de la Ley. Su conocimiento de Dios les daba derecho a sentirse seguros, poseedores de la verdad. No tenían nada que aprender, pero eran los únicos que podían enseñar. Con prepotencia imponían toda clase de normas y preceptos insoportables para la gente normal.
¿Quiénes eran los sencillos? "El "nepios" griego tiene muchos significados, pero todos van en la misma dirección: infantil, niño, menor de edad, incapaz de hablar; y también: tonto, infeliz, ingenuo, débil. En todos descubrimos la ausencia de cálculo, la falta de doblez o segundas intenciones.
Para la élite religiosa, los sencillos eran unos malditos, porque no conocían la Ley, y por lo tanto no podían cumplirla. Los sencillos eran los "sin voz", "la gente de la tierra" a quienes los rabinos despreciaban.
En tiempo de Jesús, sólo los dirigentes podían opinar, los demás únicamente tenían la obligación de escuchar. Según Jesús, todos pueden acceder a la revelación del verdadero Dios. Los sabios también pueden, si son capaces de ser sencillos. Los sencillos no pueden volverse sabios. Si se revelara sólo a los sabios, los sencillos no tendrían posibilidad de llegar a él.
"Estas cosas" son las realidades que Jesús descubrió de Dios y que les quiere transmitir. No se trata de conocimientos, sino del mismo Dios como experiencia profunda.
"Todo me lo ha entregado mi Padre..." El primer paso para salir del ego e ir hacia el otro, es tomar conciencia de que lo que eres no te lo debes a ti mismo sino al otro. La consecuencia espontánea es la gratitud.
El conocimiento de Dios no es fruto del esfuerzo humano, sino puro don; aunque no se niegue a nadie. El error de nuestra teología, fue creer que conocíamos a Jesús porque conocíamos a Dios; si Jesús era Dios, ya sabíamos lo que era Jesús. El texto dice exactamente lo contrario. La única manera de conocer a Dios es aproximarnos a Jesús.
El verbo conocer tiene en el AT una connotación de las que carece en nuestra lengua: Indica cercanía, familiaridad, comprensión, mutua entrega. Se utiliza para designar la relación íntima entre el hombre y la mujer.
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré". La imagen de yugo se aplicaba a la Ley, que, tal como la imponían los fariseos, era ciertamente insoportable. El hombre desaparecía bajo el peso de más de 600 preceptos y 5.000 prescripciones. Para los fariseos, la Ley era lo único absoluto.
Jesús dice lo contrario: "El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado". La principal tarea de Jesús es liberar al hombre de todas las ataduras. Y las religiosas son las más fuertes.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera. Jesús libera de los yugos y las cargas que oprimen al hombre y le impiden ser él. No propone una vida sin esfuerzo; eso sería engañar al ser humano que tiene experiencia de lo difícil que es la existencia. Sin esfuerzo no hay verdadera vida humana. Si desaparecieran todas las dificultades, no podríamos avanzar hacia ninguna meta. No es el trabajo exigente lo que malogra una vida, sino los esfuerzos que no llevan a ninguna plenitud. Todo lo que hagamos a favor del hombre, por mucho que cueste, se convertirá en felicidad porque traerá plenitud.
Jesús propone un "yugo" pero no de opresión que vaya contra el hombre, sino para desplegar todas sus posibilidades de ser más humano. Jesús quiere ayudar al ser humano a desplegar su ser sin opresiones.
El yugo y la carga serían, como el peso de las alas para el ave. Claro que las alas tienen su peso, pero si se lo quitas, ¿con qué volará? El motor de un avión es una tremenda carga, pero gracias a ese peso el avión vuela. Nuestras limitaciones son las que nos permiten avanzar en el camino hacia una meta que está más allá de lo que somos como animales conscientes.
Lo que acabamos de leer es, sin duda, evangelio (buena noticia). Pero no hemos hecho mucho caso a este mensaje. En cuanto pasaron los primeros siglos de cristianismo, se olvidó totalmente este evangelio, y se recuperó "el sentido común". Nunca más se ha reconocido que Dios se pueda revelar a la gente sencilla. Es tan sorprendente lo que nos acaba de decir Jesús, que no nos lo hemos creído nunca. ¡Qué sabe Cristo lo que significa ser cristiano!
