DEL ASCENSO MILITAR DE MEDINA ANGARITA (BREVE EJERCICIO HISTÓRICO)
Luis Barragán
El día 7 de
julio de 1935, el teniente coronel Isaías Medina Angarita pronunció un
importante discurso en un acto de Estado presidido por el general Juan Vicente
Gómez, alusivo al 25° aniversario de la
creación de la Escuela Militar y Naval; por cierto, discurso pronunciado al
tratarse del oficial con el más alto grado próximo a ascender, como ocurriera
efectivamente días más tarde, como lo determinado el Dr. José Alberto Olivar al
verificar el dato en su inmediato contexto.
Debidamente autorizado por el Senado de la República, a quien le
correspondía hacerlo en relación a los ascensos de la oficialidad superior, el
evento adquirió una importante y decisiva significación tratándose del año en
el que finalizó la dictadura, convertido
el coronel Medina Angarita en sucesor de Eleazar López Contreras en el
ministerio de Guerra y Marina, después del interinato del coronel Antonio
Chalbaud Cardona. Partiendo de la metodología empleada por [PUERTA BAUTISTA,
2023], nos aproximamos al discurso en cuestión [MEDINA ANGARITA, 1935], desde
tres perspectivas: la positivista, la profesional y la del país.
1.- Una severa advertencia al país
Medina
Angarita hace un llamado a la moderación de los ímpetus que da cuenta de las
expectativas crecientes en torno a la salud del general Gómez, aunque
rápidamente lo atribuye a nuestros ancestros guerreros. Por la “vehemencia de
nuestro carácter, las determinantes violentas y aguerridas del ancestro”,
reconociendo en Gómez al civilizador que actúa al reorganizar el ejército, encauzadas
las fuerzas vivas, igualmente celebra la evolución de Bolívar “dentro del
ambiente mismo de la lucha” [MEDINA ANGARITA, 1935].
La visión positivista, predominante
por entonces, convertida la noción de raza en cultura, explica también a la
entidad armada que la aspiran íntegramente nacional. Vale decir, con la
“existencia de unas representaciones comunes del mundo, la historia, la
sociedad, etc., que unifican la visión que tienen los individuos de una
sociedad, aunque provengan de lugares y comunidades diferentes” [SOSA A., 1985:
20].
Determinante y trascedente la
reorganización del Ejército, aunque hayan integrantes que jamás conocieron la
experiencia de la guerra, ésta ha de comprenderse como una excepción en la vida
de los pueblos, siendo útil la institución, por una parte, ya que preserva la
paz, combate el analfabetismo, disciplina y mejora las condiciones físicas de
la población en la que siembra el respeto y el altísimo sentimiento de Patria
en la gente más humilde por cumplimiento del deber; y, por la otra, es una escuela de efectiva democracia
selectiva al ascender por escalafones.
Esto es, la corporación armada es un compendio de virtudes, e útil
instrumento de civilización.
El mensaje irradiado desde un acto
de Estado del más alto nivel que cuenta con la presencia del general Gómez,
presidente de la República y comandante en jefe, constituye una severa
advertencia al país y a las generaciones inmediatamente sucesivas. El Ejército y el país, únicamente se
entienden a través de Gómez y de su legado.
2.- Un mundo separado
A pesar de la
utilidad de las Fuerzas Armadas y de la democracia selectiva que acarreaba,
invocadas por el teniente coronel Medina, no sólo por la reseña de prensa de la
época, tenemos la impresión y convicción de un mundo militar separado del
civil. La por entonces vigente Constitución de 1931, determina en el ordinal 3°
del artículo 60 que el Senado ha de autorizar el ascenso de los oficiales
superiores [LAS CONSTITUCIONES, 1985: II, 1205], pero suponemos que no había
una importante relación de los parlamentarios con la oficialidad militar, cumpliendo con las
postulaciones del Ejecutivo; y, mucho menos, cuando el ascenso al grado de
coronel en adelante, constituía una excepción.
Reparemos en otra circunstancia: el
general Gómez fue Presidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército,
aunque este último cargo, a partir del Estatuto Constitucional Provisorio de
1914, fue separado del primero, ejerciéndolo exclusivamente. Adquirido el carácter de órgano estatal autónomo,
para 1931 ambas expresiones institucionales nuevamente coinciden, como lo ha
observado Brewer-Carías en su estudio preliminar [LAS CONSTITUCIONES, 1985: I,
197, 201 s.].
