Nicomedes Febres
Uno de los nombres más confusos para identificar en la historia civil del siglo XIX en Caracas es el de Gran Hotel porque hasta las peores taguaras utilizaban ese nombre; desde el primer hotel de Caracas fundado por la familia Delfino y ubicado entre las esquinas de Bolsa y Mercaderes para dar apoyo a un hotel llamado Neptuno que habían fundado antes en La Guaira, a cuyos huéspedes trasladaban a la capital en su línea de diligencias hasta la estación final en La Trilla, donde está ahora Miraflores y de allí en coche hasta el Gran Hotel antes citado. Por eso es que todos después se llamaban gran hotel y eso es lo que confunde. En aquellos años del siglo XIX los hoteles debían procurar hospedajes hasta a los caballos de los huéspedes para evitar que se repitiera el caso de un general de la Revolución Federal que revolver en mano tomaba otro cuarto anexo para su caballo, lo que era el hazmerreír de Caracas, donde los echadores de vaina sobraban y era un problema sanitario y olfativo para los demás. También venían médicos de otros países, que colocaban sus avisos de prensa ofreciendo sus servicios y atendían a los pacientes en el cuarto de su hotel. Igual hacían brujos, fotógrafos y clarividentes en Caracas, que tenía entonces proporcionalmente más hoteles que ahora, en especial en los alrededores del Mercado de San Jacinto, donde compradores y vendedores mayoristas venidos del interior hacían negocios. En aquella época las sesiones del congreso duraban pocos meses y los diputados del interior se alojaban en hoteles y pensiones, y por supuesto costaba cobrarles porque ellos, además de ser campurusos, eran “jefes” que mandaban en la nueva “situación”. En aquella época los hoteles eran también los restaurantes a donde la gente acudía a comer para conversar y negociar. Por supuesto era impensable que las mujeres asistieran a comer solas, hasta que un chef francés llamado Jean Lavaille hizo caso omiso de las convenciones sociales y aceptaba, ya rayando el siglo XX, en su restaurant a mujeres solas almorzando. Por cierto, Lavaille fue el primero que preparó en su restaurante en Caracas a la Langosta al Thermidor y otras comidas marinas, y era toda una epopeya pues las trasladaba en un tanque de agua de mar a Caracas de noche y en lomos de mula por el camino viejo de Los Españoles por Galipán. Y mejor lo dejamos hasta aquí, porque como decimos en el llano, los cachos (cuentos) deben ser breves. Esto también es Historia de Venezuela.
En la foto un sobre para cartas del Gran Hotel de Caracas a comienzos del siglo XX entre las esquinas de Bolsa y Mercaderes. En aquella época los hoteles usaban letrinas al fondo de la construcción, y en los cuartos había bacinillas y se bañaba los huéspedes en los baños públicos que había en Caracas. El día cuando los que construyen la red de cloacas de la ciudad y mejoran los baños sean más importantes para la Historia que los que pelearon en la batalla de Tucusiapon de Arriba, es que el país progresará…. Digo yo.
11/12/2022:
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