“La carga de la prueba recae sobre las grandes empresas tecnológicas. Son ellas las que tendrán que demostrar que sus productos no solo no son nocivos para la salud de nuestros hijos en periodo de desarrollo, sino que presentan efectos beneficiosos que superan con mucho los perjuicios. Y lo tienen difícil, porque la evidencia disponible precisamente apunta a lo contrario. En definitiva, volviendo a nuestra analogía, deben demostrar que el agua que embotellan y comercializan no está contaminada yes nutritiva”
Francisco Villar Cabeza
(“Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos”, Herder Editorial, Barcelona, 1923: 32)
Ilustración: Guy Billout.

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