ALICIA ÁLAMO, HUMANISTA
William Anseume
Murió
Alicia Álamo Bartolomé. Sería una extralimitación decir que fui su amigo. La
conocí de cerca, sí. Tan cerca como permite la hechura teatral de largos meses
que, en su vida, y ahora también en la mía, es casi nada. Pero me siento muy
orgulloso de haberla conocido y tratado de cerca. En un manido lugar común,
podemos decir que fue una gran mujer, y más, una gran mujer venezolana de la
cultura. Esto es decir bastante. No me extralimito.
Arquitecta,
periodista, articulista, profesora, actriz, dramaturga -en general,
escritora- y también artífice en gestión cultural, no menos importante.
Una humanista cabal. Como actriz la disfrutamos en televisión, al lado de
grandes actores del humor, tal cual Jorge Félix. Sin mayor ánimo de
protagonizar nada, fue protagonista de la posición cultural y social de la
mujer venezolana. Se jactaba de haber presenciado en su Caracas a Carlos
Gardel, nada menos. ¿Sería una marca? Además, creedora en la democracia y
combatidora feroz de ideas comunistas o de izquierda. Opositora de este régimen
sin ínfulas de heroína ni de ninguna otra especie, ya que padeció desde pequeña
el exilio de su padre, el combate férreo contra las dictaduras. Aunque vivió en
el teatro el terremoto de aquella Caracas, ahora antigua, no necesitaba batirse
al piso temblorosa para figurar; figuraba sola, con sus acciones
consuetudinarias.
Como
dramaturga, con obra poco extensa, destaca su pieza Juan de la noche, ganadora
de un prestigioso concurso de los profesionales del teatro de entonces.
Profesora y cofundadora de la Universidad Monte Ávila. Era, sin duda, una mujer
con conocimientos indudables, una mujer admirable. Su paso por la gestión
cultural en la Universidad Simón Bolívar se recuerda aún con mucha solidez y
mucho cariño. Abnegada, como era en su entrega apasionada por las cosas en las
que creyó. Entre ellas la religión que también fue parte de su entrega
vital.
La
conocí una tarde cualquiera. Me la presentó ese otro grande de la cultura
venezolana, francesa y rumana que fue Romeo Costea, director del Grupo Compás
y, ese sí, amigo cercano mío. Esto en ocasión de llevar a cabo la puesta en
escena de La lección de Eugene Ionesco, quien era, a su vez, amigo de Costea.
Yo fungí como asistente del grande director. Ese que nos puso en escena en la
muy recordada Las picardías de Scapín, de Molière, en la que me tocó
actuar junto a un gran elenco encabezado por ese otro amigo, Roberto
Moll, además de hacer la versión/ adaptación/ revisión de la obra. En fin, todo
era normal. Se estrenó La lección con algún éxito en la Alianza Francesa de la
avenida Solano López. Ella estupenda, claro. Y, como es normal, siempre
conversábamos de todo, incluyendo el teatro, claro.
Hasta
que, y me voy de anécdota cómica: un día se me presenta Romeo en la oficina de
la Dirección de Teatro del Conac, donde yo hacía de asistente administrativo
desde luego de graduado en la Escuela de Teatro César Rengifo, había
muerto uno de los padres de Alicia. Y Costea, muy circunspecto, me transmite a
la vez nervioso la información. Le digo que la voy a llamar de inmediato para
el pésame de rigor. Me pide que cuelgue, que tiene que indicarme algo más
importante: teníamos, como bien sabía yo, función en Coro, con todo dispuesto y
pasaje aéreo comprado para el día siguiente. Pues, como asistente de dirección,
era el único capaz de suplir a la actriz para no suspender la obra.
¡Caramba!
En
Coro nos presentamos, ahorro ridículas vicisitudes aquí. Romero me consiguió
una peluca y salí a escena en La lección, "supliendo" a esa gran
humanista nuestra. Me apuntaba, solapado, muy nervioso, angustiado, ese otro
gran y querido amigo José Gabriel Núñez, el gran dramaturgo nuestro. Pero
hicimos la función. La terminamos. Romeo estaba rojo, después de la risa,
explicando al público, en un foro, la situación ocurrida, junto a José
Gabriel.
Así
conocí a esa gran mujer y pasé a ocupar su lugar en la escena por accidente
fatal. Vayan estas palabras de homenaje a ella, sumando a Romeo y a José
Gabriel. Un leve saludo de despedida a Alicia, nuestra humanista.
02/08/2025:
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