“Hay últimos que serán primeros, y primeros que serán
últimos”
(Lc 13, 22-30)
Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Puerta estrecha
José Martínez de Toda, SJ.
Hoy
le preguntan a Jesús: ¿Serán pocos los
que se salven? ¿Qué respondió Jesús?
Entre
los judíos había una gran preocupación sobre quiénes se salvaban e iban al
cielo y quiénes se condenaban. Ellos imaginaban que una gran
muchedumbre de todo pueblo y raza se apiñaba a la puerta del cielo para entrar.
Y
alguien le hizo a Jesús la pregunta equivocada: ¿Serán pocos los que
se salven?
Jesús no contesta directamente a esta pregunta de simple
curiosidad. Él va al grano. Como buen pedagogo, Él aprovecha estos momentos para
responder a las verdaderas preguntas que le debían hacer:
¿Cómo salvarse? ¿Quiénes serán recibidos y quiénes rechazados? ¿Qué necesito para ser salvado? ¿Cómo puedo servir a Dios mejor en mi presente situación en la vida? ¿Cómo usar mejor las oportunidades que Dios me da aquí y ahora para mi salvación eterna? Éstas son las preguntas verdaderas.
¿Y
qué responde Jesús?
Jesús
podía decir en general que todos los hombres del mundo son llamados por Dios a
entrar en su Reino, y a todos se les concede de hecho la posibilidad de entrar
en él. Pero Jesús especifica además:
<Esfuércense en entrar por la puerta estrecha... Ustedes querrán entrar, pero no podrán... En cambio verán allí en el Reino de Dios a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas. Y vendrán muchos de Oriente y Occidente, y del Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.>
Jesús
habla de entrar por la puerta estrecha. ¿Qué significa que la puerta sea estrecha?
La puerta estrecha de Jesús significa
esfuerzo y sacrificio.
Es ayudarnos mutuamente a nacer
de nuevo y acercarnos a todos con amor.
Es una vida entera puesta al
servicio de la liberación humana y espiritual de todos.
La puerta tiene exigencias
concretas:
-
Vivir alerta y estar siempre
preparados.
-
Hacer un serio esfuerzo: sólo los
que se hacen violencia entran en el Reino de los cielos. Hay que apreciar el
Reino por encima de todo: hay que amarlo más que a nada, ‘venderlo todo’ por
él, sacrificar todo lo terreno (Mateo 6, 21; 13, 44).
-
Ser comprometidos con los hombres:
“el que no ama al hermano a quien ve, ¿cómo va a amar a Dios a quien no ve?” (I
Juan 4, 20; Mateo 25).
El amor de Dios es un amor
exigente.
Es una invitación a la lucha, al
compromiso, a la resistencia.
Requiere una opción fundamental
y, sobre todo, un esfuerzo continuado.
Pero Jesús no nos pide nada que Él no haya
hecho primero. Contamos con su gracia ayudadora; Dios no nos pide nunca algo
que no nos haya dado primero.
Él fue el primero en entrar por
la puerta estrecha.
Pero hay una amenaza de ‘puerta cerrrada’.
¿Hay
algún boleto de entrada?
El criterio de selección será solamente
la fe con obras.
Mateo pone como criterio o boleta de
entrada, la fe (Mt 8, 11-12); Lucas, en cambio, pone como pasaporte las ‘obras
de justicia’ (vv. 23-27).
Juntando
las dos respuestas, podemos decir: el único signo seguro será ‘ambos unidos’:
la fe que se manifiesta en las obras, el tener verdadera fe en Cristo, que
lleve a practicar la justicia (cf. Mt 25), porque para Dios no hay acepción de
personas.
El
criterio de salvación es vivir una fe viva, ‘operante por la caridad’ (cfr. Gal
5, 6)
Es
ser y considerarse gratuitamente ‘hijos verdaderos’, junto con las obras de
cada uno.
Es cumplir el “Ámense los unos a los
otros” y el “Sírvanse unos a otros”.
Es
ser pobre en el sentido bíblico, es decir: tener humildad radical y vaciarse de
sí mismo ante el Todo-Otro, que es Dios. Quien no recibiere como un niño el
Reino de Dios, no podrá entrar en él (Mateo 18, 1-4; 19, 14). La actitud propia
del niño es la de fe, confianza, docilidad, sencillez…
En una palabra: es cumplir la voluntad del Padre, especialmente el gran mandamiento del amor.
¿Es exigente
la búsqueda del Reino de Dios?
El amor a Dios y el amor a los
hermanos es el único pasaporte válido para entrar en el Reino de Dios.
A todos los que presentan otro
pasaporte, les dirá: "No sé quiénes son ustedes".
Y el festín del Reino se llenará
con los que aquí sirvieron y amaron.
<Hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.>
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía,
sacramento del amor. El Reino de Dios ya está presente entre nosotros. Pero
mientras llega en plenitud hay que ir construyéndolo día a día, en nosotros y
en los demás. Nada será tan eficaz para ello como celebrar la Eucaristía, donde
se come y se bebe ‘el Pan y el Vino del Reino’, que nos dará energía para
cumplir sus exigencias y para extender nuestra misión a toda la creación,
mientras llega el Señor. La Eucaristía es la garantía, las arras dadas por
Cristo de que un día nos sentaremos con él en su Reino.
Fuente: Correo electrónico (Román Mendoza).
Ilustración: Antoine Molinero.
Misa Cardenal Porras: https://www.youtube.com/watch?v=RtBcvbojnAY
Reflexión P. Arturo Peraza. Tiene presente lo que acaece en Nicaragua: https://www.facebook.com/arperaza/videos/1329460697589090
Homilía Obispo Munilla: https://www.youtube.com/watch?v=4Jtgw1MRDvM

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