TELESALUD: LA HORA VOLUNTARIA
Luis Barragán
Inevitable,
todo aquel que tiene un familiar, o amigo cercano, médico, plomero, ingeniero,
psicólogo o mecánico, lo llama para una rápida consulta, o el rápido
asesoramiento en caso de una emergencia. Poco importa que se trate de un
traumatólogo, pero bienvenida es la atención y recomendación que pueda hacer en
el caso de una sorpresiva crisis hipertensiva, elevada y aguda la presión
arterial como las tarifas de una hospital privado, o el tiempo de espera para
la efectiva evaluación en una clínica pública.
Muy afortunado
fue, quien tuvo a un profesional de la salud en los tiempos de la consabida
pandemia y, de hecho, el suscrito contó con la inmensa generosidad de la médico
y amiga que, por WhatsApp, nos orientó y recetó para la superación del Covid-19
en casa, aunque ella misma atravesaba el virus por esos días, algo de lo que
después nos enteramos.
Poco importa
la distancia para la consulta, encontrándose el profesional en la misma
localidad, región o país, siendo no pocas las veces residente en el exterior.
Digamos, hay un servicio filial o afectivo de telesalud por obra de las
facilidades que ofrece el mundo digital, pues, resulta difícil que nuestra diáspora
hubiese tenido que entenderse con el país natal a través de lo que se llamó el
Discado Directo Internacional (DDI) y sus precios.
Comprendemos, una
de las disciplinas más difíciles de ejercer en España, por citar un caso, es la
psicología, por cierto, muy cara la consulta y el tratamiento, siendo difícil
la homologación o revalidación de título, distinto al ejercicio de la
psiquiatría, pues, al fin y al cabo, son médicos. Además, aparentemente, ha
sido más fácil para un médico u odontólogo, comenzar como camillero o
asistente, bregando por un pleno reconocimiento de sus acreditaciones hasta
desempeñarse como profesionales, incluyendo a los de la enfermería, como
difícilmente puede hacer un psicólogo o psicopedagogo titulado.
Ahora
bien, respeto al exterior al igual que
el interior venezolano, creemos posible la idea de organizar un voluntariado
que atienda puntuales vicisitudes de los nuestros, acá, con la intermediación
de una organización altruista especializada de una irrefutable trayectoria y reputación.
Posiblemente, no tratamos de las consultas forzosamente presenciales para la
evaluación y el tratamiento, como suele ocurrir, pero sí de una orientación
necesaria y básica que tienda la comunicación – a modo de ilustración – entre
Madrid y Upata, Caracas y Achaguas, Barcelona y Soledad: por ejemplo, ¿una hora
de consulta informativa previamente
convenida de un paciente con un terapeuta, nutriólogo, o nefrólogo que pueda
derivar en un proceso alternativo y presencial de diagnóstico, tratamiento y evaluación?,
¿una opción para nuestros sectores de mayor vulnerabilidad social que ya le dio
alcance a la clase media?, ¿la prestación de un servicio cívico y solidario de
nuestros profesionales que atraviesan también las circunstancias difíciles de
hallarse en el exterior y, aún más, en Venezuela?
Ilustración: Juan Vidaurre.
05/07/2025:
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