Luis Barragán
¿Es necesario
evacuar otras pruebas?, pues, la
universidad venezolana es fiel expresión del socialismo del siglo XXI que labró
su ascenso empleándola no sólo como el antiguo y seguro escenario de todos sus
desplantes, sino también como el camino más ventajista, expedito e impune a la
renta petrolera. Un amplio sector de la
sempiterna izquierda leninista la reservó exclusivamente para sí, en tanto
poder cultural, y se nos antoja un desenlace lógico que, ahora, aggiornada, en el poder, le niegue el justo presupuesto a las públicas
y haga de la masiva remodelación un extraordinario modelo de negocios que simultáneamente
desconoce su autonomía.
Urgida, la
reconstrucción del aula superior en Venezuela, debe comenzar con la
reivindicación de la razón en todos los ámbitos de la vida nacional, la
decidida ampliación del debate y el rechazo a los antivalores que apuestan por
una sofocante simplicidad de la vida política, paradójicamente sustentada en
una tecnología de punta en el campo de las telecomunicaciones y persecuciones.
Los más recientes y consabidos comicios rectorales en la Universidad Central,
por ejemplo, dibujaron una jugada de laboratorio francamente irrepetible para
Valencia y Sartenejas que las diligenciaron hasta el cansancio, por lo que es
vana la ilusión de una búsqueda perpetua de negociación para cumplir con la
normativa vigente.
Por supuesto,
hay males menores y bienes posibles que entran en el precario circuito de la
política, o de la necesarísima política universitaria, pero entendamos que la
universidad en sí misma, por todo lo que significa, promete y genera, es un bien incompatible y, obviamente,
imposible bajo una propuesta totalitaria en curso, a menos que se convierta en
señal y símbolo de la transición hacia la democracia. E, incluso, ojalá fuere
el caso, aún antes de la victoria electoral de Edmundo González, aporte las
ideas indispensables para convertirse luego en uno de los soportes necesarios
de la deseada transición, aunque ya es tarde para emular a los trabajadores
organizados que impulsaron la gesta libertaria encabezada por Walesa en la
Polonia ya olvidada por los transitólogos.
La universidad
es llave que conduce a la Venezuela profunda y a sus más adecuadas y
provechosas interpretaciones, aunque de puertas blindadas, pisoteadas, traspapeladas
por varias capas de cemento y asfalto para una cerradura confusa, por modesta. Vieja distinción que andar en el subconsciente colectivo, el esfuerzo es el de la
reconciliación del país nacional con el político, artificiosamente separado por
los fundamentalistas de un antipartidismo - por siempre – irredento para
superar, en última instancia, el dilema entre el bien posible y el
definitivamente imposible de los impecables e implacables, según los trazos de
Rodrigo Guerra López y Rafael del Águila.
Fotografías: LB, UCV (CCS, 31/01 y 09/06/2023), y callejera (CCS, 11/06/23).
07/05/2024:
https://www.elnacional.com/opinion/bien-imposible-universidad-y-transicion/
08/05/24:
https://www.eastwebside.com/luis-barragan-cual-es-el-ojo-de-la-cerradura.html
https://guayoyoenletras.net/2024/05/08/bien-imposible-universidad-y-transicion/
09/05/24:
https://www.costadelsolfm.org/2024/05/09/luis-barragan-bien-imposible-universidad-y-transicion/



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