TEMERIDAD IBÉRICA
Luis Barragán
Puede
aseverarse, tras una pavorosa guerra civil, la España de 1939 eligió
definitivamente una entre dos dictaduras. En un caso, la que concluyó con la
muerte de Franco, y, muy seguramente, presumido
el triunfo, la que todavía sobreviviría en modo estaliniano.
La exitosa
transición democrática de finales de los setenta, abrió las puertas del siglo
XX a la península ibérica, asomándose holgada a los ventanales del XXI. Creemos que las nuevas generaciones no valoran
apropiadamente que el país elevara tan extraordinariamente su calidad de vida
en libertad, contrastando con las remotas décadas de penurias, represión y de
una forzada y masiva emigración por razones sociales y económicas, además de
las políticas.
En los últimos
tiempos, reabriendo innecesariamente las viejas heridas, el pasado histórico y
el que jamás ha sido ni lo será, ha sido
instrumento de poder. Propiciando una conflictividad varias veces innecesaria,
le ha permitido a Pedro Sánchez maniobrar exitosamente en el poder, demostrando
que tan radicalmente pragmático es.
Ha debido
perder escandalosamente las elecciones con Alberto Núñez Feijóo, gracias a una
atípicamente desastrosa gestión en la que, sin miramientos, conservadas sus
carteras, acabó con el partido Podemos del que muy bien se sirvió. Empero, asombrosamente, el PSOE ha no sólo ha
sobrevivido a sus propios fracasos, sino que tiene ya los votos para renovarse
en el poder paralizando al gobierno que no ha tenido parlamento al que rendirle
cuenta, al mismo tiempo que pactando con el separatismo vasco y, excedido en
los acuerdos, con el catalán.
No sabemos
cuál de ellos es el más temerario, jugándose a Rosalinda: Carles Puigdemont que
ha llegado demasiado lejos, o el Sánchez de una absoluta falta de escrúpulos y
una férrea voluntad de poder. Además, el asunto pone a prueba al rey Felipe de
una larga preparación y riguroso entrenamiento, pues, hay preocupación respecto
a la tentación de una constituyente que formalmente republicanice a los
ibéricos que pueden dar ejemplo a Italia, por ejemplo, haciendo de Europa cada
vez un archipiélago infinito de identidades, Estados y nacionalidades.
Fotografía: La Vanguardia, Madrid, 07/11/2023.
15/11/2023:

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