“Señor, enséñanos a orar” (Lc
11, 1-13)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Padre Nuestro)
José Martínez de Toda, SJ
Los Apóstoles veían que la oración de Jesús era distinta de la de los
demás judíos. ¿En qué estaba la diferencia?
Los judíos veían a Dios como un rey lejano, a quien
había que rendirle homenaje como rey. Con los reyes había que cumplir con un
ceremonial, pues representaban el poder y la autoridad. Por eso
en las oraciones judías se usaban fórmulas fijas, solemnes, establecidas por
antiguas tradiciones. Además para orar debían subir al Templo
de Jerusalén.
El nombre hebreo
para Dios es Yahweh (YHWH). Pero, para no tener el peligro de profanar su
nombre, utilizan la palabra adoni, que significa “mi Señor”.
Pero la oración de Jesús se apartó de
las costumbres religiosas de su pueblo y de su tiempo.
1. La oración de Jesús fue personal,
confiada, constante. Hablaba con Dios, al margen de las leyes litúrgicas. Estuvo 40 días en el desierto orando. En la noche se iba a un lugar
retirado, y oraba. Antes de tomar una decisión importante, oraba más; por
ejemplo, antes de elegir a los Apóstoles (6,12), antes de preguntar a los
discípulos quién es Él (9,18), en el monte Tabor (9,28), en Getsemaní…
2. Jesús rezaba por otros
(Lucas 22, 31-32; Juan 14, 15-16). En Israel no era frecuente esto. Rezar por
otros era propio de profetas, que sentían la responsabilidad y la preocupación
por los problemas de su pueblo.
3. Jesús recomienda la oración
comunitaria, pues allá está Él más presente.
Tanto les llamó la atención a los
discípulos cómo oraba Jesús, que un día le pidieron: “Enséñanos a orar”. Y les enseñó el Padre Nuestro.
¿Qué es lo más importante en el Padre nuestro?
La
oración para Jesús es un asunto entre padre e hijo pequeño, donde hay
familiaridad, amor,
ternura e intimidad.
Y así, Jesús llama a Dios “Abba”
(Mc 14, 35-36; Romanos 8, 14-15; y Gálatas 4, 6),
que significa ‘papá, papaíto’, y enseñó a sus amigos a invocar a Dios
con esta palabra tan familiar. “Abba” e “imma” (papá, mamá) son los primeros
balbuceos en arameo de los niños.
Para los contemporáneos de Jesús
era inconcebible e irrespetuoso dirigirse a Dios con la espontaneidad de
padre-hijo pequeño.
Pero además el llamar a Dios ‘Padre’ significa que somos hermanos, que nos convertimos en una familia.
¿Cuál es la estructura del Padre Nuestro?
El Padre Nuestro es un camino, que empeña toda la vida del cristiano.
Aquí Jesús sintetiza el proyecto de su vida y el de su discípulo. El Padre
Nuestro resume todo el evangelio: el amor a Dios y a los hermanos. Y así, es un
proyecto que gira en torno a dos realidades o polos: Dios y el prójimo.
Las siete peticiones de la versión de Mateo (Mateo 6:9-13) tiene se dividen así:
Las tres primeras tienen que ver con Dios: ‘Santificado sea tu nombre’, ‘Venga a nosotros tu Reino’, ‘Hágase tu
voluntad’.
Las cuatro últimas peticiones tienen que ver con cubrir las necesidades de todos - el prójimo -, no sólo las mías. Por eso se expresan en plural (“danos – perdónanos – no nos dejes caer en tentación – líbranos del mal”). Esto enfatiza la comunidad de fe a la que pertenecemos, en vez de quedarnos en nuestras propias necesidades independientes.
¿Cómo debe ser la
oración?
Estos
son los requisitos de la buena oración:
1.Fe
en su amistad: “Tu fe te ha salvado” (A Bartimeo). Parábolas del amigo en
viaje, y del hijo que le pide a su papá.
2.
Perseverancia: Parábola de la viuda y el juez.
3.
Humildad: Parábola del Fariseo y el publicano. La Cananea.
4. Se requiere orar con el
corazón, no sólo con la boca.
Te cuento la historia del músico en el
cielo:
<Un músico soñó que era
llevado al cielo. Deambulaba por el cielo cuando se encontró con Jesús, que le
invitó a asomarse y contemplar lo que pasaba en la tierra.
Y vio una iglesia donde se
celebraba la misa del domingo. El organista tocaba entusiasmado y sus dedos se
movían con gran agilidad y las teclas subían y bajaban, pero en el cielo, no se
oía ningún sonido. Veía el grupo de cantores, bocas abiertas, pronunciando
todas las palabras, pero no podía oír ningún sonido. Veía al sacerdote y a los
fieles que se levantaban y se sentaban y abrían sus bocas para recitar las
oraciones, pero no oía ningún sonido. Asombrado, le preguntó a Jesús por qué no
se oía nada. Jesús le contestó:
- "Si no oran y cantan con
sus corazones, aquí ni nos enteramos".> (Félix
Jiménez, escolapio).
5.
Paciencia. “El tiempo es de Dios”. “Hágase, Señor, tu voluntad”.
Jesús
nos pone dos ejemplos. El primero es “El amigo inoportuno”:
<“Un
amigo viene durante la media noche, y te grita: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y
no tengo nada que ofrecerle".Y, desde dentro, tú le respondes: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis
niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."
Si el otro insiste llamando, yo
te digo que, si no se levanta y se lo da por ser amigo suyo, al menos por la
importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así les digo yo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.”>
El
segundo ejemplo de Jesús es “El padre de las cosas buenas”:
<¿Qué padre de ustedes, cuando el
hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una
serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, pues, que
son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?>
El escorpión, al enrollarse, se parece a
un huevo.
Y
el don del Espíritu Santo nos hace hijos adoptivos de Dios y nos enseña a
gritar a Dios: ¡Abba, Papá! (cf. Rm 8,14-17).
Fuente: Correo electrónico remitido por Román Mendoza.
Ilustración: Charles Aldrich.
Misa: Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=XaKLYedbXzg

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