sábado, 10 de diciembre de 2022

Una figura intermedia

Domingo 3A Adviento 11 diciembre 2022
“¡A los pobres se les anuncia la Buena Noticia” (Mt 11, 2-11)
Diálogo sobre el Evangelio de hoy: San Juan Bautista
José Martínez de Toda, SJ.

Ya se acerca la Navidad. ¿Qué nos espera?
<Hay un cuadro famoso titulado "El día antes de Navidad". Cuatro niños felices están ante una puerta. Ellos intuyen que detrás de ella algo misterioso y grande está pasando.
Uno de los niños de puntillas mira por el agujero de la cerradura. Otro escucha atentamente para oír algo. Los dos más pequeños sonríen maravillados contagiados por los mayores.>
Es la imagen perfecta del Adviento, tiempo de espera de algo grande, de mucha expectativa y alegría. (Hoy es el domingo ‘Gaudete’). El evangelio nos presenta hoy al Precursor de Jesús: Juan el Bautista.
Pero aquí Juan el Bautista es un preso político de Herodes. ¿Por qué está en la cárcel?
Porque molestaba a Herodes. Lo había acusado de que vivía con la mujer de su hermano.
El historiador romano Josefo nos dice que Juan fue encarcelado en Maqueronte, el fuerte de Herodes en el desierto al este del Mar Muerto. Allí será decapitado a petición de la mujer de su hermano y de su hija. Después de un baile que hizo ella, Herodes le regaló como capricho la cabeza del profeta.
Pero a este Juan le llegan rumores de la actuación de Jesús y empieza a dudar de Él. Y le envía emisarios a preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”
¿Por qué hace Juan esta pregunta?
Juan había urgido a la gente a arrepentirse (3:2), porque “ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego” (3:10). Avisó que el Mesías bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego, y quemaría la paja con fuego que nunca se apagará (3:12). Claramente, Juan esperaba a un Mesías de fuego y azufre.
Y el pueblo esperaba un líder poderoso que restaurara Israel a su gloria pasada.
Jesús no cumple con esa imagen.
Más bien es “comilón, borracho, amigo de rameras”.
Ha pronunciado bendiciones sobre los pobres de espíritu, los no violentos, y los que hacen la paz (5:1-11). Ha pedido a sus discípulos que amen a sus enemigos (5:42-48). Les ha avisado que no juzguen a los demás (7:1-5). Estas enseñanzas parecen débiles en comparación con las acciones de fuego y azufre anticipadas en la predicación de Juan.
Juan ve que, por lo que cuentan, Jesús no ha venido a empuñar el hacha ni a inaugurar el día del juicio.
¿Qué responde Jesús?
"Vayan a anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo”.
Lo que oyeron los discípulos de Juan fue el Sermón en el Monte (capítulos 5-7).
Y lo que vieron fueron milagros a favor de los más necesitados (capítulos 8-9): “Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia” (v. 5). Éstas son frases del profeta Isaías, que Jesús se apropia para demostrar que Él es el Mesías (Is 29:18; 35:6; 26:19; 61:1; 34; 61:5-7).
El tiempo de Dios ha irrumpido en el mundo.
Jesús le pide a Juan que comprenda que Él es un Mesías diferente al que él esperaba.
Aquí Jesús se ha apresurado a definirse a sí mismo; pero cómo define Él a Juan?
Lo alaba mucho.
“¿Qué salieron Vds. a ver al desierto?” (v. 7).
Las referencias a una caña, vestiduras delicadas, y palacios pueden dirigirse a Herodes Antipas. Las monedas de Herodes incluyen el símbolo de una caña; él lleva vestiduras delicadas; y vive en palacios, incluyendo el de Maqueronte, donde Juan está encarcelado.
Por el contrario, Juan no es una caña que se dobla en cualquier dirección del viento. Es un roble parado, alto y fuerte. Está vestido, no con vestiduras delicadas, sino con pelo de camello y con un cinto de cuero. Se presenta como Elías, como un profeta. (Todo lo de su persona exuda fuerza).
Pero Jesús enfatiza: “También les digo, y más que profeta” (v. 9).
¿Cómo prepara Juan el camino para el que ha de venir?
Isaías alude a cómo antiguamente se preparaban los caminos por donde iba a pasar el pueblo judío desterrado en Babilonia. Los encargados los estudiaban, arreglaban los hoyos en la tierra y los soldados exploradores se encargaban de su seguridad.
Hoy día, los ejecutivos tienen asistentes que les preparan sus planes de viaje, tienen secretarias que hacen sus reservaciones, tienen choferes que conducen sus carros, y pilotos que vuelan sus aviones.
Los servicios cumplidos por los que preparan el viaje, liberan al ejecutivo para que cumpla bien con su trabajo especializado e importante.
Así también Juan preparó la entrada de Jesús al mundo, pidiendo a la gente que se arrepintiera.
¿Es Juan una figura importante?
Hay una línea divisoria en el centro de la historia. Juan está en ese centro: entre los profetas y Jesús. Juan es una figura intermedia. Juan se encuentra en el pináculo de la antigua Alianza, pero Jesús asegura que aun el más grande representante de la era antigua es menor que el representante más humilde de la nueva. Así que somos mayores que Juan.
Y, si el menor en el reino de los cielos es más grande que Juan, ¿qué grandes nos hace Dios! Podemos ser cristianos muy ordinarios, pero Dios nos considera gigantes.
Es como ocurre en astronomía: el astrónomo de antes, por muy importante que fuera, hacía sus observaciones con un telescopio pequeño y primitivo. Hoy cualquiera tiene acceso a los telescopios espaciales, y con ellos puede conseguir mucho más que los astrónomos más brillantes de antes.
Fuente: Correo electrónico (Román Mendoza).
Ilustración: Juan van der Hamen.



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