Hermann Alvino
1- Desde que existimos como especie, se han teorizado y aplicado las variantes más dispares sobre la guerra, documentadas además desde el mismo invento de la escritura, reseñando triunfos, saqueos, derrotas, sufrimientos y todos los sentimientos humanos del caso, indicando que lo único que ha cambiado ha sido la tecnología, más no las pulsiones que nos envuelven en esa clase de situaciones.
2- Sobre la guerra sobran tratados, como el de Tucídides sobre el conflicto entre Atenas y Esparta, la Anábasis de Jenofonte que cuenta la retirada del rey persa Ciro, las crónicas que relatan el sentido de la oportunidad de Alejandro en la batalla de Gaugamela –buscando el punto más débil como hacía Napoleón-, lo que relata Julio César sobre su campaña militar en las Galias, más las decenas de clasicos conocidos donde se repiten esas emociones y pulsiones –liderados por el teatro griego- al tiempo que se muestran las decisiones y tácticas de cada bando en disputa. Un enfoque más psicológico lo enseña Maquiavelo, y la teoría general de Von Clausewitz, consagrando la equivalencia entre política y guerra, que bien se complementa con las notas de Napoleón a pie de página de El Príncipe, que también muestran la continuidad de esas emociones, lo común de las tácticas, la sorpresa como elemento para triunfar, la elección del tiempo y lugar más convenientes para invitar o aceptar el combate, la rapidez de reflejos de los comandantes y soldados, la valentía de los guerreros y su balance personal sobre la relación costo-beneficio para arriesgar la vida a cambio de fama, riquezas -y sexo-.
3- Esos libros, junto a los tratados modernos que exploran la naturaleza de la guerra –desde los postrenacentistas hasta los actuales- son pilares de la civilización occidental, y por ello, aunque no lo parezca, se basan en Homero y su Ilíada, porque es en esa obra donde realmente se valora la psicología del ser humano a la hora de expresar lealtad, traición, miedo, valentía y cobardía, prudencia, astucia, temeridad, y engaño – siendo Tolstoy la referencia moderna-; y si vamos más atrás en el tiempo, nos conseguiremos con relatos similares en los textos sagrados de todas las religiones, donde la guerra entremezcla seres humanos endiosados, y dioses humanizados.
4- Además de las fuentes occidentales, en la India hay decenas de tratados clásicos en las lenguas dispares de ese continente y que van desde su misma cosmología hasta el imperio Mughal, en las tumbas faraónicas se hallan las historias en jeroglíficos de las victorias de aquellos poderosos mandatarios, en lo que hoy es Iraq están los monumentos que en cuneiforme relatan la épica de muchos pueblos anteriores a los griegos, al igual que en China existe una enorme bibliografía sobre las guerras entre territorios y dinastías, y cuyo libro más conocido en Occidente es el de Sun Tzu, de quien las crónicas dudan un poco sobre su real existencia, aunque ubiquen su nacimiento a finales del siglo VI AC -antes de los presocráticos griegos-; y es en su Arte de la Guerra donde se consigue la recomendación más sensata: … un ejército victorioso gana primero y después entabla la batalla; un ejército derrotado lucha primero y después intenta obtener la victoria…, reflexión que contiene el sentido común indispensable para abordar una guerra… y la vida.
5- Sobran ejemplos que indican que esta conseja se ha respetado muy pocas veces, y aun con ello, las circunstancias cambiantes durante la lid son decisivas para el desenlace final… porque hasta la lluvia se asocia a los errores de ejecución para acabar con las expectativas de quien en el papel aparecía como el ganador, al igual que los piojos, el tifo, la disentería, la peste bubónica, los inconvenientes para el abastecimiento logístico en armamento y comida, y la actuación misma del rival que transtorna cualquier plan. Por supuesto que los ejemplos paradigma son la invasión napoleónica y hitleriana a Rusia, donde el invierno, los nodos de abastecimiento logístico, las enfermedades y la vestimenta inadecuada arrasaron con esos ejércitos, o el de la lluvia que impidió la llegada de la caballería de refuerzo al mismo Napoleón, para así hacerlo capitular en Waterloo y cambiar la Historia.
6- Infortunadamente la guerra no ha traido progreso a la humanidad, por las muertes y sufrimientos que siempre ha conllevado, y porque al contrario de los grandes logros del ser humano que le obligaron a exprimir su inventiva –como los productos derivados durante los años de preparación para ir a la Luna que luego sirvieron al bienestar de todos- la guerra no aporta ese tipo de inventiva, sino que se apodera de los adelantos benévolos para hacer armas cada vez más letales. La Fïsica es testimonio de ello, con la atómica derivada de dicha disciplina, al igual que el cálculo de la trayectoria y el alcance de los proyectiles; Física que por otra parte aportó la resonancia magnética a la Medicina, mientras que el radar utilizado para el combate aéreo también se usa en la navegación aérea y marítima comercial.
