EL MAJESTIC
Nicomedes Febres Luces
Para poder escribir el libro de la Historia de los Restaurantes de Caracas he tenido algunos generosos cómplices pero no poca gente con reservas que van más allá de la envidia. En ese libro hay también descripciones detalladas de los restaurantes de los hoteles de Caracas que fueron emblemáticos en su tiempo, desde el Neptuno en el litoral, el Gran Hotel, de los Delfino o El León de Oro de mediados del siglo XIX en la calle del Comercio entre Bolsa y Mercaderes, o el Gran Hotel o El Hotel Klimdt de la esquina de Torre en el centro de la ciudad a inicios del siglo XX o poco antes cuando paso a manos de Pedro Klimdt. Luego del Klimdt que, después de mudado, cerró sus puertas en la tercera década del XX, hasta el Hotel Ávila o el Tamanaco donde los gastrónomos de la época probaron por primera vez los filetes de Oso en Caracas en el concurso de degustación anual cuyo premio era un viaje alrededor del mundo. A partir de 1930 hasta su cierre en 1948 el Hotel Majestic era el más emblemático de todos y el edificio más alto de la ciudad y la primera obra construida por Manuel Mujica Millán quien vino a Caracas para restaurar el Panteón Nacional para el centenario de la muerte del Libertador. Del Majestic tengo solo un menú y una foto de Aldemaro Romero como el pianista de allí siendo un adolescente de 16 años y donde Aníbal Nazoa era el ascensorista, el primero de Caracas, tenemos además una foto grande de la fachada tomada por Luis Felipe Toro, así como fotos postales de la Suite Japonesa, que era su habitación de lujo. Pero del interior, o del comedor o del gimnasio que fue el primero de Caracas nunca he visto nada. Me han ofrecido fotos a un precio prohibitivo, pero sé que es gente que me quiere mal y no le gusta que coloque como primicia mucha de las fotos de esta columna. Pero eso no me molesta, porque al final de todo nada nos llevaremos al otro barrio. Sin embargo, había quedado con mi querida amiga Marines Pérez de Reyes, nieta del propietario del Majestic con visitarla y ver si tenía algún objeto de memorabilia del hotel para fotografiarlo. Luego de la conversación entre viejos amigos, cuando abordé el tema para poder fotografiar lo que ella tuviese a bien mostrarme, se levantó y diciéndome que era lo último que le quedaba, así me extendió un juego de bandejas de la suite presidencial con sus monogramas, además regalándomelas. Por supuesto quedé en shock ante semejante regalo y no sé cómo agradecer su inmensa generosidad. Por supuesto, ellas aparecerán en el libro de la comida pública de Caracas entre 1830 y 1970. Gracias otra vez querida Marines.En la foto algunas piezas de ese juego de bandejas en una repisa múltiple de madera hecha por José María Benzo, nuestro gran artesano y marquetero de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Esto de reconstruir la historia civil que es de todos no es asunto fácil por la ausencia de fuentes documentales y por haber sido ignorado lo que cotidianamente está ante nuestros ojos. Puede que a algunos nada les diga esa imagen pero bien visto, es para los caraqueños una pieza importante de nuestra historia social y gastronómica.
09/04/2022:
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