DE LA REINDUSTRIALIZACIÓN POLÍTICA VENEZOLANA
Luis Barragán
El discurso, la acción y la emoción de una convincente
naturaleza política, inmediatamente nos impone de una complejidad y
trascendencia que se resiste a la burda simplificación y transitoriedad
aspirada por todo régimen (algo más que) autoritario. La metáfora industrial
podría reencaminarnos a la noción quizá técnica de un proceso productivo que
organiza, distribuye y mejora las instituciones, y también a una ampliación que
convierta los principios, valores y bienes políticos en un creciente y vital
compromiso ciudadano, traducido en procesos democráticos de elaboración y
desarrollo institucional, legitimación y estabilidad cívica, representatividad
y participación, preparación y destreza de un liderazgo generador de confianza,
profesionalización y rigor del servicio público, etc.
Huelga comentar las circunstancias, razones y
condiciones que nos trajeron a un siglo XXI que se antojó muy antes promisor,
bastando solamente con reiterar la necesidad de una urgente reindustrialización
cívica, política, ciudadana, o, mejor social y partidista que concrete y
especifique, le dé sentido y programación, espacio y discusión, a nuestras
metas, propósitos y aspiraciones. Por supuestísimo que debemos partir del
reconocimiento de un destino inevitablemente compartido, porque la salvación no
es individual o infaliblemente individual, quedándose o marchándose del país,
ni la narrativa salvacionista, mesiánica o prosopopéyica el mejor expediente
para sobrevivir en un planeta de realidades y peligros atenazantes e
inminentes.
Fuera de esta rápida digresión en torno a una
geopolítica de los riesgos que se agigantan, consabidos todos los que se
concentran domésticamente como un desafío de la barbarie, la más elemental idea
de contar nuevamente con partidos vigorosos, reglados, limpios, transparentes y
de múltiples matices internos, con vocerías calificadas, como alguna vez los
ostentamos, nos conduce a otra equivalente para la sociedad civil organizada.
Demasiadas veces se ha dicho que ojalá los
políticos fueran paralíticos, según el estribillo de una antigua y célebre
canción, pero – acabados y estigmatizados aquellos más viejos – pasan o dicen
pasar ilesos los muy temidos que hoy conforman el poder establecido, y, lo
peor, antes como ahora, ni siquiera se sienten los pasos de una dirigencia
social con vicios antidemocráticos arraigados, salvo honrosos casos.
Hay una cultura autoritaria de hondo calado que no debemos
negar, como un terco legado positivista, curiosamente fortalecido en la presente
centuria en nombre del socialismo. Y, a esta paradoja, se suma otra: por
ejemplo, con independencia de las posturas asumidas por la entidad, la
directiva de Fedecámaras la renuevan cada dos años con la opinión manifiesta de
sus miembros, mientras que la Federación de Asociaciones de Profesores de
Venezuela (FAPUV), tiene ya veinte años a cuestas sin celebrar elecciones tal
como lo han hechos varias asociaciones afiliadas; valga añadir una ironía
adicional, pues, argumentada la inexistencia de condiciones para realizar
nacionalmente sus comicios y encontrar el rumbo de su propia transición democrática, por dos
décadas no han sufragado los agremiados de modo que, presumimos, viven a plenitud la democracia y consideran un
defecto que la oposición haya implementado sendas primarias para seleccionar a
sus abanderados presidenciales.
En términos de J. G. A. Pocock, esta situación refleja
la erosión de la virtud cívica y la debilidad del republicanismo entendido como
la vigilancia activa sobre las instituciones: la reindustrialización política
exigiría, pues, recuperar la responsabilidad compartida del liderazgo, la representación
y la participación. El caso venezolano revela una cultura autoritaria
persistente, heredada y reactivada bajo la discursividad socialista, bloqueando
la renovación institucional y la imaginación cívica que le es tan
indispensable.
Imágenes: Intervención de las obras de Juan Lovera sobre el 19 de abril de 1810 y 5 de julio de 1911 (LB/IA).
30/09/2025:
https://www.elnacional.com/2025/09/de-la-reindustrializacion-politica-venezolana/
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