lunes, 2 de mayo de 2022

CampoAmor

LA CASA DE LOS SUEÑOS

Hermann Alvino

1- Esta fotografía, que se puede apreciar en la página facebook de Pedro Méndez, no se corresponde con esas casonas que eran la sede familiar y de negocios de las haciendas caraqueñas de antaño, habitadas por mantuanos y mantenidas por esclavos y sirvientes… porque esta casa, ubicada en Los Chorros en Caracas, fue la mansión de los sueños de quienes la frecuentaban para hacer de su país el mejor lugar del mundo para vivir, siempre, junto a sus familias y su gente querida. Era la sede donde brillaba la idea de justicia social, de sensatez en la gobernanza y de solidaridad entre los pueblos latinoamericanos. Casa de rigurosa formación intelectual, a la vez que de realismo político, dentro la más genuina misericordia cristiana. Ése era pues, y así lo concebíamos todos, el IFEDEC, el Instituto de Formación y Educación Política de la Democracia Cristiana.

 2. La imagen muestra una casa algo entradita en años; quien sabe en qué momento Pedro Méndez la fotografió, aunque seguramente lo hizo algo después de haber vivido sus momentos más estelares, cuando la república se iba al garete. Los árboles y plantas entremezclados con arbustos la ponen en el justo lugar que van ocupando nuestros recuerdos cuando se van diluyendo con el paso del tiempo, como las casonas que describen los autores latinoamericanos que nunca se perfilan a plenitud, puesto que la idea es percibirlas como lejanas, fuera del tiempo, a diferencia de la chocante nitidez fotográfica de las mansiones coloniales de los films hollywoodianos.

3- Pedro Méndez fue durante largo tiempo el magnífico director de ese instituto, en una época donde la formación política no era un negocio sino un apostolado propiamente dicho, algo en lo que él creía, junto a todo su personal y la multitud de colaboradores que contribuían a su misión; la plantilla además,  era un espejo de nacionalidades latinoamericanas que iban compilando el acervo histórico documentado de la Democracia Cristiana continental –que seguía viviendo momentos estelares en la región, principalmente en Chile y Venezuela-, junto al patrimonio bibliográfico de la misma política latinoamericana. La vida nos fue llevando a todos lejos de aquel lugar, más no del mismo apostolado docente, cual producto de exportación de aquella generación de idealistas, filósofos, periodistas, médicos,  ingenieros, industriólogos, junto a las profesiones más dispares, todos unidos dentro de esos sagrados salones de clase y conferencia, representados, tal vez, en la frase de un dirigente juvenil caraqueño –el “negro” Nacho-, quien en pleno debate interno que se realizaba en aquella casa entre fuerzas que heredaban sin necesidad rivalidades ajenas, dijo “en este sagrado recinto solo podemos hablar con la verdad”.

4- Pero también había otra casa que irradiaba sensibilidad socialcristiana y rigurosos conocimientos, como era el IFEDEC zuliano, a cargo durante largo tiempo por un poeta que bien la memoria histórica del futuro deberá colocar entre los grandes de la segunda mitad del siglo pasado, como fue Guillermo Yépez Boscán. Lamentablemente no se dispone acá de una foto de aquella sede importante para el occidente del país, que bien merecería estar al lado de la caraqueña.

5- Sin embargo, esta reseña de la casa de los sueños no pretende alebrestar nostalgias sobre un partido, que junto al resto de entonces, y junto a la república misma, desapareció hace décadas por la ceguera de aquellas élites políticas, culturales y empresariales, como tampoco rumiar sobre un concepto de formación política igualmente apartado por una actividad formativa más empresarial y comercial que apostólica.

6- Porque de lo que se trata es de llamar la atención en que aquella formación de camadas de dirigentes políticos, que abarcaba no solo a los venezolanos sino a los de los países latinoamericanos, era un fútil esfuerzo para sustituir las carencias de la formación cívica de la educación formal en los tres niveles, primario, secundario y universitario, a cargo del mismo Estado. Era muy difícil interactuar con quienes deseaban saber más del pensamiento socialcristiano -y se empeñaban a fondo en aquellas experiencias de aprendizaje- pero que desconocían en gran medida el andamiaje institucional de su propio país así  como la naturaleza de la Economía como instrumento de intercambio de bienes y servicios. Infortunadamente, tampoco disponían de una base sólida de educación cívica que indujera a un comportamiento acorde con la seriedad y honestidad intelectual –cuando no personal- que debían tener todos en su actividad partidista y política en general.

