“En la Ciudad
hay albañiles, policías, carpinteros, cerrajeros, oficinistas varios,
pedicuros, manicuras, peluqueras, barberos, peluqueros, peluqueros de perros,
escultores, locutores, soldadores, soldados, sastres, modistas, pintores,
pintores de paredes, vendedores puerta a puerta, vendedores de negocio,
vendedores de seguros, vendedores de ilusiones, caseros, cajeros, carniceros,
cocineros, editores, obreros de taller, obreros industriales, obreros así a
secas, choferes, boleteros, repartidores, más repartidores, relojeros,
guardianes, guardias, celadores, profesoras, maestras, maestras jardineras,
animadores de cumpleaños infantiles, floristas, mecánicos, mecánicos dentales,
dentistas, ortodoncistas, inmobiliarios, físicos nucleares, físicos,
astrofísicos, metafísicos, químicos, bioquímicos, laboratoristas, enfermeros,
médicas, paramédicos, cirujanos, brujitas, curanderos, malabaristas, acróbatas,
payasos, escritores de obras de teatro, bibliotecarias, encargados, fruteros,
verduleros, barrenderos, basureros, panaderos, pizzeros, torneros, asadores, herreros,
sushimen, colectiveros, peleteros, impresores, escritores, exterminadores,
historiadores, deshollinadores, amas de casa, amos de casa, madres, zapateros,
importadores, exportadores, lavacopas, tintoreros, tarotistas, videntes, masajistas,
instructores de yoga, sonidistas, locutores, abogados, ingenieros, electricistas,
electronicistas, programadores, encuestadores, administradores, modelos,
fotógrafos, joyeros, bancarios, banqueros, inversores, rentistas, antropólogos,
sociólogos, arqueólogos, etnólogos, lingüistas, guías de turismo, agentes de
turismo, pilotos, pilotos de pruebas, pileteros, azafatas, psicólogos,
psicoanalistas, consejeros matrimoniales, empresarios, contadores, cadetes, dibujantes,
dibujantes técnicos, castradores de gatos y de perros, paleontólogos, enólogos,
archivistas, matemáticos, aritméticos, geómetras, botánicos, farmacéuticas, electrocardiogramadores,
destapadores, desocupados, militares, cadetes, mozos, estancieros, rentistas,
músicos, coristas, coreutas, intérpretes, traductores, estafadores, limpiadoras
de casas, limpiadores de oficinas, limpiadoras de hoteles, hoteleros, ascensoristas,
técnicos de ascensores, marineros, porteros, taxistas, periodistas, taquígrafos,
empleados públicos, ministros, senadores, prostitutos, prostitutas, fiolos,
fiolas, mantenidos varios, veterinarios, traficantes, asaltantes, punguistas,
descuidistas, quiosqueros, heladeros, fiambreros, jardineros, telefonistas,
repositores externos, cobradores, inspectores de precios, correctores,
arquitectos, decoradores de interiores, carceleros, niñeras, fiscales, jueces,
secretarios, secretarias, recepcionistas, escenógrafos, referís, futbolistas,
deportistas, barras bravas, entomólogos, acompañantes terapéuticos,
desratizadores, criadores de palomas, ilustradores, camarógrafos, directores de
cosas, mendigos, changarines, subgerentes y subdirectores, curas, monjas,
rabinos, ministros protestantes, ministros temporarios, imanes musulmanes, bailarinas,
críticos, actores, marketineros, publicistas, políticos, plomeros, analistas de
sistemas, afiladores de cuchillos, exterminadores de plagas, maquilladoras,
presidentes, paseadores de perros jubilados, los demás jubilados (…) Todo eso
es lo que hay, a más de tantos otros (…) La Ciudad es un lugar donde el trabajo
define a las personas. (Y la falta de él, últimamente.) Algunos van por la
calle en uniforme porque en la calle sus uniformes significan: policías,
enfermeros, Algunos van por la calle en uniforme porque en la calle sus
uniformes significan: policías, enfermeros, bomberos. Otros van por la calle en
uniforme para reproducir la época en que ese uniforme los hacía miembros de los
cuerpos rectores: militares, curas. Otros —los carteros, digamos, los repartidores—
ya no van por la calle en uniforme”
(“Buen”,
Random House, Barcelona, 2025: 201 ss.)
Ilustración: Mariana Sola, "Buenos Aires".

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