CAJERÍO
Luis Barragán
La noción de ahorro ha perdido todo valor en el curso del presente
siglo, destruyendo aquellas instituciones que lo estimulaban. Todo sacrificio
es castigo, bajo el socialismo huérfano
de cualquier compensación.
Antes, la sola pertenencia a una caja de ahorros, significó la
expectativa y posibilidad cierta de adquirir una vivienda u obtener un préstamo
para remodelarla, gozar de una póliza de seguro, andar en vehículo propio, cubrir
los compromisos académicos, actualizar el equipo telefónico, y hasta
vacacionar. Y, nada casual, la directiva de la entidad debía elegirse
periódicamente por el sufragio personal, directo y secreto de su membresía.
La exclusiva consideración de los préstamos hipotecarios, por ejemplo,
nos permite calibrar la conveniencia e importancia del cajerío. Y, en última
instancia, la de trabajar, literalmente trabajar aún en el país de las
facilidades rentísticas.
Por ello, valoramos la denuncia que ha hecho recientemente el gremio
profesoral por ante la Fiscalía General de la República, porque – en el caso
del sector público – el Estado no ha realizado los debidos aportes y, peor
todavía, se ha apropiado del dinero que ha descontado sistemáticamente al
personal docente de la Universidad Simón Bolívar, por largo tiempo.
Valga acotar, intermediando el sistema llamado Patria, un
impersonalísimo dispositivo tecnológico y administrativo, a cada profesor se le
descuenta por su afiliación a la asociación de larga data y tradición en Sartenejas,
pero los recursos no llegan al gremio, siendo enorme la deuda laboral contraída
con su reducidísimo personal y, prácticamente, por estos años, la directiva ha
subsidiado su funcionamiento con lo poquísimo que personalmente tiene. Sin dudas,
algo asombroso en la era no menos asombrosa de los fracasos socialistas.
Fotocomposición: Cesar Casona.
30/07/2023:
https://www.lapatilla.com/2023/07/30/cajerio-por-luis-barragan-luisbarraganj/
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