7- Hasta las Matematicas puras, que nos explican parte de la Naturaleza -por ejemplo con sus números primos que se relacionan con el ciclo de nacimientos de las cigarras, cada 17 años, o con sus logaritmos que reflejan fielmente el perfil del tronco de las palmeras- han sido aprovechadas por la guerra, como cuando las estadísticas del matemático Abraham Wald permitieron mejorar el refuerzo de los bombarderos de EEUU sobre Japón, al invertir los términos para que en vez de fijarse en los aviones que volvían con los agujeros de las antiaéreas del enemigo –y reforzar esas áreas-, la atención la enfocó en los lugares donde esos proyectiles habían impactado en los aviones que no volvieron, o sea en el motor de los aparatos derribados por los japoneses, para reforzar debidamente su carcasa, y sobrevivir.
Aunque, irónicamente, como las ciencias también tienen como referencia a la realidad aleatoria, bien se puede asociar el movimiento browniano al caos mismo de una batalla junto a las circunstancias que van surgiendo; o sea que es el azar lo que veces determina el desenlace… o si se quiere, la suerte...
8- En pequeña escala –con pocos individuos o familias-, especialmente en tiempos de carestía, pueden surgir conflictos por las razones más diversas –como cuando serpenteó la envidia de Caín hacia Abel-, para que espontáneamente se tome una piedra o un kalashnikov y se dirima el problema. Pero cuando de trata de pueblos enteros, la motivación casi nunca nace espontáneamente para alcanzar masa crítica, sino que se va insertando astutamente por el poder de turno interesado en motivar esa población para que apoye sus planes de guerra, y por supuesto para que participe en ella, algo que hasta un espíritu tan basto como el de Hermann Göring lo había entendido cuando en los juicios de Nuremberg afirmó…Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por su falta de patriotismo y exponer al país al peligro… funciona igual en cualquier país… -https://factual.afp.com/goering-no-dijo-en-los-juicios-de..., lo que es un argumento muy nazi que ahora ha sido copiado a la perfección por Putin, acusando a los ucranianos de nazis, cuando en realidad el nazi es él mismo…
9- Hay otros factores motivantes igualmente poderosos como los llamados a la gloria y honores –Shakespeare, en su Enrique V reinventa el discurso del monarca arengando a la tropa con palabras más o menos similares a las verdaderas, antes del combate en Agrincourt-… ”El que sobreviva a este día y llegue a viejo... entonces levantará su manga y mostrará sus cicatrices diciendo “Estas son mis heridas del día San Crispín”- https://www.jotdown.es/2013/03/pocos-hermanos-y-felices/-.
El odio entonces, combinado con el temor y el sentido del honor, más la expectativa de dinero, privilegios, abusos sobre el prójimo con la certeza de tener impunidad para actuar a placer, hace que el ser humano sea capaz de cualquier crueldad, durante la guerra misma –por ejemplo matando para ahorrarse el trabajo de tener que lidiar con prisioneros-, o en las actividades colaterales con las que surgieron los campos de concentración nazis y el Gulag soviético, donde junto a dominar con todas las formas de crueldad posibles, se usaban los prisioneros como mano de obra esclava, y prescindible cuando ya no podía trabajar.
10- Y si a la crueldad catalizada por los líderes políticos le combinamos las creencias religiosas, entonces se comprende el trato de las civilizaciones mesoamericanas con sus prisioneros y las guerras religiosas europeas aupadas por los mismos textos sagrados, pero interpretados por papas, obispos y cardenales para alborotar al pueblo llano a perseguir y quemar los herejes de cada bando, mientras que reyes y emperadores aprovechaban para revestirse con la gracia divina concedida por esos autoproclamados representantes divinos, que cuando se la negaban provocaban divisiones adicionales –como la de Enrique VIII- o inversiones de alianzas que, nuevamente, iban cambiando permanentemente la historia europea, añadiendo más muerte, sangre, cuerpos desmenbrados y comidos por los animales, hambrunas y odios que todavía perduran para sumarse a los que vamos cosechando por el camino.
Segunda gráfica: Diseño para Vanguardia (https://www.lavanguardia.com/internacional/20181111/452801242117/primera-guerra-mundial-armisticio-mundo-roto-sangria.html).
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