ANTI-CAMPAÑA ELECTORAL
(San Lucas, 14: 25-33)
José Luis Sicre
El político que
comenzase su campaña electoral prometiendo bajar los salarios, subir los
impuestos y aumentar el paro, difícilmente despertaría mucho entusiasmo. Si
encima añade: “El que me vote, irá a la cárcel”, es probable que se quede
completamente solo. Jesús llevo a cabo una campaña más loca aún que ésta. Para
ser discípulo suyo exige posponer los amores más grandes (a la familia y a uno
mismo), jugarse la fama y la vida, renunciar a todo. Es lógico es pensar que
Jesús, poniendo esas condiciones, se quedaría sin un solo discípulos. ¿Ocurrió
así?
El problema
El evangelio de hoy
comienza hablando de la gran cantidad de gente que sigue a Jesús sin ser
discípulos suyos. Es posible que por la mente de alguno de ellos pasase la idea
de entrar a formar parte del grupo de los discípulos. Jesús, adelantándose a
cualquier petición en este sentido, se dirige a todos e indica las condiciones.
Primera condición:
renuncia a lo más querido
En el Antiguo
Testamento, la tribu de Leví era el modelo de servicio radical a Dios. Las
Bendiciones de Moisés comentan a propósito de ella:
Dijo a sus padres: No
os hago caso;
a sus hermanos: No os
reconozco;
a sus hijos: No os
conozco.
Cumplieron tus
mandatos
y guardaron tu alianza
(Deuteronomio 33,9)
Para los levitas, el
cumplimiento de la voluntad de Dios está por encima del amor a padres, hermanos
e hijos.
En línea parecida,
pero más radical, formula Jesús su exigencia: para seguirle hay que posponer a
su padre y a su madre // a su mujer y a sus hijos // a sus hermanos y a sus hermanas.
La familia de la que uno procede (padre y madre), la familia que uno ha creado
(mujer e hijos), el entorno familiar (hermanos y hermanas) simbolizan todo el
mundo afectivo; colocarlos en segundo plano significa una gran renuncia. Pero
Jesús añade un séptimo elemento, el más duro, que no se menciona a propósito de
los levitas: hay que posponerse incluso a sí mismo.
Segunda condición: arriesgar la fama y la vida
Esta exigencia ya ha
aparecido en el evangelio de Lucas, formulada de manera más radical aún, pero
que aclara el sentido: Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz
cada día y venga conmigo (9,23).
La imagen, durísima,
equivaldría a decir hoy: “El que quiera seguirme, cargue con su silla eléctrica
y venga conmigo”. Con la diferencia de que la silla eléctrica no es
transportable, mientras que la cruz la llevaba cada condenado hasta el lugar
donde iba a morir.
El hecho de que se
hable de cargar con la cruz cada día demuestra que es algo distinto de estar
dispuesto a morir. La muerte en cruz era considerada por los romanos la más
cruel e ignominiosa, prevista para graves delitos contra el estado y la
sociedad. Por consiguiente, cargar con la cruz cada día expresa la disposición
de soportar la deshonra, el odio y desprecio de la sociedad, e incluso la
muerte.
Una pausa para
reflexionar y desanimar
Lo dicho basta para
desanimar a gran parte del auditorio. Por si alguno no se ha enterado, Jesús
propone dos comparaciones (la construcción de una torre y dar la batalla) que
invitan a no tomar decisiones precipitadas con respecto a su seguimiento.
«Antes de querer
convertirte en discípulo mío, párate a pensarlo. No sea que después fracases y
hagas el ridículo.» Evidentemente, Jesús no se parecía en nada a esos
directores espirituales que animaban a los y las jóvenes a entrar en el
seminario o el noviciado sin pensarlo seriamente.
Tercera condición:
renuncia a los bienes materiales
A la renuncia a los
grandes afectos, al arriesgar la fama y la vida, Jesús añade en tercer lugar la
renuncia a los bienes materiales. Es lo que dice al joven rico (aunque Lucas lo
presenta como un jefe): Vende cuanto tienes, repártelo a los pobres y tendrás
un tesoro en el cielo; después sígueme. Este personaje no fue capaz de hacerlo.
En cambio, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, “dejándolo todo, lo siguieron”
(5,11). También Leví, “dejándolo todo, se levantó y lo siguió” (5,28).
¿Exigencias para
todos los cristianos?
En el libro de los
Hechos, cuando se cuenta la expansión de la Iglesia, el término “discípulos” no
designa ya a un grupo relativamente pequeño que acompaña a Jesús a todas partes
sino a los cristianos de Damasco, Jerusalén, Jope, Antioquía, etc. ¿Se aplican
a ellos las exigencias anteriores? ¿Son válidas, por tanto, para todos los
cristianos actuales?
El caso que conocemos
mejor es el de la tercera exigencia: la renuncia a los bienes materiales.
Cuando Ananías y Safira, un matrimonio de Jerusalén, vendieron un campo, se
quedaron con parte del dinero y pusieron el resto al servicio de la comunidad,
pero fingiendo que lo entregaban todo. San Pedro les dice que no estaban obligados
a entregar nada; lo malo era que intentaran engañar. Este ejemplo deja claro
que para formar parte de la comunidad cristiana, para ser discípulo, no había
que renunciar a todos los bienes materiales. De hecho, en las comunidades
fundadas por Pablo, lo que él aconsejaba era compartir los bienes con los
necesitados.
Las dos primeras
exigencias, que nos resultan tan duras, posiblemente sí tuvieran que vivirlas
bastante a menudo la mayoría de los cristianos. En una época de frecuentes
persecuciones, y en la que los cristianos eran ridiculizados e insultados como
criminales y enemigos del estado, hacerse discípulo de Jesús supuso en muchos
casos la ruptura con los seres más queridos, la pérdida de la fama y la estima
social, e incluso la muerte. La situación no es muy distinta en bastantes
comunidades actuales de África y Asia, prescindiendo del desprestigio que
supone en muchos ambientes occidentales el hecho de confesarse cristiano.
El misterio
Jesús no se quedó sin
discípulos. Al contrario, cuanto más difíciles eran las circunstancias, más
eran los que querían seguirle. Como escribió Tertuliano, que vivió entre los
años 160-220: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”. Lo que
desanima de seguir a Jesús no son sus grandes exigencias, sino la comodidad y
vulgaridad de quienes lo seguimos.
Fuente:
https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/7941-anti-campana-electoral.html
Ilustraciones: Salvador Dalí, inicial, y Patrick Hayman, luego.
Padre Martín:
https://www.youtube.com/watch?v=GeyXSmixAJo
https://www.facebook.com/arperaza/videos/1140457544810487
Papa León:
Canonización.
https://www.youtube.com/watch?v=9hfZ80xYdzM
Monseñor Biord:
https://www.youtube.com/watch?v=MG2MwG4cyXQ&list=RDMG2MwG4cyXQ&start_radio=1
Monseñor Munilla:
https://www.youtube.com/watch?v=pSET-BRMxJA
Fotografía: LB, Iglesia de la Coromoto, El Paraíso (Caracas, 07/09/2025). Comenzando la Misa, se cayó la conexión eléctrica del altar y sus alrededores, no así el equipo de sonido. Sirvió para tomar la gráfica sin la luminosidad artificial que la impide cercana al altar, pues, sólo entraba la luz natural.
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