domingo, 13 de febrero de 2022

Escritorio anexo

ODA A MI POCETA

Nicomedes Febres Luces

Luego de pasar dos semanas en cuarentena y metido en mi casa al salir me encuentro con un fenómeno que ha vuelto a acelerarse como es la inflación. No sé ciertamente cual ha sido el incremento de los precios en lo que va del año pero es notorio y me llama la atención que nadie lo menciona por lo que no sé si es que soy más pelabola que antes o mis amigos están buchones y la inflación no les afecta. Por supuesto uno lo nota principalmente en el renglón de alimentos y más en los negocios que solo te dan el monto de la compra y no el recibo donde aparece toda la compra, renglón por renglón y los cuales guardo cual si fueran documentos históricos, que lo son. La otra novedad es que como no hay dinero en efectivo las propinas para los que cargan las bolsas debe ser en especies y cada especie que le meten a uno es cada día más costosa. Ayer no más la propina para el cargador de bolsas fue de un paquete de azúcar y la de la muchacha de la caja un kilo de café. Por lo que he decidido dejar de comprar allí en vez de hacer la denuncia. Debe ser que me vieron la oreja blanca o la cara de pendejo.

No he comentado nada de la fiesta famosa en el tepuy y más bien estoy saturado del tema. Tampoco quiero opinar más allá del mal gusto y el nuevoriquismo del anfitrión a quien no conozco ni me interesa conocer, ni debe tener puta idea ni de ecología ni de Carreño. Lo de fiesta de smoking en la naturaleza me parece simplemente niche, como alpargata con media, propio de la ostentación de estos tiempos entre los ignorantes que todo lo quieren tapar a realazos y llamar la atención. Lo que si noté hoy, y por eso escribo, fue la respuesta de osmel souza sobre las críticas que ha recibido. Con un video breve y con el obvio respaldo del poder responde a sus críticos diciendo que son unos envidiosos que si hubiesen tenido la oportunidad todos hubiesen aceptado la invitación del evento cuya razón ignoro. La respuesta es patética y en vez de dejar pasar la crítica justa o no, lo sensato era no enfrentar a la opinión pública y si tuviese yo un smoking verde perico como el de él se lo regalo porque yo esa ridiculez no me la pongo y con mi sobrepeso voy a parecer un arbolito de navidad. Lo de la champaña se la regalo o mejor cambio por un buen escoces de las islas, preferiblemente un Lagavulin o un Islay. Por lo pronto, creo que si me invitan a ir a un tepuy no voy porque del paisaje campestre estoy hasta la coronilla y si Bill Gates me invita a ir al Everest con gastos pagos en la nave más lujosa existente, tampoco voy. Además no quiero alejarme de los encantos del trono que es mi confortable poceta urbana, uno de los grandes inventos de la humanidad, digno del premio Nobel para su inventor que debe ser reconocido a la par de Fleming el inventor de la penicilina. Con su regadera al lado o abajo incorporada, con sus libros a mano y todas las comodidades que da el verdadero confort y la alta cultura urbana. Aprovecho para pedirle a mis amigos que se abstengan en el futuro a invitarme a cualquier jolgorio o programa rural porque me he vuelto con los años un personaje urbano, cien por ciento urbano y eso que me eduque en la naturaleza, la cual siempre respeto. Esto de pasar cuando muchacho de dormir en chinchorro a la sombra de una mata de tapara en plena sabana y con un ojo abierto y tener que visitar un mogote, a tener un baño con biblioteca incluida y anexa a mi dormitorio ha sido un progreso inconmensurable para el suscrito. Eso sí, si mi baño fuese más grande le habría anexado un escritorio.

Por elemental pudor prefiero mostrar un tepuy a mi poceta. Es todo

Fuente:

https://www.facebook.com/photo/?fbid=10226113044753382&set=a.2324650196458

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