EL RETROCESO DE LA SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA: FAPUV
Luis Barragán
Desde hace muchísimos años atrás, las grandes
centrales obreras, las universidades y los colegios profesionales, no han
podido renovar sus autoridades gracias a sendas decisiones de la más alta
instancia judicial; y, otro dato, el comunalismo ha impedido la actualización
de las asociaciones vecinales que, en una buena proporción, ya había perdido el
hábito de celebrar sus elecciones regularmente. No obstante, arrojando
importantes lecciones de habilidad, de civismo y de coraje, la Universidad
Central de Venezuela realizó sus comicios rectorales y profesorales, al igual
que lo hizo la asociación profesoral de la Universidad Simón Bolívar que ha
planteado desde hace cuatro años el reemplazo de las autoridades hoy interventoras,
por otras producto del sufragio.
Dentro y fuera del ámbito parlamentario, por más de
una década, nos ha sensibilizado, preocupado y ocupado el problema de la
educación superior en Venezuela, siendo infinidades las veces que planteamos la
materia desde una perspectiva del necesario oleaje democratizador, a través del
ejercicio del sufragio en todas las casas de estudios orientado a la
legitimación del liderazgo social. Nos consta que el presidente de la
Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), William
Anseume, reelecto en una ocasión, tuvo por empeño la directa, secreta y
universal consulta de los agremiados para la innovación de todo el cuadro
directivo, incluyéndose por voluntad propia, a pesar de la postura
anti-electoral de las autoridades rectorales y de las consabidas condiciones
imperantes en el país.
Lo acontecido en las referidas universidades, no ha ocurrido
en el resto de todo el país, quedando pendiente en la agenda, aunque lo peor es
que tampoco en la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de
Venezuela (FAPUV), desde hace más de veinte años. Situación asombrosa y
bochornosa de una entidad de la sociedad civil que debe ser ejemplo real,
constante y sonante de las demandas de transparencia y democracia en nuestro
país, está en el más elemental deber de convocar y realizar sus elecciones a la
mayor brevedad posible; sobre todo, contando con dos décadas a cuestas bajo la
misma directiva, cuya presidente tiene varios años en exilio voluntario y el
gremio nacionalmente ha estado representado por personas jamás electas por sus
colegas, añadido el diálogo inconsulto que sostuvieron en Miraflores.
Lo más grave es que ese elenco de personas que se
resisten a una consulta electoral, tratando de impedirlas o postergarlas
indefinidamente, tienen la osadía de proponer nada más y nada menos que una
transición para FAPUV, exactamente con ellos: vale, decir, no realizar los
comicios a los que están estatutariamente obligados, autonombrándose para
diferirlos por otros años más. Esto, evidentemente, no es ni puede catalogarse
de democracia, sino representa un increíble e irresponsable retroceso de la
mismísima sociedad civil organizada, contraproducente y definitivamente suicida.
El testimonio de la Central de Venezuela, como la
Bolívar de Sartenejas y el Litoral, habla suficientemente de la posibilidad de
poner al día a la FAPUV, relanzándola definitivamente. Y, esto, equivale al
indispensable relanzamiento de la sociedad civil organizada en Venezuela.
Cosas que se ven, Sancho: digamos que hace falta
talento para la ironía. Y, cuando no se tiene, la morisqueta se impone.
Fotografía: LB,
paisaje de la USB (Sartenejas, 23/05/23). Captura de pantalla: Tuit en cuestión.
28/09/2025:


No hay comentarios.:
Publicar un comentario