DE
LA ESCENOGRAFÍA Y LOS ESCENARIOS POLÍTICOS
Luis
Barragán
"Pero
el ´cogito interruptus´es típico también de
aquel
que, en lugar de símbolos, percibe un
mundo
lleno de presagios: signos ciertos de
algo
que no está en ninguna parte, pero que tarde o temprano sucederá"
Umberto Eco (*)
Alguien
comentó en una oportunidad que la crisis política es, en propiedad, la del
lenguaje político. Nos atreveríamos a aseverar que, en Venezuela, ha perdido su viejo brillo, el filo de una
tradición que fue muy rica en Venezuela, incluyendo el planteamiento de futuros
alternativos para el país.
Los
avances extraordinarios que hizo el país en el siglo XX, contrastando con más
de 150 años de guerras civiles y otras escaramuzas, se debió también a la
modernización de la vida política y, por muy apasionados y agresivos que fuesen
sus actores, siempre procuraron mantenerse y legitimarse en los senderos de la
razón, la sensatez, la ilustración. Quizá, por ello, la irrupción de los
partidos innovadores, movilizadores de la vida ciudadana, se dio al mismo
tiempo que representaron y desarrollaron sendos espacios ideológicos y
doctrinarios.
Partidos
que nacieron al compás de la intensa deliberación que los caracterizó, por lo
menos, respecto a los que se convirtieron en un fenómeno histórico, dentro o fuera del poder. Y, a pesar de las limitaciones autoritarias de
entonces, respondían a una mínima dinámica de la opinión pública.
Por
variados y contradictorios que fuesen, se integraban a una discusión pública también obligado a hacer conjeturas sobre los
posibles escenarios en el curso de los acontecimientos. Discrepaban o coincidían,
se aliaban o separaban ante la coyuntura, pero procuraban pronosticar,
adelantarse, prevenirse, ante las probables opciones y situaciones planteadas,
menudas o grandes, ponderándolas y compartiéndolas.
Por
ejemplo, parar o proseguir con las concesiones petroleras. Numerosas son las
columnas de opinión en la que una atenta dirigencia política, incluyendo la
participación de los profesionales del área en algunas ocasiones, polemizaban en
torno al diagnóstico de un determinado problema y las posibles consecuencias de
las medidas propuestas y adoptadas.
Luce
demasiado lógico, el asunto igualmente concernía
a la naturaleza misma del régimen y el modelo económico otrora prevalecientes.
Sobre todo, en relación a la superación del feudalismo, la existencia del capitalismo
y los diferentes desenlaces de sus crisis.
Posiblemente,
el asunto se da porque es escasa la deliberación en Venezuela, creyendo por tal
el predominio desleal de una versión, en lugar a la aproximación de una en
común fruto del rico y libérrimo intercambio de ideas. Por ello, me parece
importante no atajar, frustrar, o tergiversar la discusión respecto a las
primarias y sus probables resultados, añadida la injerencia gubernamental,
procesando políticamente un problema grave y decisivo a través de los partidos,
las organizaciones de la sociedad civil, y, fundamentalmente, la opinión
pública que se manifiesta por los medios convencionales, las redes digitales y
la transmisión oral.
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