DE LA MILITARIZACIÓN DEL MARXISMO
Luis Barragán
Puede
aseverarse que Chávez Frías tuvo por oficio y concepción del mundo, la
violencia y, en consecuencia, fue inevitable el ejercicio de la política desde
la perspectiva del autoritarismo, camino al poder, y, en definitiva, su
consagración, una vez conquistado. Sin
embargo, a modo de ilustración, un oficial de alta graduación como Larrazábal Ugueto
jamás hubiese impulsado una transición hacia la democracia, en 1958, por lo que
luce imposible generalizar la fórmula.
Curiosamente,
el sucesor, Maduro Moros, nunca tuvo por profesión las armas, sino la agitación
política que lo llevó a perfeccionarse en los cursillos de Cuba, pero es heredero
de un militarismo del que cuida muy bien en cultivar acaso cual factor de
legitimación. Digamos, el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada, propulsor de
un socialismo militarista que no es exactamente equivalente al militarismo
socialista y, en exacta propiedad y correspondencia, heredero de un específico desarrollo
teórico y práctico de cuño leninista, así no lo sepa.
Aníbal Romero
nos orienta en torno a la militarización del marxismo que le concedió una
extraordinaria relevancia a las categorías militares, equiparó la lucha
política a la guerra militar y se esmeró en provocar las condiciones para la
violencia insurreccional, ponderando también los aportes de Gramsci y Mao, como
se infiere del extraordinario capítulo alusivo de un libro necesario de leer y
releer: “Tiempos de conflicto (Ensayos político-estratégicos)” (Ediciones de la
Asociación Política Internacional, Caracas, 1986: 131 ss.). Partiendo del
inevitable contraste con la perspectiva de Clausewitz, salvando las obvias
distancias de tiempo, modo y lugar, la obra nos impone de la necesidad de
reflexionar sobre el curso adquirido por el régimen actual, por cierto,
declarada la consabida guerra de Israel contra Hamas, en un contexto harto diferente de la Guerra
Fría que canalizó la confrontación entre el capitalismo y el comunismo,
reducido a la de una más directa rivalidad entre Estados Unidos y la Unión
Soviética (128 ss.), remitiéndonos a un presente que sella la alianza entre los
intereses comunistas y los fundamentalismos religiosos, versus la civilización
occidental.
Nada casual,
en este siglo XXI venezolano jamás se ha dicho o predicado en torno a la lucha
de clases, al menos, desde las más altas esferas del poder establecido, sino
que, negando en todo lo posible la política y la ciudadanía, aunque no hemos
llegado literalmente a la guerra civil, pareciera y muchísimo que somos
víctimas de ella, por el miedo internalizado en la población, la crisis
humanitaria y la diáspora, entre otras evidencias. El elemento insurreccional
ha sido una constante (100), gracias a los factores y sectores oficialistas que
pugnan por sobrevivir permanentemente, diferenciándose de los enemigos,
preferiblemente los del pasado político que se le resisten o dicen
resistírsele, traspasando los límites de la reinvención de los actores de la
oposición, además, considerados objetivos militares inmediatos por pedir o
insinuar la aplicación del TIAR.
Los
ultraizquierdistas en el poder, formados al ritmo de las bonanzas petroleras de
la anterior centuria, aunque en ésta tuvieron ocasión de disponer de la más
jugosa de todas las que hemos tenido en la historia, sólo se declaran y
entienden como marxistas en el sentido del leninismo militarizante y, no por
casualidad, tienen en la imputación del delito de traición a la patria, uno de
sus mejores armas que les ahorra alguna mediana argumentación.
Creído un
régimen absolutamente circunstancial, ya tiene
un cuarto de siglo a cuestas y, a su deliberada falta de profundidad
doctrinaria e ideológica, esto es, argumentativa y legitimadora, se suma la de
sus críticos, supuestos adversarios y acérrimos opositores. Por ello, Romero es pertinente hoy.
16/10/2023:
https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/40154-de-la-militarizacion-del-marxismo


No hay comentarios.:
Publicar un comentario