EL RECTOR GIANNETTO Y SU TESTIMONO HISTÓRICO
A mediados de los noventa del siglo pasado,
descubrimos aquella noción de la antipolítica que se hizo creativa y provechosa
con la propulsión de un seminario internacional que lideró Nelson Chitty La Roche.
A tal efecto, profundizamos nuestra preocupación en torno a los tristemente
célebres encapuchados, mejores lanzadores de piedras que el mismísimo Nolan Ryan
con la redondez de sus más de 100 mph, y el regular afán de paralizar las actividades
de la universidad, meterle candela a los autobuses de conductores incautos y a
los cauchos realengos de muy buenas marcas que ya el país no conoce.
Finalizando la década, la Universidad Central de
Venezuela celebró sensatamente un referéndum que resultó en un estrepitoso rechazo
de la comunidad a los apedreadores de oficio que, por una ironía de la
historia, enganchados del carro chavista, accedieron al poder a la vuelta de
pocos años. Por entonces, vicerrector académico, Giuseppe Giannetto fue el más
firme y persistente promotor de la iniciativa plebiscitaria como una solución racional
y pacífica, aunque – otra ironía – será secuestrado en 2001 por activistas y
militantes del oficialismo, ya como rector electo por la comunidad universitaria
en libres e inequívocos comicios.
Numerosos y apabullantes, solemos olvidar con prontitud
los acontecimientos de la actual centuria que explican las orillas en las que
nos encontramos, particularmente los relacionados con la suerte del aula
superior en Venezuela. Así, con un atinado prólogo de Gloria Cuenca,
responsablemente, el rector Giannetto acierta al publicar recientemente un
título de lectura indispensable: “Y la casa venció a las sombras. Toma de la
Universidad Central de Venezuela en 2001” (Kálathos, Madrid), cuyos ocho
capítulos retratan la naturaleza y características que adquirió acelerada y
crecientemente el particularísimo socialismo en curso.
Los viejos predicadores de la autonomía universitaria
y de la libertad de cátedra que antes demostraban una inusual sensibilidad,
incluso, por una inspección ocular que realizara el juez instructor de acuerdo
al antiguo código, dictaron cátedra sobre la violación del recinto
universitario y el desconocimiento de la autonomía universitaria, equivalentes
al desprecio a lo pautado por la constitución bolivariana misma. Hoy, el
problema registra importantes novedades y todavía luce insuficiente la
literatura acumulada en torno a un fenómeno inédito, sin precedentes en nuestro
historial republicano, representado en el largo itinerario cumplido por
nuestras casas de estudios que amerita de una muy pronta rectificación a favor
de sus misiones ética, académica y socio-política.
Reducido a su despacho por largas horas de secuestro,
el rector tuvo el aplomo y la claridad tan esenciales, como el coraje de no
doblegarse por duras que fuesen las circunstancias, pues, como él mismo ha
escrito, “hay que entender, aunque pueda parecer cursi, que la institución está
por encima de todo, aun a costa de nuestra propia integridad física”. Ucevista
de entero linaje, tuvo a bien defender el legado de Vargas ante la osadía
manifiesta de los Carujo envanecidos por el poder, dejando un serísimo testimonio
que las nuevas generaciones sabrán valorar, hartas de los melodramas
artificiosos y digitales.
En la Venezuela de élites políticas prácticamente
colapsadas, el rector Giannetto constituye también una de sus mejores reservas
morales. Sobre todo, porque aporta un registro histórico necesario en lugar del
manido ejercicio narcisista que ha anegado las aceras de los días que corren.
18/11/2025:
https://www.elnacional.com/2025/11/el-rector-giannetto-y-su-testimonio-historico


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