DE LOS DIABLOS DANZANTES DE #YARE
Luis Barragán
Un parpadeo
más de la vida, parece que treinta años no son nada. Los cumple la publicación
de un documento suscrito por los oficiales que lideraron la intentona golpista
de febrero, mientras se encontraban
recluidos en la cárcel de Yare: “Las razones que nos obligaron a insurgir”
(Yare, 24/06/1992). Sin embargo, para las más recientes generaciones, las que
pagaron y aún no terminan de pagar las consecuencias, se trata de siglos.
El documento en cuestión, denunciaba
la situación del país para la época privilegiando varios aspectos, entre ellos,
el de los derechos humanos, y muy poco le dedicó a la corrupción
administrativa, expresión de cierta vanidad técnica que la supuso exclusiva del
ámbito estatal. Éste problema encabezaba
todos los estudios de opinión, convertido también en un elemento fundamental de
ataque de los golpistas, a quienes – por cierto – se les santificó como los
adalides de la pureza de propósitos, la honestidad, el sentido de sacrificio y
todo lo que reportaba el imaginario social a favor del militar en Venezuela.
La sola intentona, generó una poderosa
y perdurable ilusión óptica que llevó a los resultados electorales de 1998: el
problema se acabaría, apenas, esa oficialidad subalterna y no otra, así fuese superior,
ascendiera al poder. Más de veinte años continuos de un mismo gobierno en este
siglo, no sólo lo agigantó exponencial y
hasta extravagantemente, sino que lo agotó como una prioridad en las encuestas
por demasiado obvio, dizque naturalizándolo, y por la muy extrema asfixia
social y económica que lucía imposible en la última década de la centuria
anterior.
Danzaron aquellos diablos que le
dieron diferente timbre al Tuy mirandino hoy de una extraordinaria inseguridad
personal, burlándose a la postre del país que están vaciando, ya que, forzado
al exilio más de ocho millones de
venezolanos, el régimen lo reclama
únicamente para sí. No hay precedente del
asalto al erario público que ha sido despiadado y quizá tardaremos bastante en
conocer con alguna precisión, las cifras astronómicas que convirtieron los paraísos fiscales en una
suerte de agujero negro.
Generalizada, propia del Estado Criminal, la descomposición ha trascendido a toda la sociedad, como no podía imaginarlo - por entonces - Humberto Njaím en un libro que marcó pauta, aunque si esbozó algunas tendencias: “La corrupción, un problema de Estado” (UCV, Caracas, 1995). El sólo, ilimitado y descontrolado crecimiento estatal, bajo el régimen socialista, lo auspició; el historial legislativo de retrocesos frente a lo que fue la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, lo corrobora; y, aunque el caso español se nos antoja tímido de compararlo con el nuestro, añadida la dirigencia extractiva venezolana, es válida la reflexión que hace Joaquim Bosch en un obra de revelador título, como “La patria en la cartera” (Ariel, Barcelona, 2022): “Nuestras debilidades institucionales explican que los abusos de poder hayan sido un hilo conductor muy persistente en la historia de nuestro país”.(445).
24/06/2022:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/37471-yare
Cfr.
Freddy Marcano. "Yare y un desdichado documento"
(http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/37469-yare).
William Anseume. "¿Volver a Yare por Carabobo?"
(http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/37467-yare).
Karelbys Meneses. "Venezuela en el último lugar del ranking de países que luchan contra la corrupción"
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