viernes, 11 de marzo de 2022

Flash Benzo

LA VUELTA AL DÍA EN 80 MUNDOS

Nicomedes Febres

Ayer luego de mis abluciones matutinas, de caminar mis 3 kilómetros de rutina y escribir mi artículo, me dediqué a revisar el capítulo final de mi próximo libro que trata sobre Juan José Benzo, el más importante fotógrafo caraqueño de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, quien siendo farmacéutico de profesión y como tenía recursos monetarios personales, se dedicó a la fotografía y a la fabricación de postales de la vieja Caracas dejándonos una herencia cultural invalorable como son las imágenes de aquella ciudad de los techos rojos y sus habitantes. Su obra había pasado, por razones que ignoro, un poco por debajo de la mesa en Caracas y no así en el resto de América. Como las fotografías originales a reproducir están en buena parte en mí poder gracias a la donación que me hizo hace poco su nieto Antonio Alcántara, recién fallecido, había escrito ese libro pausadamente y en mis ratos libres, además su obra fotográfica ya estaba realizada. Solo me quedaba narrar el ocaso de Benzo dominado por dos hechos determinantes, primero sufrir de una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica producto del hábito de fumar y luego ser presidente de la Logia Masónica de La Gran Venezuela en aquella vieja Caracas cuando había cerrado sus puertas El Cojo Ilustrado, sucedía la Primera Guerra Mundial, y se consolidaba el poder despótico del general Gómez quien había trasladado con su persona el poder político absoluto que él encarnaba a Maracay y con la prisión en La Rotunda de Rafael Arévalo González quien osó presentarse como candidato opositor ante la posible re elección fraudulenta y quien sufrió 27 años de presidio en las mazmorras gomecistas por ese atrevimiento. Quizás el hecho de no poseer Benzo un estudio fotográfico para atender al público y no depender de su trabajo como fotógrafo para vivir le permitió legarnos las imágenes de aquella Caracas de coches, calles empedradas que pasó a la Historia como la Caracas de los techos rojos. En el libro estará también presente la única foto, de J. M. Herrera Irigoyen que hayamos visto, que no hago publica hoy para no meterme un auto gol con ese gran venezolano de excepción, siendo Herrera el director fundador de El Cojo Ilustrado, la más importante revista hecha en Venezuela en toda su historia y donde escribieron los grandes intelectuales y escritores de habla hispana de su tiempo.

En la foto mi querido amigo Antonio Alcántara hijo, quien falleció hace un año a los 93 años y poco antes de morir me llamó para regalarme su colección de fotografías antiguas de su abuelo putativo Juan José Benzo sobre aquella Caracas de los techos rojos. Era ingeniero y servidor público con un inmenso sentido de la solidaridad social y humana. Un ser bondadoso, noble y puro de alma a quien los caraqueños debemos mucho, entre otras cosas algunos parques recreacionales que creó siendo empleado del Ministerio del Ambiente donde laboró por décadas. Era hijo del maestro Antonio Alcántara, el gran pintor de la Escuela de Caracas y un hombre noble y bondadoso también, criado al abrigo de su tío Juan José Benzo de quien fue asistente por muchos años durante su juventud. Todos ellos hombres dignos de la admiración de nosotros.

11/03/22:

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