TAIWÁN PARA UNA HIPÓTESIS NADA DESCABELLADA
Luis Barragán
Muy antes, fue necesaria la tajante distinción entre
la China comunista y la que sencillamente no lo era, circunscrita a una isla lo
suficientemente jerarquizada en el
contexto de la llamada guerra fría
que supo de no pocos hervores: Taiwán. Ésta, al igual que Japón, supo de un
formidable respaldo estadounidense que bien aprovechó y trabajó la población
para alcanzar los extraordinarios niveles de vida que radicalmente contrastaron
con la opresión y las hambrunas del febril ideario maoísta que más tarde
recibió la ayuda inimaginable del odiado tigre
de papel.
Nuestro país tuvo relaciones diplomáticas con la
insular República de China hasta 1974, cuando las decidió a favor de la
continental República Popular en un contexto internacional que comenzaba
lentamente a cambiar. Desde entonces, perdimos la noción de un exitoso país que
se hizo definitivamente de la democracia liberal con capital en Taipéi, a
principios de los noventa, conquistada y seducida la opinión pública por el
curioso régimen comunista de un decidido y triunfal apalancamiento capitalista,
cuyo nervio principal está en Pekín, ahora, en la presente centuria, olvidado
todo vestigio de lo ocurrido en la Plaza de Tiananmén por 1989.
Referido anteriormente, la sola y descomunal deuda
contraída con la superpotencia continental, nos obliga a una vinculación
definitivamente realista y, ojalá, creadora (https://www.elnacional.com/2025/05/liderato-politico-china-y-las-relaciones-sino-venezolanas/), que luce compatible con un relacionamiento
necesario respecto al modesto coloso isleño de una relevante importancia
geopolítica, geoestratégica y geoeconómica. Entre varias razones, por una
parte, a pesar de sus dimensiones territoriales, cuenta con un extraordinario
peso al encabezar la producción mundial de semiconductores, con fortísimas
inversiones extranjeras que incluyen a la propia China, siendo una de las más
importantes economías del mundo por sus niveles de exportación e importación;
agreguemos, con una fuerza laboral altamente calificada, bajos niveles de
inflación y de desempleo, como una envidiable estabilidad financiera, entre los
más importantes países de mayor reserva de divisas del planeta.
Observemos, por otra, más allá del dato económico,
hemos obviado tan injustamente el modelo taiwanés, cuyo milagro económico
arrancó desde los años sesenta del veinte con la reforma agraria, inversiones
extranjeras y una estrategia industrializadora orientada a la exportación. Un
fenómeno abiertamente contrastante con China, se hizo perfectible desde
mediados de los noventa, con un proceso convincentemente democratizador,
amplias libertades públicas, respeto de los derechos humanos, división de
poderes, nunca reivindicado en este lado del mundo.
Luego, afinando nuestra estrategia de largo plazo,
probablemente nuestro futuro entendimiento será con el referente continental de
un pleno y desinhibido desarrollo capitalista que apelará irremediablemente a
la democracia liberal y al efectivo federalismo, comprendiendo y asumiendo
pacíficamente la independencia y la complementariedad del referente isleño de
larga experiencia en la materia. Un módico esfuerzo de investigación que
incluye a especialistas extranjeros, siendo tan asombrosamente escasos los
venezolanos, nos lleva a transitar la hipótesis nada descabellada.
15/07/2025:
https://www.elnacional.com/2025/07/taiwan-para-una-hipotesis-nada-descabellada/
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