Sin embargo, Dios no comparte con el hombre los secretos del conocimiento, sino su misma Vida. La "revelación" no consiste en más conocimiento, sino en una manera nueva de vivir. Para Jesús la vida es más importante que el conocimiento.
Si Dios se revela a la gente sencilla, ¿Qué cauces encontramos en nuestra institución para que esa revelación sea escuchada? ¿No estamos haciendo el ridículo cuando seguimos siendo guiados por los "sabios y entendidos" que se escuchan más a sí mismos que al verdadero Dios?
A todos los niveles estamos en manos de expertos. En religión la dependencia es absoluta, hasta tal punto, que se nos ha prohibido pensar por nuestra cuenta. "Eso no me lo preguntes a mí que soy ignorante; doctores tiene la Iglesia..." decía el catecismo que yo aprendí de memoria a los siete años.
Jesús no propone una religión menos exigente. Esto sería tergiversar el mensaje. Jesús no quiere saber nada de religiones. Propone una manera de vivir la cercanía de Dios, tal como él la vivió. Esa Vida profunda, es la que puede dar sentido a la existencia, tanto del listo como del tonto, tanto del sabio como del ignorante, tanto del rico como del pobre. Todo lo que nos lleve a plenitud, será ligero. Este camino no es fácil.
Hoy podíamos decir que "sencillo" es todo aquel que descubre la necesidad de pasar de lo que cree ser, a lo que realmente es. Por eso está dispuesto a aprender y a cambiar.
Los cansados y agobiados eran los que intentaban cumplir la Ley, pero fracasaban en el intento por la dificultad de abarcar todas las prescripciones. De esas conciencias atormentadas abusaban los eruditos para someterlos y oprimirlos. Nada ha cambiado desde entonces. Los entendidos de todos los tiempos siguen abusando de los que no lo son y tratando de convencerles de que tienen que hacerles caso en nombre de Dios.
No sé si fue Pío IX o Pío X quien dijo: "solo hay dos clases de cristianos, los que tienen el derecho de mandar y los que tienen la obligación de obedecer". Hoy ningún jerarca repetiría esas palabras, pero en la práctica, todos actúan desde esa perspectiva.
Ahora sólo nos queda revisar nuestra religión y ver en qué medida separamos la fe de la vida, la experiencia del conocimiento, el amor del culto, la conciencia de la moralidad, y así sucesivamente.
Los predicadores seguimos imponiendo pesadas fardos sobre las espaldas de los fieles. Nuestro anuncio no es liberador. Seguimos confiando más en los conocimientos teológicos, en el cumplimiento de unas normas morales y en la práctica de unos ritos, que en la sencillez de sabernos en Dios. Seguimos proponiendo como meta, la "Ley" de Dios, no la Vida de Dios
La crisis de la Iglesia no es una crisis doctrinal. Es una crisis de vivencia. Por eso nunca se podrá superar por medio de más documentos que tratan de zanjar cuestiones discutidas. Lo que hay que enseñar a los hombres es a vivir una experiencia del Dios de Jesús. Sólo ahí encontraremos la liberación de toda opresión. Sólo teniendo la misma vivencia de Jesús, descubriremos la libertad necesaria para ser nosotros mismos.
Meditación-contemplación
Venid a mí todos, dice Jesús.
Sólo él conoce a Dios y sólo él nos lo puede revelar.
Debemos superar todo prejuicio
y aceptar ese Dios como el único que puede liberarnos.
Todo dios, que venga de otra parte
o que nos hayamos fabricado nosotros, será opresor.
Mientras más agobiados nos sintamos,
más necesitaremos al Dios de Jesús.
Ese Dios de Jesús, sencillo y cercano
sólo puede ser descubierto y aceptado desde la sencillez.
No se trata de una exigencia de Dios, sino de una incompatibilidad.
“Vivir es un derecho, no una obligación”, dijo Ramón Sampedro, un español que había quedado tetrapléjico tras un accidente en la playa. Su vida, su lucha por que se le permitiera acceder al suicidio asistido y su muerte fueron interpretadas en el cine por Javier Bardem en el filme Mar adentro.
