Luis
Barragán
La
frecuente exaltación de los símbolos patrios y la vida militar, en la década de
los cincuenta del siglo pasado, tiende a confundirnos en torno a la naturaleza del gobierno
que la ocupó con pretensiones de extenderse.
Convocada una fraudulenta Asamblea Nacional
Constituyente que, aproximadamente en cuatro meses, elaboró y sancionó la Constitución, no encontramos
motivos valederos y, mucho menos, legítimos para decretar, como lo hizo, la larga provisionalidad, comprendida entre
1953 y 1958, y, faltando poco, que la presumiera como un régimen institucional
de las Fuerzas Armadas Nacionales, en realidad, exclusivamente personificado
por Marcos Pérez Jiménez. El sobredimensionamiento de la corporación castrense,
herederas directas del pasado glorioso [OLIVAR, 2012: 148 s.], contribuye a la confusión, obligando a emplear
conceptos y categorías de índole histórica y politológica que permitan una
mejor apreciación de la etapa. Por lo pronto, conviene distinguir entre
perezjimenato, como un régimen históricamente realizado, y perezjimenismo, como un movimiento político y social que
sobrevive o desea sobrevivir al presunto fundador.
1.- Una rara transición política
El
golpe militar del 24/11/1948 contra el presidente Gallegos, no tardará en aclararse
definitivamente con el
asesinato de Carlos Delgado-Chalbaud el 13/11/50. Sustituido en la presidencia
de la ahora Junta de Gobierno por el civil Germán Suárez Flamerich, sabrá de la
convocatoria y fraudulenta celebración de una Asamblea Nacional Constituyente el 30/11/52 que derivará,
aprobada la nueva Constitución en escasos meses, en un gobierno provisional
encabezado por Marcos Pérez Jiménez para el período comprendido entre abril de
1953 y abril de 1958.
Falsa
provisionalidad, larga y curiosa transición hacia la realización de las elecciones directas,
universales y secretas, abortadas desde las más altas cumbres del Estado al
finalizar 1957, supuso el ejercicio del
poder por la institución castrense. Mera suposición, porque Marcos Pérez
Jiménez fue realmente el beneficiario y único árbitro en la vida del país [OLIVAR,
2023].
La entidad armada continuó el ritmo de su ya
inevitable y paradójica modernización: “Pérez
Jiménez incentivó la profesionalización castrense, con lo cual estaba abriendo
la fosa de su propia tumba política”, pasando del personalismo de los caudillos
decimonónicos a un pretorianismo autoritario-corporativo [IRWIN-MICETT,
2008: 202, 205]. Liquidados los
partidos políticos tan contundentemente, hubo una cierta
atmósfera de prosperidad que parece respirar todo el país de acuerdo a la
prensa y a la literatura de la época,
por cierto, capaz de cuestionarla de un
modo u otro; no existe rivalidad alguna para los altos
personeros del régimen, aunque muertos, prisioneros o desterrados los líderes
políticos de la oposición, ya estaba consolidado en el
imaginario local el estudiante como un héroe a favor de las mejores causas de
la libertad y de la democracia [RIVAS, 2010: 113].
Permitiéndonos una breve digresión, al
ambiente y sólo ambiente marcial, se oponen los símbolos de la civilidad que calaron
profundamente entre 1945 y 1948, única explicación para que no sólo
sobreviviera teóricamente la fórmula de unas elecciones directas, universales y
secretas, sino la propia idea de la Revolución de Octubre al conmemorarla el
gobierno hasta el 18 de octubre de 1957. El estudiantado y la boina vasca que
le dio identidad en 1928, por ejemplo,
persisten a la vez que el ejército ha ganado décadas de intranquilidades
y reacomodos, pues, sólo hasta 1952 los “alzados victoriosos” dicen actuar en
nombre de las Fuerzas Armadas
[CABALLERO, 1991: 112, 130 s.; CABALLERO, 1995: 286].
2.- Régimen
enmascarado
La marcialidad atmosférica o ambiental de los
tiempos del perezjimenato, suele engañar: cubre una etapa pretoriana que ha
dejado atrás el caudillismo, pero que no conoció el Estado Cuartel en el marco
de un régimen personalista y no de las Fuerzas Armadas, como quiso hacerlo ver
el beneficiario principal [OLIVAR, 2023]. Tratamos de una extraordinaria
habilidad propagandística y publicitaria al identificar al tachirense con la
corporación armada y viceversa, engrandeciéndola para engrandecerse, con una
notable inversión en armamentos
[BUTTÓ, 2015: 92, 99, 130].
