UN DARDO ESPACIAL: INCLUSO, LEGISLAR EN TORNO A UNA POLÍTICA PÚBLICA
Luis Barragán
Seguramente,
reminiscentes de la remota infancia, la celebración de la
primera caminata humana en la Luna, con Neil Armstrong y Edwin Aldrin, y, ya más
adultos, la lectura de un libro de Víctor José Delascio en torno al – por
entonces – novísimo derecho espacial, nos condujeron un poco a cultivar la
materia de la que jamás hemos sido, ni pretendemos ser, expertos. A mediados de
los ochenta del veinte, una de nuestras ponencias para un congreso ideológico y
político juvenil, versó sobre la creación de un centro espacial
latinoamericano. Quizá, por ello, la sensibilidad sobre los últimos
acontecimientos espaciales de los que somos completamente ajenos los
venezolanos, bajo un régimen que nos lleva a la edad de piedra.
Los terraplanistas creen
fervientemente en la simulación de todo acontecimiento aeroespacial, añadida la
presencia humana y robótica en nuestro satélite natural y en Marte, aunque son
los satélites artificiales los que les permiten difundir el cuestionamiento de
lo que el resto de la humanidad cataloga de una hazaña de la teoría, la ingeniería y el cálculo. Incluyamos a
aquellos que plantean la absoluta inutilidad de tan grandes inversiones, en un
mundo sacudido por el hambre y las enfermedades, algo tan cierto como la
necesidad de pensar en la propia supervivencia de la humanidad, en el contexto
de un universo que importa decodificarlo en todo lo posible en el transcurso de
muy numerosas generaciones.
De acuerdo a los libros de texto, 66
millones de años atrás, un meteorito que se ha dado en llamar “Chicxulub”, cayó
sobre la hoy conocida como península de Yucatán, liquidando a todos los
dinosaurios de considerable peso, pterosaurios, ammonites y a la mayoría de los
reptiles marinos en un planeta radicalmente estremecido en el que se salvaron
los mamíferos, aves, cocodrilos y tortugas. Se dirá que pasarán otros millones
de años para que ello ocurra de nuevo y, por consiguiente, allá con su problema
los que habiten el planeta. Sin embargo, pudiera ocurrir que, a la vuelta de la
esquina nos impacte, un asteroide, o suframos de un pefcance similar que
requerirá de una inmediata intervención desde el único hogar común que tenemos.
La
NASA ensayó días atrás el redireccionamiento de un asteroide ubicado a once
millones de kilómetros de la Tierra, mediante el exitoso impacto de una nave
adecuada a tal fin, transmitiéndolo en tiempo real (https://www.youtube.com/watch?v=qsg28pJobmk),
aunque esperamos aún por resultados inmediatos y mediatos, como el de la
desviación efectiva de la órbita de "Dimorphos”, predisponiéndolo para otra circunvalación. Además, en la transmisión promovieron una
iniciativa, organización o entidad constituida por los vigilantes del espacio,
ya que luce impredecible la aparición de asteroides que, al menos, pueden pasar
muy cerca de nuestro planeta y, acaso, sumemos, la acumulación de una particular basura
constituida por viejas piezas que forman un cinturón, por ahora, aparentemente
inofensivo en la llamada órbita geoestacionaria.
Por supuesto que hay problemas
gravísimos de vida o muerte en Venezuela que deben ocuparnos y nos ocupan, pero
ellos no deben relevarnos de conocer y considerar una materia como la que ahora
ventilamos. Agradecemos a Guayoyo en Letras que pueda acoger estas breves notas,
porque lo que acaezca en el espacio ultraterrestre no debe ser ajeno al devenir
del sur del planeta, así no tenga la tecnología para accederlo. Y, valga
añadir, a propósito de la alianza de la NASA y la Universidad Johns Hopkins, el ya
relegado e inexistente papel que juegan las casas de estudios en Venezuela.
El mayor esfuerzo que debemos hacer,
conquistada la libertad, es devolvernos de la edad de piedra y satisfacer las
necesidades y demandas básicas de la población.
Ello, no impide retomar la idea de una agencia espacial que vaya más allá
de nuestras fronteras, en el área regional, no sólo para concursar en todo lo
posible en la programación espacial, sino definir y legislar en torno a una
política pública en la materia.
Además, no olvidemos que hay una
discusión pendiente de muy largo plazo sobre el poder de disposición de y en
los cuerpos celestes, comenzando por la Luna, en la medida que aumente el
número de países que puedan enviar y establecer sendas misiones en ellos, con
fines – todo es posible – probablemente dañinos. Discusión que exigirá de una
profunda renovación del pensamiento jurídico en torno al poder mismo de
disposición de nuestro planeta y del resto de los cuerpos a los que podamos
llegar, como ya comienza a avizorarse en relación a los cambios climáticos o al
uso del espacio ultraterrenal para fines bélicos.
Referencias:
Agencia
AFP (2022) “Impacto inminente: nave espacial de la NASA se prepara para desviar
un asteroide”, del 26/09: https://gestion.pe/mundo/nasa-impacto-inminente-nave-espacial-de-la-nasa-se-prepara-para-desviar-un-asteroide-dart-mision-dart-asteroide-eeuu-rmmn-noticia/?ref=gesr
Richard Luscombe (2022) “‘A bullseye’: Dart spacecraft makes”, The Guardian, Londres, 28/09/.
02/10/2022:
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