"Si la novela policial clásica se organiza a partir del fetiche de la inteligencia pura y valora, sobre todo, la omnipotencia del pensamiento y la lógica abstracta pero imbatible de los personajes encargados de proteger la vida burguesa, en los hardboiled norteamericanos esa función se transforma y el valor ideal pasa a ser la honestidad, la ´decencia´, la incorruptibilidad. Por lo demás, se trata de una honestidad ligada exclusivamente a cuestiones de dinero. El detective no vacila en ser despiadado y brutal, pero su código moral es invariable en un solo punto: nadie podrá corromperlo. En las virtudes del individuo que lucha solo y por dinero contra el mal, el thriller encuentra su utopía"
Ricardo Piglia
("El último lector", EpuLibre, 2005: 74)
Ilustración: Zeynep Şeyma.
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