El asunto requiere de elementales y necesarias
precisiones: el régimen no será el de un
caudillo que habla de una estirpe de civiles armados que “se proclaman a
sí mismos como militares […] Pero la
diferencia entre caudillo y dictador se establece, en el caso venezolano, en la existencia o no de un efectivo Ejército
Nacional” (cursivas del autor) [IRWIN, 2006: 27, 145, 149]. Nos acercamos más
al militarismo, el predominio del poder militar sobre el poder civil,
aterrizando en el pretorianismo que constituye una influencia abusiva de los
militares que ha de conocer algunas características distintas (oligárquico, de
masas, etc.) [IRWIN, 2006: 20, 24 ss.].
El otro dato indispensable, el de la
dictadura, nos remite al control ilimitado, por encima del orden jurídico
positivo, del Estado por un individuo, camarilla o grupo de militares que la
hicieron o hacen posible, con o sin el concurso de los civiles, conjugando el
despotismo, el autoritarismo, el personalismo
[PÉREZ CAMPOS, 1998: 51-59]. Y otro concepto o categoría al que suele apelarse, es el del Estado Cuartel, retrotraídos a la perspectiva de Harold Laswell (1941),
trastocados los militares en factores dominantes de la sociedad industrial
moderna arrastrada a los conflictos y escenarios bélicos [IRWIN-MICETT, 2008: 205 s.].
Ahora bien, luce importante que, al calificar
el gobierno de tan larga provisionalidad, como el de Pérez Jiménez, hagamos las
precisiones necesarias, ya que, teniendo a las Fuerzas Armadas como base de
sustentación, las utilizó y manipuló enmascarando un régimen netamente
personalista que “hizo jugar a la policía política contra sus compañeros”
[SCHAPOSNIK, 1985: 154 ss.]. No por casualidad, además del tachirense,
adicionalmente fueron emblemáticas las muy detestadas figuras de Laureano
Vallenilla-Lanz Planchart y Pedro Estrada, purgadas a lo largo de enero de 1958, cuando la dictadura intentó sobrevivir por
todos los medios; en todo caso, se evidencia una particular refriega entre los
servicios de inteligencia de carácter civil y militar [BARRAGÁN, 2018].
3.- Conclusiones
La de Pérez Jiménez fue una dictadura de las
que llaman personalista, pretoriana, autoritaria y despótica que no debemos
confundir con un régimen institucional de las Fuerzas Armadas. Además,
coincidimos con Irwin en que “el Estado venezolano del siglo pasado no ha sido
nunca un Estado Cuartel o Estado Guarnición” [IRWIN-MICETT, 2008: 205], como lo
hubo por un período relativamente corto a partir de 2016, militarizada la
sociedad, los negocios mercantiles, la cultura y el patrimonialismo de Estado [PEÑA, 2016].
En atmósferas o ambientes dictatoriales y
pretorianos, suelen sobrevivir los símbolos y el testimonio de lucha de la
civilidad. Ojalá que no desaparezcan en el curso de los días que corren, por
cierto.
4.- Post-data
La versión que tenemos buena parte de los
venezolanos en torno al denominado perezjimenismo, es propia de la década de
los sesenta del veinte en la que experimentó una curiosa y espectacular, como
injusta, reivindicación. Creemos que se
trata de un período de popularidad, el
último, no estudiado suficientemente y que extiende sus dividendos políticos
con la invocación que hizo Chávez Frías de un modo francamente oportunista,
incluyendo un ínfimo núcleo de simpatizantes entre el estudiantado ucevista de
pocos años atrás: ahora, muy recientemente citado, cualquiera lo creería el
adalid de las libertades y del progreso.
Referencias
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Los (in)esperados alzamientos del 1° de enero de 1958”. Tiempo y Espacio,
Caracas, n° 69, en: http://bdigital2.ula.ve:8080/xmlui/bitstream/handle/654321/2929/7739-19875-1-PB.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
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IRWIN, Domingo – MICETT, Ingrid (2008) “Caudillos,
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Universidad Católica Andrés Bello, Caracas.
OLIVAR, José Alberto (2012) “Prolegómenos
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BUTTÓ, Luis Alberto – MELÉNDEZ M., Raúl – OLIVAR, José Alberto [Coordinadores]
(2012) “De la hueste indiana al pretorianismo del siglo XX: Relaciones
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OLIVAR, José Alberto (2023) Conferencia (Video). XI Diplomado de Historia de la
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PEÑA ANGULO, Jo-Ann (2016) “Aproximación
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Luis Alberto – OLIVAR, José Alberto (2016) “El Estado Cuartel en Venezuela:
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PÉREZ CAMPOS, Magaly [Compiladora] (1998) “Glosario
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en dictadura. Renovación estética y fábulas de identidad en la Venezuela
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SCHAPOSNIK, Eduardo C. (1985) “Democratización
de las Fuerzas Armadas venezolanas”. ILDIS – Fundación Gonzalo Barrios,
Caracas.
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