Hay
indicios de la anticipada redacción del Plan de Febrero lopecista
[CABALLERO, 1998: 65], y una equivalente
previsión puede revelar el rol protagónico del teniente coronel Medina Angarita
en un acto político, a escasos meses de morir Gómez, como lo ha expresado en
una conversación personal el Dr. José Alberto Olivar. La sucesión en el poder
estaba prevista, al igual que en el importante y decisivo ministerio de Guerra y Marina que
tampoco hubiera logrado impedir
Eustoquio Gómez, en caso de haber sobrevivido; acotemos, siendo de mayor
antigüedad que Medina Angarita, quien lo tendrá años más tarde como ministro
del área, egresado de la Escuela Naval, Chalbaud Cardona hace una breve
pasantía ministerial en 1936.
Comprobado con el deceso del
dictador, la institución armada se impuso como quizá no pudieron prever los
tradicionales adversarios que desestimaron los pasos iniciales para su
modernización. Quedó resuelto uno de los
problemas esenciales del Ejército: el de convencerse a sí mismo y a los demás
de lo “químicamente distinto [e] irreconciliablemente opuesto” que fue de las
guerrillas caudillistas, contrastando el montonero con el profesional de las
armas [STRAKA, 2005: 111].
3. - Conclusiones
Quizá
presintiendo cercana la muerte, el general Juan Vicente Gómez presidió un acto
eminentemente político, con motivo del 25° aniversario de la fundación de la
Escuela Militar y Naval, previendo y resolviendo la sucesión presidencial y
también ministerial, respecto a la cartera de Guerra y Marina. El coronel
Eleazar López Contreras, titular del referido ministerio, fue el fiel
ejecutante de un presunto plan equiparable al Programa de Febrero.
Sólo a Gómez le compete la suerte de
la corporación castrense que hace un mundo aparte de la civilidad.
Probablemente sea un fuerte antecedente de la separación actual, escondida tras
la consigna de la alianza cívico-militar.
BREWER-CARÍAS,
Allan R. [Estudio preliminar y compilación] (1985) “Las Constituciones de Venezuela”.
Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas, 2008: Dos tomos.
CABALLERO,
Manuel (1993) “Gómez, el tirano liberal (Vida y muerte del siglo XIX)”.
Monte Avila Editores Latinoamericana. Caracas, 1994.
CABALLERO,
Manuel (1998) “Las crisis de la Venezuela contemporánea (1903-1992)”.
Monte Avila Editores Latinoamericana - Contraloría General de la República,
Caracas.
MEDINA
ANGARITA, Isaías (1935) “Discurso pronunciado por el Teniente-Coronel
Isaías Medina Angarita. El día 7 de julio de 1935 con motivo de haberse
cumplido el 25° Aniversario de la fundación de la Escuela Militar y Naval”,
en: https://apuntaje.blogspot.com/2023/03/el-teniente-coronel-medina-angarita.html.
OLIVAR, José
Alberto (2023) Conversación personal. Caracas,
25/02.
PUERTA
BAUTISTA, Lorena (2023) “Metodología para el análisis de documentos
históricos”. XI Diplomado de Historia de la Venezuela Contemporánea.
Fundación Rómulo Betancourt – Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Caracas.
S/a (2017) “Antonio Chalbaud Cardona Dávila”
en: https://venezuelaenretrospectiva.wordpress.com/2017/10/24/antonio-chalbaud-cardona/.
SOSA
A., Arturo (1985) “El pensamiento político positivista venezolano”. Ediciones
Centauro, Caracas.
STRAKA, Tomás (2005) “Guiados por Bolívar: López Contreras, bolivarianismo y pretorianismo en Venezuela”, en: IRWIN G., Domingo - LANGUE, Frédérique [Coordinadores] (2005) “Militares y poder en Venezuela. Ensayos históricos vinculados con las relaciones civiles y militares venezolanas”. Universidad Católica Andrés Bello - Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Caracas: 99-137.
03/07/2023:
https://opinionynoticias.com/opinionhistoria/39602-del-ascenso-militar-de-medina-angarita-
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