Convengamos, los científicos sociales nos deben una
mejor nomenclatura para los partidos llamados históricos que efectivamente
fueron partidos. Estos, internamente plurales y complejos, tendieron a la estabilidad
bajo un mismo campanario doctrinario, se hicieron en buena medida escuela y
tradición, e, inevitable, una comunidad de afecto a pesar de los naturales
matices y diferencias ideológicas y políticas.
Agreguemos otra de las características que hicieron
perfectible la institucionalidad partidista, fracasando unos y triunfando otros
con el tiempo: formaron el liderazgo indispensable, comprometido y leal para
gobernar y, en efecto, unos tuvieron la suerte de hacerlo, mientras que, otros,
en la oposición o quedándose en el partido oficialista, no. Así, lejos de
idealizarlos, versamos sobre la experiencia militante en partidos que
explicaron también nuestra juventud y adultez, como la deportiva o la
académica, por ejemplo, lo hicieron con otras personas.
Por ello, el respeto y la admiración hacia aquellos
líderes que marcaron a las generaciones siguientes que estuvieron preparados
para ejercer sendas responsabilidades de Estado, con los cuales igualmente
profesamos una amistad de largos años aunque fuesen otras las circunstancias,
derroteros y ámbitos de actuación. En un caso, Luis Rizek fue un excelente
abogado y estelar conductor de los socialcristianos en la ciudad capital e
importante parlamentario nacional, organizador nato, decidido luchador con una
gran sensibilidad social con el que no tuvimos ocasión de coincidir
directamente en el trabajo político cotidiano, pero supo ganarse el
reconocimiento de propios y extraños por su vocación popular, el conocimiento y
la vivencia reales de las barriadas de la Caracas que comprendió cabalmente; y,
el otro caso es el de Julio César Moreno, quien nos honró con su amistad y
confianza desde los remotos tiempos de una juventud aguerrida, compartiendo la
faena de un partido que fue difícil porque tenía vocación histórica. Ambos, el
mismo día, fueron a encontrarse con Dios.
Julio César fue un combativo líder de la avanzada
social que adscribimos con mucha emoción décadas atrás, en el amplio universo
socialcristiano y tan sólo para dar un detalle, como parlamentario dio un
inmenso ejemplo de combatividad que lo llevó a denunciar aquél caso de las
municiones yugoeslavas, se apersonó en El Amparo cuando todos temían siquiera a
pensar en una masacre, y defendió la libertad de expresión, siendo objeto de
persecución a pesar de su inmunidad parlamentaria. En los últimos años, además
de escribir en los portales noticiosos cuando lo juzgaba necesario, fueron
numerosas las mañanas en las que coincidimos en las hemerotecas del Foro
Libertador y de la Academia Nacional de Historia y, por supuesto,
intercambiamos impresiones e igualmente discrepancias.
Fotografías: Luis Rizek y Julio César Moreno, tomadas de https://lbarragan.blogspot.com/search?q=Julio+César+Moreno. Particularmente, las dos últimas refieren el acto de lanzamiento de las candidaturas de Edgar Barrios y Lorenzo Tovar a la Secretaría y Subsecretaría generales y nacionales de la Juventud Revolucionaria Copeyana, en la Sala Plenaria de Parque Central a mediados o finales de 1979 (Caracas).
29/10/2025:
https://lapatilla.com/2025/10/29/julio-cesar-moreno-y-luis-rizek-por-luis-barragan/
Cfr.
https://lapatilla.com/2025/10/28/julio-cesar-moreno-por-cesar-perez-vivas/
https://lapatilla.com/2025/10/29/gehard-cartay-ramirez-julio-cesar-moreno-in-memoriam/




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