EL GOBIERNO QUE NO ES GOBIERNO
Luis Barragán
Harto
consabidas las actuales circunstancias españolas, Pedro Sánchez espera la
tercera oportunidad para la investidura. Tozudo, inventando hasta lo imposible,
pretende una renovación de su mandato en alianza con las minorías que no
abrevan en la España que realmente la Constitución ha confederado desde 1978;
y, en el peor de los casos, calcula una nueva consulta electoral prolongando
así un gobierno que no es tal.
Ocupándose
sólo de las materias que son tan directamente de Estado, como la política
exterior, ha empleado buena parte de su tiempo en armar una fórmula que pone en
riesgo al propio Estado. Y no se diga
que, en última instancia, se trata de fuerzas e idearios progresistas,
profundizando en nacionalismos y cualesquiera otras afiladísimas diferencias
que golpean la mínima cohesión, sentido e identidad que toda sociedad requiere,
desde el ámbito sexual hasta el político en un tránsito radical de emociones.
Ocupación
curiosa, pues, acierta Belén Bajo al quejarse del gobierno que no prescinde de
los ministros que ha desautorizado por sus opiniones sobre la reacción de
Israel ante el ataque de Hamás, revelando un extraordinario rompecabezas que la
columnista bien caracteriza: “Es un Ejecutivo coaligado con una coalición de
partidos que a su vez están aliados a plataformas varias y a su vez confederados
entre sí regionalmente” (La Razón, Madrid, 19/10/23). Y, esto, a propósito del caso más notorio, el
de Ione Belarra, ministro (SIC) de Derechos Sociales y, al mismo tiempo,
significativamente, secretaria general de Podemos, que ha provocado
recientemente un impasse con la embajadora israelí en Madrid, Rodica
Radian-Gordon.
Más raro aún,
el caso es que la justificación que da el líder del gobierno es que la
declaración de Belarra ejemplifica el ejercicio de la libertad de expresión en
la península. Vale decir, incluso, con independencia del debate interno del
Consejo de Ministro, o del dispositivo equivalente, cada alto funcionario puede
expresarse como deseé, inyectándole una tremenda confusión del país que,
faltando poco, tiene el deber de estar consciente de la detallada provisionalidad
misma del gobierno que afecta al Estado.
Realizadas las
elecciones, ya de nulo valor y políticamente ajusticiado por Yolanda Díaz y
Sumar, inercial y resignadamente, Podemos sigue en el gobierno con las manos
impecablemente limpias de un Sánchez que mira distraído a otro lado: acaso,
bajo las expectativas de una nueva convocatoria comicial que lo saque del foso
de una hondura impresionante. Pareció fresco y renovador, surgido desde el
mundo académico, inmediatamente manchado por el llamado chavismo, caducando
prontamente como Ciudadano´s, imposible ya de sostener aquellos tiempos de la
indignación manifiesta en una generalizada y espontánea protesta que hace un
buen rato pasó.
El Congreso de
los Diputados, está prácticamente paralizado. El 21 de los corrientes, la
prensa española reportó el desmantelamiento por las fuerzas de seguridad de una
red yihadista orientada a la recuperación de Al Ándalus y de una organización
neonazista filial de Combat 18.
Parece que
todos juegan con fuego por Iberia, sentados sobre barriles de pólvora. Y,
ojalá, ninguno estalle.
Reproducción: Ione Belarra, tomada de La Razón, Madrid, 19/10/23. L
24/10/23:
https://guayoyoenletras.net/2023/10/24/el-gobierno-que-no-es-gobierno/
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