“Don Carlos, ¿regresa a vivir a España?”, me preguntó un vecino extrañado de la avenida Brickell, donde vivía en Miami. “No. Me voy a morir a España”, le respondí amablemente, con una sonrisa, y seguí mi camino. Al fin y al cabo, viví 40 años en Madrid, mi intención era residir nuevamente en mi apartamento frente al parque de El Retiro, tengo la nacionalidad española y creo firmemente en la eutanasia y en la muerte asistida, como, afortunadamente, piensa más del 70% de los españoles.
Este artículo lo comencé a escribir en Miami a inicios de 2022 y lo concluyo dictándolo, ya que actualmente tengo grandes dificultades para escribir. En ese momento, antes de que se me informara de un diagnóstico más severo, llegué a la conclusión de que no permitiría que el Parkinson que padecía desde hacía unos años me arrebatara más facultades. Para entonces, ya me había quitado la capacidad de improvisar oralmente, pero no la de escribir. Parece que el cerebro aloja las dos facultades en diferentes sitios. En cualquier caso, todo iría empeorando.
En marzo de 2021 el Congreso de los Diputados español aprobó la “Ley de la Eutanasia” por 202 votos a favor, 141 en contra y 2 abstenciones. Es uno de los países que la tiene – en Estados Unidos hay suicidio asistido, pero sólo en 10 estados y el distrito de Columbia de los 50 con que cuenta la Unión Americana. Bélgica, Holanda, Nueva Zelanda, Luxemburgo, Suiza, Portugal y Canadá han legislado sobre la eutanasia y la muerte asistida. Es poco. Son casi 200 naciones reconocidas por la Organización de Naciones Unidas.
El 3 de abril del 22 había cumplido 79 años en Miami. Fue la edad en que murió mi padre del corazón el 7 de marzo de 1992. Mi madre murió a los 83 años de una operación “sin importancia” (menos para ella, claro) en el año 2000. Según la admirada neuróloga italiana Rita Levi-Montalcini, premio Nobel de Medicina (1986), los hijos, grosso modo, deben sacar la cuenta de lo que esperan vivir promediando la edad de la muerte de los dos padres, pero agregándoles un 10%, producto de los adelantos médicos. A mí me salían 88 años. Es demasiado. Creo que iniciar el octavo inning, como dice mi amigo Jorge Sonville, es más que suficiente. Es toda una provocación.
Mi hermano menor, Robert Alex, un brillante médico con quien discutí la fórmula de Levi-Montalcini, era un escéptico de esta hipótesis. Alegaba, con buenas razones, que esos promedios no servían de mucho. Él, mi hermano menor, murió a los 69 años en medio de la epidemia de covid-19. Su deceso ocurrió el primero de agosto de 2020. Entonces no existía la vacuna. Yo le llevaba casi ocho años. Pero mi hermano mayor, nacido en octubre de 1940, Ernesto, aún está vivo. De los tres, es el más resistente a las adversidades de la vida.
El propósito de este artículo es estimular el debate sobre la eutanasia: mi posición es apoyarla siempre que sea una elección voluntaria. De la misma manera que se donan los órganos en vida, creo que bastaría consignarlo por escrito o designar a una persona para que tome las decisiones en caso de que sea materialmente imposible asumir esa responsabilidad. Así fue cómo, al llegar a Madrid en octubre del año pasado, entregué en la Sanidad Pública el documento en el que se establecen los cuidados y tratamientos de salud en situaciones extremas. Gracias al asesoramiento desde el principio de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) he podido, con el respaldo incondicional de mis seres queridos, superar todos los pasos burocráticos que exige una ley garantista. De ese modo, comencé el proceso legal que ha culminado en la aprobación de la prestación de ayuda para morir en mi caso, ya que, de acuerdo con lo que establece la ley, cumplo todos los requisitos de padecimiento grave, crónico e imposibilitante. Hasta el final del camino cuento con la asistencia de profesionales de la Sanidad Pública.
Por si fuera poco, una resonancia magnética realizada en el Hospital Gregorio Marañón concluyó que en realidad padezco Parálisis Supranuclear Progresiva (PSP), un Párkinson atípico y más agresivo. Eso explica mi acelerada falta de movimiento ocular impidiéndome leer y escribir, además de las crecientes limitaciones para expresarme verbalmente. Mi vida diaria, en la que la lectura, la escritura y la expresión oral han sido mis señas de identidad, se borran de un día para otro. Desde hace mucho mi cuerpo tampoco me acompaña.
