“–Tengo
los nervios mal desde aquella época en los cincuenta... Yo entonces debía de
tener unos dieciocho años y una noche, a las cuatro de la madrugada, sonó el
timbre. Tomáš y yo nos asustamos, saltamos de la cama porque una llamada a esas
horas solo podía querer decir una cosa. Corriendo preparé un maletín con ropa
de abrigo y se lo di en la mano. En ese momento yo solo tenía ojos para él, a
los agentes de la policía secreta que lo conducían fuera ni los vi, solo sé que
llevaban abrigos de cuero. Detrás de ellos se cerró la puerta del piso y
después oí estallar la puerta de la calle: empezaba la espera. Entonces sí que
aprendí qué era la soledad. Tener miedo a solas, sin nadie con quien compartirlo”
Monika Zgustova
(“Nos veíamos mejor en la oscuridad”,
Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2022: 83)
Ilustración: Nigel Van
Wieck, “Q-Train”, 2012.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario