EL NACIONAL - Miércoles 14 de Marzo de 2012 Opinión/9
¿ATACARÁ ISRAEL A IRÁN?
Geopolítica del Medio Oriente
Aníbal Romero
Llega a su fin en el Medio Oriente una larga y convulsionada etapa de relaciones estratégicas, que podríamos designar como la etapa "nasserista" en referencia al controversial líder egipcio. Dicho período se caracterizó por la preeminencia del enfrentamiento árabe-israelí y la cuestión palestina, la función del nacionalismo como cemento interno de los Estados árabes, la relativa subordinación de tradicionales tensiones religiosas y étnicas, y el papel crucial de poderes externos a la región en su curso geopolítico.
La nueva realidad presenta otros ejes de enfrentamiento. Por un lado el fin del nasserismo, que a su manera todavía encarnaban las dictaduras en Egipto, Irak, Libia y Siria, lejos de significar el salto a una etapa de libertad ha abierto las puertas a la desintegración y la anarquía. El nacionalismo pierde intensidad y la división religiosa entre sunitas y chiitas, así como las rivalidades tribales, desvían las miradas árabes fuera de Israel y minimizan el tema palestino. La amenaza del Irán chiita, empeñado en convertirse en poder regional dominante, hace cundir el pánico entre las monarquías sunitas de Arabia Saudita y los Emiratos; mientras tanto Libia comienza a desmembrarse, y los antagonismos entre regiones y decenas de milicias armadas despedazan el país.
Los acomodados y atemorizados gobernantes en Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y Bahréin, temen mucho más a un Irán que agita las masas chiitas y procura armarse con armas nucleares, que a una Israel cuyos propósitos estratégicos son bien conocidos y se centran en su propia supervivencia.
La insurgencia chiita, promovida por Teherán también en Irak, hace temblar carcomidas estructuras y despierta el fantasma de un fundamentalismo religioso que podría extenderse como reguero de pólvora. Por su parte, Assad procura sostener la alianza de minorías que articula su gobierno en Siria y lo hace con apoyo iraní, ante la creciente desafección de la mayoría sunita.
Este complejo rompecabezas, que por momentos pareciera favorecer a Israel en vista del relativo debilitamiento de algunos de sus vecinos, es capaz de transformarse radicalmente en corto tiempo.
Por un lado, el programa nuclear iraní es percibido en Jerusalén como una amenaza existencial.
Un ataque preventivo de Israel contra las instalaciones atómicas de Irán desataría un conflicto de grandes proporciones y forjaría ambiguas alianzas.
Por otro lado, la anarquía que se expande desde el seno de las hambrientas masas egipcias y penetra hacia el resto de la región, bien podría conducir a los acosados jefes militares en El Cairo a suspender el tratado de paz con Israel, que suscribieron en su momento Sadat, Begin y Carter, para restaurar la fuerza del nacionalismo antisionista como médula espinal de la política árabe.
¿Atacará Israel a Irán? Si lo hace presumo que no contará con el apoyo de Barack Obama, ya en franca retirada de Irak y Afganistán, concentrado exclusivamente en su reelección, y consciente del impacto negativo del aumento del precio de la gasolina sobre el electorado estadounidense. Precios altos del combustible son la condena a muerte para una segunda presidencia del actual ocupante de la Casa Blanca.
En síntesis, el Medio Oriente no se debate hoy entre la libertad y el autoritarismo sino entre la estabilidad y el caos; y en el plano estratégico el eje no pasa por el nacionalismo árabe frente a Israel, sino que se focaliza en la crisis interna de una civilización islámica escindida entre chiitas y sunitas, que aún evaden el tránsito a la modernidad.
Fotografía: https://israelnoticias.com/editorial/ee-uu-misiles-patriot-irak/
EL NACIONAL - Jueves 15 de Marzo de 2012 Opinión/7
ATresManos
Miradas múltiples para el diálogo
NUESTRA HERENCIA AFRICANA
Esteban E. Mosonyi
Recuerdo que durante mis años de estudiante de Antropología, cuando algunos cursantes hicimos una visita a Curiepe, contemplamos una serie de manifestaciones musicales locales, ejecutadas con maestría y dignidad por tres expertos músicos de la comunidad.
