martes, 24 de junio de 2025

Discursante, compilador e intérprete

TRADICIÓN DE LA PALABRA EFICAZ

Luis Barragán

Acotación  preventiva, no entendemos nuestra accidentada vida republicana sin la bondad de alguna mínima formalidad parlamentaria alcanzada; por muy censitario e indirecto que haya sido el sufragio, la población supo también reconocerse en los extraordinarios tribunos que nos hicieron algo más que un dato geográfico en el XIX. No olvidemos, en las postrimerías del siguiente siglo, le da alcance al Congreso de la República una vasta, sostenida y dolosa campaña de satanización que hace del “calderazo” –  aquél eufemismo de Moisés Moleiro - una exigencia estelar de los sectores que hoy en nada refieren el desempeño de la unicameralidad con dos décadas y media a cuestas; la eventual reforma constitucional, esperando el oficialismo por el momento que más le convenga, parece apuntar a una instancia semejante a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, contrariando toda una genuina tradición deliberativa en Venezuela.

Tradición que, en efecto, la tuvimos y holgadamente, dentro y fuera de las curules edilicias y parlamentarias, pues, por mucho que fuese el peso de una personalidad partidista, ésta debía responder a una dirección política de múltiples pareceres y sonoridades, llamada a consensuarse, por ejemplo. Convengamos que, después de 1958,  profundizamos en el debate libre y organizado como nunca antes, en los más disímiles quehaceres sociales, y, teniendo por natural domicilio el parlamento, significó una importante experiencia acumulada ahora francamente desconocida por las nuevas generaciones.

De reciente circulación, seleccionador e intérprete de un eficaz discurso de la civilidad, acierta Ramón Guillermo Aveledo con el segundo tomo de “Luis Herrera Campíns, vida parlamentaria” (Abediciones / KAS, Caracas), cubriendo los años del hemiciclo este (1964-1968, 1969-1973) y del oeste (1974-1978) del Capitolio Federal.  La obra constituye una prueba irrefutable de la sobriedad, respeto, profundidad, perspicacia, claridad, contundencia, decoro y humor que caracterizaron el verbo y la conducción política trastocada en escuela: no por casualidad, Herrera y Aveledo fueron magníficos oradores y jefaturaron la correspondiente bancada parlamentaria en las diferentes épocas de actuación en el palacio legislativo.

De una necesaria e inevitable complejidad estructural y organizativa, la dirección partidista encontró un extraordinario, confiable y mutuo soporte en la dirección parlamentaria, cuyo desarrollo institucional contó con sólidas bases echadas desde muy principios de los sesenta del veinte, estabilizada y perfeccionada en los noventa hasta consagrar reglamentariamente la objeción de conciencia como un derecho de los senadores y diputados adscritos a la bancada, a modo de ilustración. A través de sus discursos, Luis Herrera da cuenta de un extenso y variado temario, pero también de una orientación política disciplinada y congruente, discutida por los parlamentarios adscritos en consonancia con las líneas estratégicas del partido que generó, en varias ocasiones, un esfuerzo adicional de entendimiento y compromiso.

La deliberación, dato fundamental, es la consecuencia lógica de una irreprimible pluralidad que ha de saber de un liderazgo honesto, convincente y confiable, haciendo eficaz la palabra empeñada; por ello, la sola lectura y contextualización de un discurso suele revelar la templanza, convicción y visión del orador a pesar de las más graves y duras circunstancias que atraviesa, o marcar con respeto y cordialidad una determinada discrepancia. Al respecto, navegando a profundidad este segundo tomo, por una parte, ponderamos al jefe parlamentario que condujo la barca en el dificilísimo 1969 que dio cuenta de la actitud asumida por el general Pablo Flores, las sistemáticas protestas estudiantiles, el obstinado guerrillerismo, el paro magisterial, los secuestros políticos, el intento de asalto al Congreso por los perezjimenistas, las declaraciones del general García Villasmil; y, por otra, disfrutamos de una didáctica faceta, cuando el vocero apoya la candidatura de Guillermo Feo a la segunda vicepresidencia de la cámara, pero no deja de expresar inteligentemente sus sentimientos de aprecio por Abelardo Raidi, el otro aspirante por el que no votará la bancada, prometiéndole que su columna semanal de El Nacional, no perderá lector alguno.
24/06/2025:

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