He vivido en un país, España, por 40 años, en el extremo occidental de Europa, del que se decía, injustamente, que los españoles sólo entendían a fustazos. Y no era verdad. La democracia y la libertad están al alcance de cualquier pueblo que se lo proponga. He regresado en el ocaso de mi vida. Aquí he cumplido 80 años. El último de mi existencia gracias a la Ley de Eutanasia. ¿Se quiere una mayor libertad que la de elegir el momento de la partida?
Cumplo mi deseo de morir en Madrid, la ciudad que amo y en la que he compartido tanto junto a Linda, mi adorada mujer en las duras y en las maduras. Lo hago gozando todavía de la capacidad de expresar mi voluntad de ejercer mi derecho a finalizar mi vida de una forma libre y digna de acuerdo con mis creencias. No le doy más la lata, querido lector. Adiós.
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Hasta sus últimos días, Carlos Alberto Montaner fue un extraordinario e incondicional colaborador de El Nacional. Aparte de su excelente pluma y atinados temas, lo caracterizó su compromiso con la libertad y su don de gente. Hoy, con la publicación de este artículo que escribió de despedida, lamentamos profundamente su partida.
GIOCONDA SAN BLAS, O EL COMPROMISO
SOCIO-POLÍTICO DE LA ACADEMIA
Guido Sosola
Insistió mucho Ernesto Mayz Vallenilla, en sus
constantes reflexiones sobre la universidad,en torno a las misiones fundamentales que ha de cumplir: ética,
académica y sociopolítica. El esquema
básico,desde la primera vez que lo leí,
gracias a las clases magistrales de inauguración del período lectivo en
Sartenejas que acostumbró a publicar en aviso pagadoen la prensa escrita, ha sido de enorme utilidad para profundizar en
torno al aula superior en Venezuela.
La universidad no es un partido, como así se quiso en los años sesenta del siglo
veinte, pero no se la entiende sin un compromiso social y político en clarísima
e íntima conexión con la actividad académica y el testimonio ético que debe rendir.
Diría que lo peor que ha pasado por
todos estos años del veintiuno, es que, so pretexto de que la universidad es
únicamente una experiencia académica, así sea paticoja porque ni el debido
presupuesto le asignan, profesores y también estudiantes no sólo han evadido el
evidente conflicto que tiene con la actual dirección del Estado, sino que
también – capitulando- le ha reconocido a esa dirección los derechos
adquiridos de negarle los reales que le corresponden a nuestras máximas casas
de estudios. Sin embargo, ante la
generalizada divagación (divagancia, decía Pedro León Zapata), ambigüedad y
evasión de muchos profesores, unos pocos
se atreven a llamar las cosas por su nombre y a sugerir caminos.
Entre los pocos,constituyendo la excepción que confirma la
regla, está la Dra. Gioconda Cunto de
San Blas, referencia fundamental del mundo científico venezolano (incluso,
presidió la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales).Biólogo molecular y bioquímico, investigadora
emérita del IVIC, postgraduada en el exterior, goza del más amplio
reconocimiento académico al hacerse acreedora del Premio de la Asociación de
Profesores de la Universidad Simón Bolívar, años atrás, y Premio Alma Mater de
la Universidad Centra de Venezuela, recientemente.Vale decir, hace ciencia y de la dura, pero
es capaz de pronunciarse sobre la situación de la universidad venezolana.
El lunes 3 de los corrientes, en Sartenejas, le
correspondió conferenciar sobre la universidad y su autonomía en el marco de la
Cátedra Libre Edgard Sanabria. Comenzó definiéndola de acuerdo a la
Constitución de 1999, e, inevitable, compartió con la audiencia sus impresiones
sobre los consabidos comicios realizados en la UCV después de catorce años, e,
inevitable, se pronunció a favor de las elecciones en la Universidad Simón
Bolívar que los gremios estudiantiles, profesorales y de egresados exigen por
escrito a las actuales autoridades interventoras para que las convoquen. Y, a
estas alturas, no hay respuesta alguna.
Fue grato escucharla, versada sobre un tema
complejo, difícil y exigente. La biólogo molecular y bioquímico no teme
pronunciarse sobre tan espinoso asunto, algo que aplaudimos y mucho.