DE UN INJUSTO DESCENSO
Luis Barragán
A principios de año, un incendio devoró uno de los bodegones más
reconocidos de la ciudad capital, Cine Cittá, dándole alcance a todo el
edificio Riverside, visible desde la autopista al pasar por Bello Monte. El
fuego que cedió luego de varias horas, se debió a una “acumulación de
hidrocarburos” de acuerdo a lo que escasamente ha logrado publicar la prensa,
afectando a 32 familias que se quedaron sin hogar, ni pertenencias, jamás
resarcidas, aunque el alcalde de Baruta
ha asegurado que fueron indemnizadas un “número importante” de residentes.
Demasiado obvio el tiempo
transcurrido, la situación no parece resuelta y el inmueble mismo se observa en
condiciones todavía precarias e “incendiarias”. Además del siniestro, ha
soportado el asedio de terceros que están dispuestos con sus familias a habitar
los escombros, al faltarles un techo para vivir.
Le ha correspondido a los bomberos
enfrentar a los invasores y persuadirlos de los inmensos riesgos y peligros que
comporta la ocupación del edificio, tal como hemos recibido la versión de una
persona que ha debido movilizarse para evitar que le tomen su apartamento por
más carbonizado que se encuentre. La lidia es con los poderosos intereses
desarrollados por el régimen en relación a los sectores populares que ha
manipulado hasta la saciedad, y a los más privilegiados que ha creado y
cultivado, dándoles blasón.
Fiel retrato del injusto descenso de
un sector de la clase media que queda literalmente en la calle, luego de ver el
inmueble al transitar la ciudad, la segunda comprobación es la de no hallar una
clara y suficiente información en torno a las muy lógicas consecuencias legales
del caso, imposibilitada una demanda de las víctimas que tendrían que probar hasta el hartazgo –
precisamente – la causa de sus males, convertidas en victimarias. Inferimos de
nuevo, la inexistencia de un Estado de Derecho, en el que las autoridades
públicas tampoco asumen sus responsabilidades en torno al siniestro, las que
presumimos que caben al tratarse de una zona residencial de determinadas particularidades
comerciales, por no abundar en el drama de los bomberos que deben resolver las
emergencias con los precarios recursos disponibles, intentando frenar a los okupas.
Comprobamos, en quinto lugar, que un
drama tan caracterizado pasa por debajo de la mesa en una metrópoli que acumula
otros y de los más calibres. Y, aunque se ha dicho de movimientos, andamios y
refacciones en el lugar del siniestro, lo cierto es que el asunto ha debido
resolverse desde hace bastante tiempo.
Gráficas: https://www.instagram.com/p/CdCsCb_OtI_/
09/05/2022:
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