DEL PAÍS DE VIRGILIO DECÁN
Luis Barragán
Nunca hemos
sido aficionados a la hípica, pero aceptemos que sin ella tampoco se explica el
país que fuimos. Una modesta renta petrolera, la apuesta semanal en loterías y
en juegos del 5 y 6, por ejemplo.
La industria radial y televisiva,
más los impresos semanales con la data para el cálculo mínimo de la fortuna, en
expansión. El Estado construye el
imponente hipódromo de La Rinconada y su afamada Bola Continental, e,
inevitable, como ocurría con otras personas en las más variadas disciplinas de
la narración deportiva, no distinguir la voz e impecable dicción de Virgilio
Decán que hizo escuela.
Una intensa dinámica comercial de
décadas, explica la promoción constante de productos y servicios nacionales e
importados. Hubo mercado para ello, como ya no lo hay con la excepción de una
infinitesimal minoría de prepotentes privilegiados surgidos, directa e
indirectamente, a la sombra del poder.
Decán se hizo llamar como un
príncipe extranjero que visitó nuestro país y, por supuesto, gozó de una
amplísima fama hasta que falleció prematuramente. Venido de la región guayanesa, junto a dos
amigos que después se convertirían también en extraordinarios abogados, uno
juez y, el otro, litigante, el ahora Aly Khan trabaja arduamente.
Cierto, estimulaban y abrían el
camino de la suerte, pero laboraban incansablemente, como el inconfundible y
tan exitoso locutor que nos ocupa. No obstante, operaban dos fenómenos que le
competían leal y deslealmente a la industria hípica, toda una expresión
cultural, fundamentalmente urbana con el sellado dominical.
De un lado, incrementada la oferta
educativa luego de 1958, el aula de los oficios y las profesiones, una misma
que ha de preparar para el trabajo, amplió el camino más seguro del ascenso
social que no podía prodigar el azar.
Del otro, la corrupción llegó tan lejos que los organismos hípicos del
Estado, en el presente siglo, no pueden emular la centuria anterior, sumado al
desarrollo de las transmisiones satelitales desde el exterior que reduce la
apuesta a una holgadamente afortunada red de locales citadinos.
Del país que fuimos, puede hablar la biografía personal de Virgilio Decán. Y, además, el propio testimonio de vida de quienes fueron sus más fieles seguidores.
21/11/2022:
http://opinionynoticias.com/opinionnacional/38368-del-pais-de-virgilio-decan
Junto a Decán hay que mencionar a Blas Federico Jiménez, larense que nació el mismo año -1931- y que falleció en el 2015. Narró carreras de caballos con la misma intensidad, junto a boxeo y lucha libre. Además, como dato interesante, años antes de ese dúo de narradores estrellas, el programa obligado de los hípicos era "Torneo Hípico" transmitido los domingos, a cargo del argentino Luis Plácido Pisarello y Eloy Pérez Alfonso -hermano de nuestro ministro petrolero-, el famoso Mister Chips, con cuyas narraciones se ilusionaban los italianos migrantes que jugaban un "cuadrito" de caballos para ver si salían de abajo... algo que nunca les ocurrió a ninguno de ellos... curiosamente, todos estos narradores hípicos tuvieron una muy larga vida. Pareciera que el aire de La RInconada era muy saludable...
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