7- En aquella casa, el esfuerzo para compensar las carencias estatales era inmenso, y por supuesto necesario, puesto que a la misma democracia cristiana requería disponer de mejores dirigentes, porque muchos de éstos, ubicados en los mayores niveles jerárquicos del partido que la representaba, ya estaban llegando a extremos irreversibles de pragmatismo y oportunismo político, al punto –y eso consta personalmente- que varios miembros de la dirección nacional nunca habían visitado la sede formativa, ni siquiera para asistir a una que otra recepción –con cocteles incluidos, naturalmente, y buenos snacks- con motivo de algún aniversario partidista importante.

8- Quien sabe, tal vez esos copeyanos solo de nombre, que no habrían desentonado como miembros del partido históricamente rival, sin uno poderlo siquiera imaginar, representaban la avanzada de lo que habría de venir, esto es, una ola de dirigentes sin mayor interés por el Bien Común, quedándose aprisionados en su agenda personal de poder y avidez de dinero.  El tiempo parece haber confirmado que aquellos encorbatados eran una premonición sobre ese futuro, hoy presente en el cenáculo del poder político venezolano, y que nada parece poder revertirlo.

9- Aquella casa de los sueños, hay que destacarlo siempre, no se correspondía con sus equivalentes alemana y francesa, que tenían una misión similar con sus juventudes -siendo la francesa más sólida en temas filosóficos y la alemana en la práctica política propiamente dicha-, puesto que la DC venezolana no solo era objetivamente distinta de la europea a causa del paternalismo petrolero venezolano que condicionaba su acción política, sino que su militancia también creía que ese paternalismo debía ser parte del fundamento ideológico y de gobernanza del socialcristianismo endógeno; y fue por la contradicción entre aquella creencia y el neoliberalismo que de repente comenzaron a predicar las más influyentes autoridades partidistas –quienes más bien debían ser ejemplo viviente de esas enseñanzas-, que centenares de miles de militantes socialcristianos se decantaron masivamente por Chávez en 1998. Esa contradicción, por tanto, es la responsabilidad histórica de aquellos jerarcas copeyanos, que, de nuevo, quien sabe si en el fondo todos ellos se habían equivocado de partido, porque aquellos planteamientos habrían sido mucho más coherentes dentro de un partido liberal cuyo motor ideológico es fundamentalmente el economicismo.

10- Las crónicas más dispares coinciden en señalar que cuando por carambolas internas de poder, y por la mezquidad de quienes se negaban a darle paso a los objetivamente más comprometidos con aquella idea de justicia social, mas no con la mala costumbre de darle pompa al ego del poder interno de turno, el mando cayó en manos de lo que en términos de la Roma antigua podríamos definir como los bárbaros copeyanos de finales de siglo, todo ese acervo bibliográfico terminó convirtiéndose en pulpa de papel, cuando aquella dirigencia muy ingnorante sobre lo que ocurría dentro de esa casa de sueños, decidió deshacerse de todo ese material que había costado medio siglo compilar, sin siquiera tomarse la molestia al menos en digitalizarlo, por tanto, aunque los sucesores en esa labor formativa apartidista de dirigentes políticos, ya en una sede diferente, impersonal como toda iniciativa empresarial exitosa donde cuya pertenencia tiene poco de espiritual y mucho de relación laboral propiamente dicha, aquella memoria política latinoamericana se perdió irreversiblemente. Un destino similar, pero en este caso muy merecido, al de aquellos bárbaros que ya no representan nada en la vida política venezolana.

Como está andando el mundo, y con los continuos tropiezos que sufre la sensatez en la gobernanza latinoamericana, los sueños en una vida más justa -tanto con las personas como con el planeta mismo- están más vigentes que nunca y siguen combinando la honestidad intelectual y personal, la libertad empresarial con la justicia económica, la libertad personal con el papel regulador del Estado, la ayuda a los más vulnerables con un crecimiento económico no depredador del planeta, el ostracismo de la guerra con la competencia por recursos terrestres finitos, etc.

Quien sabe -por tercera vez-, a lo mejor esos sueños, al contrario de las golondrinas de Becquer, algún día sí podrán hacerse realidad.

28/04/2022:

https://vivalapolitica.wordpress.com/2022/04/29/la-casa-de-los-suenos/?fbclid=IwAR163GWQb--xVVZ0s4EQUX4c7pDhU3D02ZqTh3dKLQjLRhXLMhFcb1x9lu8

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