LA GAMUS
Luis Barragán
Aficionados a la vieja prensa, siempre nos llamó la atención la aparición y regular presencia de Paulina Gamus en la prensa escrita de varias décadas atrás, incluyendo la empuñadura de un cigarrillo tan normal en la escenografía de la lejana época (https://lbarragan.blogspot.com/2011/09/picadura-pga.html). Desde las entrevistas concedidas como jefe de la división de Menores de la Policía Técnica Judicial (PTJ), pasando por sus crónicas para la C-4 y, más tarde, A-6 de El Nacional, hasta las columnas de El Diario de Caracas, agregadas los más exigentes interrogatorios de la fuente política y de la cultural, por su rol dirigencial, edilicio, parlamentario y ministerial, queda una imborrable demostración de la mujer de Estado que fue, feroz y también sutil polemista, capaz luchar en un terreno tan árido como la política en la que afrontó no pocas adversidades.
La Gamus, como escuché decir a algunos de sus colegas de cámara, igualmente fue temible al empuñar – esta vez – un micrófono en un hemiciclo de grandes oradores y diestros estrategas como el de diputados en comparación al otro más sereno, como el de los senadores. Paulina, como oí de varios de sus compañeros de partido, irrumpió valiente y habilidosamente en la muy dura lidia partidista tratándose de un partido como Acción Democrática, cuya complejidad y competitividad interna fue también característica de otros dos o tres y, a lo sumo, cuatro partidos que realmente los fueron y de los cuales las nuevas generaciones no sospechan.
Lamentando su más reciente desaparición física, luce necesario señalar que no necesitó de cuotas femeninas o atajos feministas para ascender en la vida política y partidaria que sepamos, y se midió en los debates públicos y en la faena de cada día, como Paulina Gamus. Fue una mujer inteligente, culta y avispada que aspiró a la presidencia de la República en tiempos que no estaba de moda siquiera pensarlo, con dominio de las condiciones personales, mínimas e indispensables, atenta a las difíciles circunstancias y variables que sugiere toda legítima ambición de poder.
Valga señalar que dejó por escrito sus memorias hacia 2012 de las cuales nos ocupamos (https://lbarragan.blogspot.com/2015/04/latente-inquietud.html), constituyendo un acto de responsabilidad de toda figura pública que está en el deber de confesar o de testificar ante la historia, por supuesto, siempre que haya una industria editorial capaz de acoger el testimonio. Solemos repetir los errores del pasado, porque nos creemos por siempre y de generación en generación, inventores del agua tibia.
Ideológica y políticamente adversamos a Paulina Gamus, pero ello no es óbice para reconocer al extraordinario valor que representa en nuestro historial político y republicano. Valor que lo ejemplificamos con la grata entrevista que le hicieron hace apenas un mes, dos importantes intelectuales como José Rafael Herrera y Jonathan Alzurú (https://www.youtube.com/watch?v=zBdBb9TfwOk), que recomendamos ampliamente.
Reproducción: Paulina Gamus de Almosny. Élite, Caracas, 1964.
13/07/2025:
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