Al final hicimos unas preguntas, en parte alusivas al origen de su repertorio. Uno de ellos nos interrumpió, cortésmente pero de manera terminante: "Muchachos, recuerden que aquí no estamos en África". La respuesta estampó en mi memoria una huella duradera. Lo que vimos era muy barloventeño, venezolano, nadie podía discutir su originalidad. Pero su continuidad con lo ancestral africano tampoco se prestaba a dudas: las melodías y ritmos, los instrumentos, los gestos, la interpretación en su conjunto.
Esto no implicaba nada peyorativo. Toda expresión cultural tiene raíces, a partir de las cuales surgen modificaciones ineludibles, sin desmentir su procedencia. Es muy raro que en materia de cultura algo se dé por generación espontánea, sin antecedentes.
África es el continente madre de la humanidad. En tal sentido todos somos afrodescendientes. En la cultura occidental inciden pueblos de habla afro-semítica: egipcios, mesopotamios, hebreos, árabes, bereberes. Las tres religiones hermanas de mayor extensión mundial son también de la misma procedencia: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Más al sur, el África subsahariana posee una riqueza cultural de magnitud superlativa.
Ello se revela en la belleza y complejidad del acervo arquitectónico, un equipamiento material variadísimo, sistemas económico-políticos constitutivos de comunidades, regiones, reinos e imperios; profusamente dotados de idiomas y oralidades, cosmovisiones, manifestaciones musicales y coreográficas.
Por otro lado, África sufrió el holocausto de la esclavización etno-genocida que desembocó, a su vez, en una diáspora cada día más importante y visibilizada. Pero, paradójicamente, en este su año internacional muchos afrodescendientes no se autorreconocen.
Hay distintas explicaciones y nosotros vamos a lanzar una más, no excluyente de otras complementarias. El decadente capitalismo eurocéntrico y racista ha cometido con África otro crimen de lesa humanidad, como si no bastara con la esclavitud como tal. La ideología dominante ha venido satanizando el continente africano como ámbito por excelencia del grado más absoluto de primitivismo, salvajismo, ignorancia y degradación del que es capaz la especie humana. Para el hombre o mujer occidental promedio África es lo más ignominioso.
Infortunadamente, el África poscolonial hereda gran parte de esos prejuicios. Los límites de sus países son los impuestos por los colonizadores. Los Estados actuales constituyen la prolongación de territorios colonizados; no han reivindicado plenamente sus hermosísimas culturas, y aún permanecen anclados a los idiomas occidentales de los antiguos amos europeos.
Ni siquiera la lengua swahili, de extensión casi panafricana, está entre los idiomas oficiales de las Naciones Unidas. Aún en lo económico, África sigue sometida a una dominación humillante.
Al otro lado del Atlántico, muchos descendientes de los esclavizados se resisten a asumir su origen africano. "No queremos nada con África", es una frase que resuena en todo el continente americano. En Venezuela hay afrodescendientes conscientes de su progenie.
Pero se da igualmente un movimiento que reivindica una "cultura negra" antiafricana, so pretexto de que sus ancestros fueron cazados, vendidos y esclavizados por sus propios coterráneos africanos. Complicidad con los colonizadores la hubo como en cualquier parte del mundo bajo condiciones parecidas. Si un pequeño sector de la población latinoamericana no se beneficiara de nuestra dependencia, ésta jamás habría existido. Lo cierto es que tanto los pueblos africanos como los americanos descendientes de la trata esperan todavía su plena liberación, la cual sólo será posible si se solidarizan entre ellos mismos y con los demás irredentos que constituyen la humanidad actual en su casi totalidad.
*Universidad Central de Venezuela
Fotografía: https://www.ivenezuela.travel/tambores-de-san-juan-venezuela/
EL NACIONAL - Sábado 24 de Marzo de 2012 Opinión/7
EL PAÍS DEL BRILLANTE CAMARADA
Sergio Dahbar
Siempre son pequeños detalles los que definen la trascendencia de un momento histórico. El hombre que heredó el poder el 20 de diciembre pasado en Corea del Norte, Kim Jong-un, es el tercero en sucesión y ha sido identificado como Brillante Camarada, hijo del Querido Líder, Kim Jong-il, y nieto del Presidente Eterno, Kim Il-sung.
Una dinastía de nombres ampulosos y ridículos ha convertido ese país de 24 millones de víctimas en "un parque temático estalinista, gulag dirigido por los Monthy Python", en palabras del periodista inglés Tony Wheeler.
Esta nación presupone que "los propietarios únicos de la revolución y la construcción posterior son las masas".
Un no lugar donde el maquillaje es el único anclaje que poseen las mujeres para sobrevivir a la opresión y las carencias. "La señora Song prefería saltarse el desayuno antes que acudir al trabajo sin maquillaje", reporta Barbara Demick en su magnífico Querido Líder. Vivir en Corea del Norte (Tur- ner, 2011).
No sólo hay que pensar qué le pasa por la cabeza a una familia en el poder para bautizar con semejantes nombres a personajes que deciden la muerte, el atraso, el exilio y la hambruna de miles de habitantes. Gente que distorsiona con obsesión el estudio de las matemáticas, porque esta ciencia no puede dejar la ideología de lado.
Así instruyen los manuales educativos de Corea del Norte: "Tres soldados del Ejército Popular de Corea matan a treinta soldados norteamericanos. ¿A cuántos soldados norteamericanos mató cada uno si todos mataron el mismo número de soldados enemigos?". Esa compulsión a convertir cualquier detalle de la vida cotidiana en pensamiento político no ha servido, sin embargo, para resolver graves problemas de alimentos ni de electricidad.
En el caso del Brillante Camarada, autoridad máxima norcoreana en este momento, cambiaron su fecha de nacimiento, lo engordaron, le enseñaron a comportarse, aplaudir, vestirse y reír. Este cambio de imagen llegó hasta la cirugía plástica. Habría que preguntarse por qué.
La respuesta la dio An Changil, ex oficial norcoreano, entrevistado por The New York Times.
"Cuando los norcoreanos miran a Kim Jong-un, ven a Kim Il-sung cuando tenía 33 años, momento en el que se proclamó libertador de un pueblo oprimido por los japoneses. Después de todos estos años de dificultades bajo el yugo de Kim Jong-il, el pueblo quiere un nuevo libertador".
Lo que de alguna manera es una tragedia para el Brillante Camarada. Hasta el año 2010, Kim Jongun era un perfecto don nadie. La construcción de su biografía y su carrera fue fugaz. Lo que no entró en esa cartilla que se repite hoy de forma monocorde es que es amante de las películas de artes marciales y del actor Jean Claude Van Damme. Su padre lo era de las películas pornográficas.
El Brillante Camarada es hijo de la segunda esposa de Kim Jong-il, se educó en Suiza como todos sus hermanos, habla inglés, francés y alemán, y aunque siempre trató de evitar las influencias de Occidente adora el básquet y admira a Michael Jordan.
Estas frivolidades han quedado en un segundo plano desde que la muerte de su padre lo convirtió en teniente general y vicepresidente de la Comisión Militar Central, institución que gobierna el cuarto Ejército más numeroso del mundo: 1,1 millones de soldados en activo y 4,7 millones en la reserva. Su gasto consume 33% del producto interno bruto.
Una de las preguntas que activa la memoria de los norcoreanos de manera fluida es qué estaban haciendo cuando murió Kim Ilsung. Algunos tenían un examen final de música y la muerte del Presidente Eterno aplazó su graduación hasta el año próximo. En toda casa debe haber una imagen de Kim Il-sung y Kim Jong-il, y no puede faltar el trapito para limpiarles el polvo.
No se puede esperar menos de un país donde los muros de las casas no pueden superar el metro y medio de altura para que los policías puedan observar qué ocurre dentro y donde la intimidad es un uno de los privilegios más costosos.
Barbara Demick lo expone de esta manera a través de la historia de una pareja, Mi-ran y Jun-sang.
Novios a pesar de que la sangre de ella era impura por culpa de un error de su padre, se veían de noche a escondidas.
Amparados por el atraso de un país sin electricidad, la clandestinidad era el único espacio de rebelión frente al control obsesivo del régimen. El amor siempre redime.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario