sábado, 31 de agosto de 2024

De una ineludible especificidad

(RE)CONSTRUCCIÓN DEL SENTIDO COMÚN

Luis Barragán

Se nos antoja que el oficio, quehacer y pensar político cuenta con una lógica específica, concreta, particular, inherente. Y puede, como ocurre con otras disciplinas, recurrir a símiles muy poderosos, metáforas eficaces, parábolas ingeniosas.

Para explicar el problema político y la solución que se espera, es legítimo apelar a una determinada jugada beisbolística, como la táctica del pisa y corre en el contexto de una estrategia agresiva de batazos cortos, o que no ambicionen por siempre tocar las gradas del jardín central. Ilustra, pero no obedece a las reglas intrínsecas de la política, pues, no luce frecuente que la distinga un umpire militante y absolutamente imparcial y justo.

Tómese cualquier rama de la medicina capaz de aportar su nomenclatura a otros ámbitos sociales, y veremos que toda vicisitud en el área de emergencia o de consulta, pediatría, columna, radiología o nefrología, por compleja que sea,  constituiría un magnífico recurso didáctico para los más exigentes demandante de respuestas en la opinión pública. Empero, sobre todo en los períodos más críticos de su desempeño,  la política no siempre dispone el equivalente de los especialistas o ni siquiera de médicos, enfermeras y camilleros, obligada al reaprendizaje urgente de las artes y ciencias del destino común.

Podrá pensarse que el remedio a la actual coyuntura sea algo semejante al de confeccionar un temible line-up, batear a los extremos del campo, y emplear alternativamente un pitcher diestro y siniestro; u operar urgentemente a corazón abierto, disponer de un marcapasos de última generación y, además,  de un buen instrumentista. Sin embargo, el ejercicio pedagógico encontrará los límites propios e intransferibles del quehacer político, porque el gobierno pretende seguir tirando la pelota con la mano, convierte el hit del adversario en un out y coloca el score que le viene en gana; o, a la oposición, se le quita el quirófano y debe ingeniar otro, es dudosa la calidad de la anestesia y el paciente ha de recuperarse antes de los días necesarios en cuidados intensivos.

Entonces, bienvenidas las expresiones ajenas a la profesión que forzosamente lo es y ha de ser, por mucho que no la comprendan y odien, pero debe la política recuperar prontamente su típico lenguaje sustancial y adjetivo, conceptual y operativo, social y personal, cognitivo y emotivo. Todo asociado a lo táctico y estratégico trastocado en el sentido común que también requiere de renovación, valga la cuña.

Fotografías: LB (12/04/2022).

01/09/2024:

https://www.lapatilla.com/2024/09/01/luis-barragan-reconstruccion-del-sentido-comun/

Ser y obrar


CUMPLIR LA NORMA NO GARANTIZA SALVACIÓN HUMANA

(San Marcos, 7: 1-23)

Fray Marcos

Contexto

Terminado el paréntesis de los cinco domingos que hemos dedicado al cap. 6 del evangelio de Juan, retomamos el de Marcos. Después de la multiplicación de los panes. Jesús se encuentra en los alrededores del lago de Genesaret, en la parte más alejada de Jerusalén, donde eran mucho menos estrictos a la hora de cumplir las normas de purificación. No se trata de una trasgresión esporádica de los discípulos de Jesús. El problema lo suscitan los fariseos, llegados de Jerusalén, que venían precisamente a inspeccionar.

Explicación

Hoy no se requieren mayores explicaciones. El texto contrapone la práctica de los discípulos con la enseñanza de los letrados y fariseos. Jesús se pone da parte de los discípulos, pero va mucho más lejos y nos advierte de que toda norma religiosa, escrita o no, tiene siempre un valor relativo.

Cuando dice que nada que entra de fuera puede hacer al hombre impuro, está dejando muy claro que La voluntad de Dios solo se puede descubrir en el interior y está más allá de toda Ley.

Podemos seguir manteniendo la tradición como criterio de verdad, pero no debemos olvidar que Jesús desbarató el sentido absoluto que le daban los fariseos. Dios no ha dado directamente ninguna norma de conducta. Dios no tiene una voluntad que pueda comunicarnos por medio del lenguaje, porque no tiene nada que decir ni nada que dar.

La Escritura es una experiencia cristalizada por la aceptación de un pueblo. Por ejemplo: las experiencias del Éxodo las vivió el pueblo en el siglo XIII a. de C., pero se pusieron por escrito en los s. VII – VIII. Los evangelios se escribieron 50 años después de morir Jesús.

Todas las normas que podemos meter en conceptos, son preceptos humanos; no pueden tener valor absoluto. Un precepto que puede ser adecuado para una época, puede perder su sentido en otra. Es más, las normas morales tienen que estar cambiando siempre, porque el hombre va conociendo mejor su propio ser y la realidad en la que vive.

El número de realidades que nos afectan está creciendo cada día. Las normas antiguas no sirven para las situaciones nuevas que van apareciendo. Algunas cosas que eran importantes para el ser humano en el pasado, han perdido ahora todo interés en orden a su plenitud humana.

En todas las religiones las normas y preceptos se dan en nombre de Dios. Esto puede tener consecuencias desastrosas si no se entiende bien. Todas las leyes son humanas. Cuando esas normas surgen de una experiencia auténtica y profunda de lo que debe ser un ser humano y nos ayudan a conseguir nuestra plenitud, podemos llamarlas divinas.

En realidad, lo que llamamos voluntad de Dios no es más que nuestro propio ser en cuanto perfeccionable. Eso que puede llegar a ser y aun no es, es la voluntad de Dios. Dios no tiene voluntad. Dios es un ser tan simple que no tiene partes. Todo lo que tiene lo es, todo lo que hace lo es. No existe nada fuera de Él y nada puede darnos que no sea Él.

El precepto de lavarse las manos antes de comer, no era más que una norma elemental de higiene, para que las enfermedades infecciosas no hicieran estragos entre aquella población que vivía en contacto con la tierra y los animales. Si la prohibición no se hacía en nombre de Dios, nadie hubiera hecho puñetero caso. Esto no deja de tener su sentido. Si comer carne de cerdo producía la triquinosis, y por lo tanto la muerte, Dios no podía querer que comieras esa carne, y además si lo comías, te castigaba con la muerte.

Lo que critica Jesús, no es la Ley como tal, sino la interpretación que hacían de ella. En nombre de esa Ley, oprimían a la gente y le imponían verdaderas torturas con la promesa o la amenaza de que solo así, Dios estaría de su parte. No tenían más remedio que dar a la Ley valor absoluto. Todo tiene que estar sometido a ella, incluso el ser humano. Todas las normas tenían la misma importancia, porque su único valor era que estaban dadas por Dios.

Esto es lo que Jesús no puede aceptar. Toda norma, tanto al ser formulada como al ser cumplida, tiene que tener como fin primero el bien del hombre. Ni siquiera podemos poner por delante a Dios, porque el bien de Dios es el bien del hombre. La base de todo fundamentalismo está en intentar el bien de Dios en contra del bien del ser humano.

Incluso lo que llamamos "mandamientos de la ley de Dios", son preceptos en los que se recoge lo mejor de la experiencia humana conocida, en orden a buscar lo que es bueno y lo que es malo para el hombre. En concreto, los diez mandamientos están encaminados a hacer posible la convivencia como pueblo de una serie de tribus dispersas y con muy poca capacidad de hacer grupo. En aquella época, cada país, cada grupo, cada familia tenía su dios. Para hacer un pueblo unido, era imprescindible un dios único. De ahí los mandamientos de la primera tabla. Los otros van encaminados a respetar la vida y hacienda de los demás y hacer posible una convivencia, sin destruirse.

La segunda enseñanza es consecuencia de esta: no hay una esfera sagrada en la que Dios se mueve, y otra profana de la que Dios está ausente. En la realidad creada no existe nada impuro. Tampoco tiene sentido la distinción entre hombre puro y hombre impuro, a partir de situaciones ajenas a su voluntad. Por eso la pureza nunca puede ser consecuencia de prácticas rituales ni sacramentales. La única impureza que existe la pone el hombre cuando busca su propio interés a costa de los demás.

Aplicación

Las tradiciones son la principal riqueza de un colectivo, hay que valorarlas y respetarlas en grado sumo. La tradición es la cristalización de las experiencias ancestrales de los que nos han precedido. Sin esa experiencia acumulada, ninguno de nosotros podríamos alcanzar el nivel de humanidad que desplegamos.

Siendo cierto todo esto, no podemos dar valor absoluto ese bagaje, porque lo convertiremos en un lastre que nos impide avanzar hacia una mayor humanidad. En el instante en que una tradición nos impida ser más humanos debemos abandonarla. Es lo que quiere decir Jesús: dejáis a un lado la voluntad de Dios por aferraros a las tradiciones.

Todo el que pretenda daros leyes en nombre de Dios, os está engañando. La voluntad de Dios, o la encuentras dentro de ti, o no la encontrarás nunca. Lo que Dios quiere de ti, está inscrito en tu mismo ser, y en él tienes que descubrirla.

Es muy difícil entrar dentro de uno mismo y descubrir las exigencias de mi verdadero ser. Por eso hacemos muy bien en aprovechar la experiencia de otros seres humanos que se distinguieron por su vivencia y nos han trasmitido lo que descubrieron. Gracias a esos pioneros del Espíritu, la humanidad va avanzando en el camino de una mayor dedicación a los demás, superando el egoísmo.

Todo lo que nos enseñó Jesús, es la manifestación de su experiencia de Dios, que quiere decir experiencia de su ser más profundo. "Todo lo que he oído a mi Padre, os lo he dado a conocer". Esa experiencia completamente original, hizo que muchas normas de su religión se tambaleasen.

La Ley hay que cumplirla porque (y cuando) me lleva a la plenitud humana. Para los fariseos, el precepto hay que cumplirlo por ser precepto no porque ayude a ser más humano. El tema no puede ser más actual. En la medida que hoy seguimos en esta postura "farisaica", nos estamos apartando del evangelio.

El obrar sigue al ser, decían los escolásticos. Lo que haya dentro de ti, es lo que se manifestará en tus obras. Es lo que sale de dentro lo que determina la calidad de una persona. Yo diría: lo que hay dentro de ti, aunque no salga, porque lo que sale puede ser una pura programación.

Lo que comas te puede sentar bien o hacerte daño, pero no afecta a tu actitud espiritual. La trampa está en confiar más en la práctica externa de una norma, que en la actitud interna que depende solo de mí. Las prácticas religiosas son, con frecuencia, una coartada para dispensarnos de la conversión del corazón.

Meditación-contemplación

"El culto que me dan está vacío".

Tremenda acusación, pero cierta, también hoy, en la mayoría de los casos.

Todo culto que no proceda del corazón

y no lleve a descubrir la cercanía de Dios, es inútil.

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Dios no tiene ojos para ver las ceremonias

ni oídos para escuchar los cantos y oraciones.

Eres tú el que tienes que descubrir a Dios dentro de ti

y escuchar lo que te dice a través de tu propio ser.

Sin esa escucha, no hay religiosidad posible.

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Los ritos, ceremonias, sacramentos y oraciones

son útiles en la medida que me llevan al interior de mí mismo,

Me hacen descubrir lo que Dios es para mí en ese instante

y me llevan a vivir y manifestar esa realidad en mi relación con los demás.

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Fuente:

Ilustración: Maximino Cerezo Barredo. 


Padre Martín. Actualidad Católica:  https://www.youtube.com/watch?v=Bn1AvLmCz7o








miércoles, 28 de agosto de 2024

Mea culpa, o ... piar bien tarde

LLEVADO POR LA ESTUPIDEZ, EN 1989 LE DÍ LA BIENVENIDA A FIDEL CASTRO

Alberto Barrera Tyszka

El 1 de febrero de 1989, en un desplegado a página completa del periódico El Nacional, apareció un remitido que destacaba en gran tamaño dos palabras: “Bienvenido, Fidel”. En tres días más, estaba por realizarse lo que después se llamó “La coronación”: un fastuoso y enorme evento que celebraba el comienzo de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez. Se habían convocado a diversas personalidades internacionales, casi todos los mandatarios del continente habían confirmado su asistencia. La posibilidad de que también llegara Fidel Castro, sin embargo, había desatado una polémica. Existía cierta presión, en diferentes ámbitos, cuestionando su presencia en la cumbre. El remitido público era una expresión de solidaridad con el dictador cubano.

Fue un texto breve pero desbordado: “Nosotros, intelectuales y artistas venezolanos al saludar su visita a nuestro país, queremos expresarle públicamente nuestro respeto hacia lo que usted, como conductor fundamental de la Revolución Cubana, ha logrado en favor de la dignidad de su pueblo y, en consecuencia, de toda América Latina. En esta hora dramática del Continente, sólo la ceguera ideológica puede negar el lugar que ocupa el proceso que usted representa en la historia de la liberación de nuestros pueblos. Hace treinta años vino usted a Venezuela, inmediatamente después de una victoria ejemplar sobre la tiranía, la corrupción y el vasallaje. Entonces fue recibido por nuestro pueblo como solo se agasaja a un héroe que encarna y simboliza el ideal colectivo. Hoy, desde el seno de ese mismo pueblo, afirmamos que Fidel Castro, en medio de los terribles avatares que ha enfrentado la transformación social por él liderizada y de los nuevos desafíos que implica su propio avance colectivo, continúa siendo una entrañable referencia en lo hondo de nuestra esperanza, la de construir una América Latina justa, independiente y solidaria”.

El manifiesto estaba firmado por 911 intelectuales y artistas. Yo fui uno de ellos.

Nadie me pagó por hacerlo. Nadie tampoco me obligó. Nadie puso mi nombre sin consultarme. No firmé bajo engaño. Yo tenía 28 años y había publicado un libro de poemas. Fidel llevaba tres décadas en el poder y ya había dado contundentes muestras de su condición de tirano. Había encarcelado, torturado y asesinado a adversarios y disidentes; había perseguido y encarcelado a los homosexuales; buscaba suprimir cualquier tipo de diversidad. Había militarizado la sociedad y concentrado en su persona todo el poder. Había cancelado -hasta como hipótesis en el imaginario colectivo- cualquier posibilidad de alternancia gubernamental… Ya había ocurrido el famoso caso Padilla. Ya había sucedido el éxodo del Mariel, en el que por fin pudo escapar de Cuba Reinaldo Arenas. La perestroika había sacudido a la Unión Soviética el año anterior y en unos meses más, en ese mismo 1989, caería derribado el Muro de Berlín… ¿Acaso todo esto no era suficiente?, ¿qué más se necesitaba saber para negarse a firmar ese remitido?

Hay quienes todavía sostienen que, en el fondo, la invitación de Carlos Andrés Pérez respondía a una estrategia geopolítica: lograr que Fidel regresara al circuito diplomático continental y, de esta manera, poder hacer una mejor presión internacional para comenzar a flexibilizar el régimen cubano. Por supuesto que nada de esto se vio en el evento. El espectáculo fue otro.

Un elegantísimo Fidel Castro, de impecable traje y corbata, fue la sensación de la cumbre. La crónica de la época destaca que “hasta las señoras del Country Club querían tomarse fotos con él”. Como si fuera una estrella de rock, los medios de comunicación lo seguían a todos lados, a veces con infantil fascinación. Castro declaró que tanto él como su equipo de seguridad habían tenido muchas dudas sobre su asistencia, dadas las continuas amenazas que recibía y la cantidad de planes que siempre estaban en marcha para asesinarlo, pero que la lectura del manifiesto de bienvenida firmado por tantos intelectuales lo llevó a tomar la decisión de viajar a Venezuela. Formar parte del remitido, entonces, podía incluso en ese momento, ofrecer cierto prestigio, una fugaz ilusión de celebridad.

Nada de esto tenía -para los venezolanos- la dimensión de gravedad y de tragedia que tiene hoy día. El tema comenzó a ser percibido, a ser analizado y debatido, de otra manera una década después, a partir de 1999, cuando Hugo Chávez asumió la Presidencia y comenzaron los cambios, entre ellos un tipo de relación oficial muy distinta entre Venezuela y Cuba. En esos primeros años, a medida que Chávez empezaba a desmantelar el Estado y a imponer su proyecto autoritario y militarista, en el contexto de una polarización política cada vez más encendida, la sociedad también empezó a buscar explicaciones, a hacerse otras preguntas, a revisar de otra manera su propia historia. Dentro de esos análisis, el viejo remitido de 1989, y quienes lo firmamos, pasamos a ser de pronto casi cómplices y responsables directos de la destrucción del país, de la llegada del “castrochavismo” a Venezuela. La anécdota me sirve ahora para resaltar nítidamente las diferencias de recepción y vivencia de un mismo suceso, por una misma sociedad en dos circunstancias culturales y emocionales distintas. También es útil para despachar temprano una de las más socorridas fórmulas con las que se pretende resolver este dilema: asegurar que los intelectuales o artistas que apoyan -a veces de forma incomprensible- causas o movimientos claramente autoritarios lo hacen porque reciben un sueldo: son oportunistas tarifados, se han vendido sin pudor y sin gracia, solo son unos farsantes mercenarios. Obviamente, hay casos así. Pero esta sentencia no sirve para contestar a la interrogante central: ¿por qué un grupo de intelectuales y artistas, sin que nadie nos pagara nada, firmamos un alborozado manifiesto de adhesión pública a un impresentable tirano caribeño? La realidad -por suerte para todos- suele ser más rara y más compleja que una simple receta, que la ecuación que sostiene frecuentemente la polarización política.

Creo que, de entrada, es imprescindible cambiar la noción que tenemos de los intelectuales. Hay que dejar de pensar en esa antigua figura del intelectual que -como decía Foucault- pretendía ser “conciencia y elocuencia” de la tribu. Los intelectuales solo pueden ser percibidos así en sociedades donde nadie lee y donde no existe el debate ciudadano. Es más saludable pensar que los intelectuales son tan irracionales como todos los demás, que no siempre saben mirar y entender la realidad, que en política se equivocan con la misma frecuencia que cualquier otra persona.

El siglo XX -a partir del nazismo, del fascismo y por supuesto de la experiencia soviética- produjo agudas y luminosas reflexiones sobre la relación entre los intelectuales y el totalitarismo. Obviamente, las experiencias son distintas cuando se piensa y se actúa desde adentro, bajo la amenaza, el control y la violencia institucional, que cuando se hace desde afuera de un sistema totalitario. Si se está adentro, el tránsito entre la irremediable necesidad de sobrevivir y el disimulo oportunista que termina convertido en devoción puede ser sutil, ligero, muy eficaz. Serguéi Dovlátov, un extraordinario escritor que logró salir de la Unión Soviética gracias a Joseph Brodsky, resumen este trayecto de la siguiente manera: “Había decidido vender mi alma a Satanás y acabé regalándosela”.

El caso de los intelectuales que desde afuera genuinamente establecen una relación de fervor con este tipo de antiguas o modernas tiranías es más complejo. Este sometimiento voluntario suele justificarse por la existencia de una utopía o por el deslumbramiento ante el poder y el magnetismo de un líder. Leszek Kolakowski propone también otra característica para analizar el problema: la dualidad del intelectual entre su sentido de superioridad e independencia de pensamiento y su aislamiento y su necesidad de ser parte de una colectividad. El intelectual requiere constantemente ser reconocido, necesita demostrar que es un intelectual, legitimarse con la validación pública. No hay nada mejor para superar esta contradicción -según sostiene el académico polaco- que apoyar “la causa de los desvalidos”.

En este sentido, Cuba, al inicio, ofreció un relato muy tentador: en una pequeña isla del Caribe, los desvalidos se rebelaron en contra de un tirano apoyado por el poderoso imperio norteamericano. De inmediato, gran parte de la intelectualidad del planeta celebró y se congregó alrededor de esta ilusión revolucionaria. Y eso no estuvo mal. El problema está en lo que tardaron -tardamos, y todavía algunos tardan- en liberarse y salir de ese espejismo.

No deja de ser paradójico que sea en 1971 -ya con una década de consolidación violenta del modelo autoritario fidelista- cuando se da la primera crisis importante de buena parte de la intelectualidad del mundo con el régimen cubano. La detención del escritor Heberto Padilla y su posterior “autocrítica” -tras 38 días de prisión- marcó un referente insoslayable. Esa confesión pública -que puede verse ahora en un reciente y fascinante documental de Pavel Giroud– muestra de manera nítida lo que debe ser un artista en una revolución: Padilla renuncia a sí mismo, se avergüenza y reconoce que bajo su disfraz de “escritor rebelde” solo había un traidor, “a mí -dice- me importaba mucho más mi importancia literaria que la importancia de la revolución”; reniega de sus libros, los tacha de “derrotistas”, “amargados”, “resentidos”… acusa a algunos de sus ex amigos, denuncia a la prensa extranjera, ensalza a los soldados y a los gloriosos miembros de los cuerpos de seguridad del Estado; y -por supuesto, no faltaba más- habla del generoso líder, único y verdadero creador de la revolución: “Y no digamos las veces que he sido injusto con Fidel, de lo cual nunca realmente me cansaré de arrepentirme”. Así es el intelectual que el autoritarismo desea y tolera.

Sorprende que aun después de este caso, que supuso la crítica y el alejamiento de grandes apoyos del proceso cubano (Sartre, Calvino, Alberto Moravia, Marguerite Duras, Susan Sontag, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Vargas Llosa…), Fidel lograra todavía mantener cierto prestigio. Escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Augusto Monterroso, manteniendo un leve espíritu crítico en algunos momentos, siguieron siendo leales a la revolución, anclados casi siempre en el argumento emocional que se sustenta en la desigual batalla de los desvalidos que se defienden de los ricos y de los poderosos.

Esta misma narrativa es la que sostiene el relato del bloqueo y suele tener una eficacia asombrosa. Resiste el peso de su propio fracaso, reinventando permanentemente su débil mentira, y demostrando que la melodramatización de la política es altamente rentable. Todavía para mi generación fue muy difícil entender y asumir que podíamos y debíamos estar en contra del bloqueo pero también en contra de la Revolución.

Firmar el remitido de Bienvenida a Fidel, en 1989, fue un lamentable error. Y no porque eso haya tenido algún tipo de consecuencia concreta en todo lo que ocurrió después en Venezuela, sino porque -llevados por la efusión polarizante, por la vanidad, por la estupidez- nos hicimos cómplices de una dictadura. Atendimos el espejismo de un lenguaje y obviamos el horror de los hechos. Todo esto es cierto. Pero, como contraparte, también es cierto que el dilema entre la tragedia de la realidad y las alternativas para transformarla sigue sin resolverse. Para nosotros, la esperanza sigue siendo un enorme problema político

En una mesa redonda, a propósito del “destino de los intelectuales”, realizada en Nueva York en 1985, George Steiner dijo lo siguiente: “Creo que desde hace tiempo, desde la Revolución Bolchevique, se ha desatado un movimiento de esperanza entre los intelectuales, se han abierto numerosas ventanas a la esperanza: varias de ellas se debieron a esa Revolución, otras a la Primavera de Praga y el régimen de Dubcek, y otras más a Cuba y al Chile de Allende. A posteriori es muy fácil decir que, en cada ocasión, uno fue rematadamente estúpido y que era previsible que todo acabara en catástrofe, tiranía y corrupción (…) Lo que ahora me interesa es saber qué pasará con la propia naturaleza del pensamiento, con la epistemología del pensamiento, si no abrimos más ventanas”. Casi cuatro décadas después, cercados por la polarización, encerrados en tiempos de corrección política y cancelaciones, estas dudas siguen teniendo una pertinencia impresionante. Steiner proponía un ejemplo fabuloso: “Supongan ustedes que un estudiante se presenta a cualquiera de nosotros, como ya ha sucedido, y nos dice ahora: Han enterrado a gente viva en San Salvador. Ya no puedo soportarlo. Soy un ser humano y debo hacer algo (…) Díganme ustedes qué harían si alguien les dijera: Sé que de unirme yo a la izquierda todo acabará, si ganamos, en brutalidades estalinistas de la peor especie; y que de unirme a la derecha el resultado será un coronel fascista más, o un generalísimo, o cualquier otra cosa por el estilo. No tiene caso hacer nada, ¿verdad?, ¿responderían acaso que estamos obligados, para madurar, a aceptar el principio freudiano de la realidad?, ¿qué no hay elección posible porque, gane la izquierda o la derecha, todo acabará sin remedio en atrocidad?”.

Nada de esto justifica el remitido que firmé dándole la bienvenida a un tirano. Intento, si acaso, complejizar ese momento, no excusarlo. Pienso en él con la distancia de los años y con la evidencia de un presente sin desenlaces posibles, en un país donde lo que más escasea es la ilusión. ¿Qué podemos hacer entonces con la indignación, con las genuinas y desesperadas ansias de cambio?, ¿dónde ponemos la esperanza?

Fuente:

https://lagranaldea.com/2023/07/30/bienvenido-fidel

Tomado de: https://grupolipo.blogspot.com/2024/08/alberto-barrera-tyszka-en-1989-le-di-la.html?m=1&s=08

martes, 27 de agosto de 2024

Caza de citas



"Si fuera verdad que los políticos, como solemos reprocharles, solo buscan el poder, tendrían más facilidad en lograr acuerdos; no estaríamos atascados en esta polarización improductiva. Mi hipótesis es que la causa de que les cueste tanto acordar es que están más cómodos administrando la impotencia que el poder. Si realmente buscaran el poder, es decir, la transformación de la sociedad, la renovación de las instituciones, la ampliación de la legitimidad, no tendrían tantas dificultades en ponerse de acuerdo. ¿A qué se debe esta aparente paradoja?"

Daniel Innerarity

("La libertad democrática", Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2023: 45)

Ilustración: Leandro Area.

Noticiero retrospectivo

-    S/a. "Conceptualismo gráfico: A propósito de los nuevos lenguajes en el arte". El Universal, Caracas, 23/04/1984.

-    Moisés Moleiro y los años ´60. Últimas Noticias, Caracas, 22 y 29/10/95. Suplemento Cultural. 

-    Manuel Malaver entrevista a Armando Scannone. El Nacional, Caracas, 08/07/90. Feriado. 

-    Nora Bustamante. "El Silencio y Medina Angarita". El Nacional, 17/08/85. 

-    Dossier:  Origen dela burocracia totalitaria. Últimas Noticias, 25/06/2000.  SC.

Fotografía: autor desconocido, constitución del Consejo Supremo Electoral, se encuentran el secretario privado del ministro de Relaciones Interiores, Rafael Pizani (presidente del organismo electoral), Numa Quevedo (ministro), Arnoldo Ramos (viceministro), y Alberto Bustamante (director de Administración).. Tomada de la cuenta facebookeana de José Alberto Olivar.

lunes, 26 de agosto de 2024

De la obcecada retórica política

CAÑONES DE AIRE

Luis Barragán

Hay circunstancias decisivas, específicas y, sobre todo, inesperadas en la vida política que someten a prueba la vocación y el talento que algún día se juró tener. Cosa semejante ocurre en otros ámbitos y oficios, pero el asunto es de mayor relieve y cuidado al tratarse del destino común y, quizá, por ello, el liderazgo es un camino de constantes retos que, inevitable, lo depuran y perfeccionan de acuerdo a un determinado marco de valores y principios.

Vale traer a colación, el caso de Antonio Leocadio Guzmán (1802-1884) que  constituye un interesante ejemplo, una dura lección, o, mejor, útil parábola histórica que ayuda a interpretar y prever correcta y adecuadamente la coyuntura actual.  Paecista desde las primeras de cambio, fue después excluido de los círculos oficiales; inteligente, elocuente y, acaso, eficaz propulsor de los populismos iniciales en este lado del mundo. Participó en las elecciones presidenciales de segundo grado que debía visar el Congreso conservador, en 1846, configurándose como un genuino fenómeno de masas: ese país en ebullición que a él mismo sorprendería, conminado por el verbo incendiario que catapultó al Partido Liberal y a El Venezolano, novedades de muy pocos años a cuestas, lo arrojaron a protagonizar la escena como nunca antes imaginó desde sus más profundas y comprobadas aptitudes para la intriga palaciega.

Generador de una intensa crisis política que amenazó con prolongarse, todo apuntó a la posibilidad y necesidad de una entrevista clave con José Antonio Páez, a las afueras de Caracas, quien la desestimó tan pronto como se enteró de toda una movilización de los partidarios que acompañaban a un Guzmán perplejo y, a la vez, (auto)sobredimensionado. El fracaso de un intercambio personal celebrado como un triunfo en sí mismo, posiblemente auspicioso para replantear y resolver políticamente la situación, tampoco rechazado con antelación, afectó moralmente a sus seguidores inmediata y evidentemente reprimidos, incurriendo en errores como el de no calibrar correctamente la magnitud de una fuerza popular todavía incontrolada, dándole un sentido estratégico a sus iniciativas; suponer que el solo empleo de una prensa explosiva bastaría, punzando constantemente las emociones para no canalizarlas políticamente; confiarse a un exclusivo acuerdo de élites para aportar su nombre, dándose por elegido; y, prescindiendo de sus más destacados copartidarios, creyéndose Antonio Leocadio un partido en sí mismo. Valga acotar, a la postre, su hijo, se convirtió en una versión forzosamente corregida y mejorada, permitiéndose superarlo en ambiciones y realizaciones.

El caso demuestra que faltaron arrestos para liderar un vasto movimiento político, desbordado por las expectativas, titubeante, y, a lo mejor, naturalmente asustadizo sin la obligatoria complementación de un equipo más o menos experimentado, previsivo y decidido. Sortario, sobrevivió a una condena a muerte, y se transó después por una vicepresidencia de utilería que le quedó pequeña a la vuelta de los años, dándose cuenta que había salvado su vida pero quedándose sin partido.

La obcecada retórica política que no agudiza las contradicciones del adversario, procurando una cierta, favorable y pasajera sentimentalidad, hecha de espejos, constituye una suerte de cañones de aire que refrigeran y distraen, refrescan y postergan aspirando a un día afortunado. Digamos, el mesianismo es un mal consejero.

Fotografías: LB (CCS, 21/08/2024). 
27/08/2024:

¿Sombras nada màs?

DE LA NECESARIA ARBOLEDA URBANA

Luis Barragán

Hemos imaginado a la ciudad como una densa selva de cemento, sin más. Y, aunque hay ejemplos muy dignos y gratos de sendos desarrollos urbanos en consonancia con la indispensable naturaleza, priva aquella imagen como definitiva, definitoria u ontológica.

De igual manera que nos acostumbramos, o pretenden acostumbrarnos a comer en la calle sin las condiciones mínimas sanitarias, andamos nuestras localidades ya habituados, o pretendiendo que nos habituemos, sin árboles. Y en estos meses tan calurosos, se ha sentido intensamente el picor de los rayos solares a falta de los enormes paraguas que, además, residenciaron a vistosos y bulliciosos pájaros y a multitudes de anónimos y no tan anodinos insectos.

Las lluvias y vientos huracanados han tumbado innumerables árboles, escaseando cada vez más. Si bien es cierto que tratamos de fenómenos naturales sobrevenidos, no menos lo es que pueden preverse sus consecuencias.

Los expertos forestales, como la merideña María Luisa Ortega, compañera de Encuentro Ciudadano, podrá orientarnos mejor en la materia, aunque nos atrevemos a considerar que la debida y muy oportuna poda de la copa de los árboles (sobre todo, los gigantes), les impediría caer a la menor bofetada de una tempestad. Y suponemos que es algo semejante a los más altos y recientes rascacielos construidos, por ejemplo, en Nueva York, como pueden observarse en las redes, que están caracterizados por pisos despejados, una suerte de varios agujeros estratégicos en los pisos decisivos, para que corra libre el viento, sin afectarlo, gracias al cálculo de los especialistas en la materia.

El sentido común nos orienta a soluciones probablemente ingenuas, pero no es posible que una sola embestida de la lluvia, nos prive de los árboles sin más. Por supuesto, los ocupantes de los inmuebles más cercanos que esperan tanto por la llegada de los funcionarios públicos del ramo, desesperados y a falta de explicaciones, prefieren el derribamiento del árbol antes que les caiga encima a sus residencias, locales comerciales, arterias viales, etc.  Algo, francamente inaudito.

26/08/2024:

https://opinionynoticias.com/opinionnacional/41732-de-la-necesaria-arboleda-urbana

Fotografía: Tomada de la red. 

domingo, 25 de agosto de 2024

Caza de citas






"No hay ninguna cuestión tan especializada que, en la medida en que sea políticamente relevante, no se le pueda traducir al lenguaje común, y ello de forma tan adecuada que las opciones manejadas por los expertos también puedan discutirse racionalmente en un espacio público mucho más amplio. En la democracia los expertos no pueden tener ningún privilegio político"

Jürgen Habermas

("Más allá del Estado nacional", Fondo de Cultura Económica, México, 1999: 156)

Ilustración: Marcela Ramírez-Aza.

Noticiero retrospectivo




- José Muci-Abraham. “Correo expreso. Deuda ilegal, contingencia y otras cosas…”. El Nacional, Caracas, 05/03/1986. 

- “Se incorpora al Congreso don Rómulo Gallegos”. La Religión, Caracas, 03/02/61.

- Gustavo Arstein. “Punto y aparte: El Metternich de Harvard” (Henry Kissinger). El Nacional, 04/02/72. 

- “El Doctor Luis Villalba Villalba fundará el ´Nuevo Liceo Caracas¨”.  El Heraldo, Caracas, 09/10/47. 

- Plinio Apuleyo Mendoza. “Dos pintores venezolanos se ganan la vida cantando guarachas y joropos en cabarets” (París). Élite, Caracas, n° 1562 del 10/09/55.

Reproducción: El Nacional, Caracas, 20/12/1969.

Ya afónicos

¿HABLAR POR HABLAR?

Luis Barragán

Muy consabidas las difíciles circunstancias actuales que tienen por síntesis el fraude, se impone la reflexión y la acción política de una oposición de clara vocación y mentalidad democrática.  Facetas que deben apuntar a un limpio trazado estratégico que compete al liderazgo disponible, entendiendo por tal al que históricamente tenemos y no otro, por mucha admiración y devoción que sintamos respecto a muchos de los que forjaron al país en tiempos ya remotos.

Existe una justificada indignación y profunda rabia, pero también observamos el testimonio escrito de una enfermiza quejumbre que, al mismo tiempo, poco aporta a ese ejercicio de reflexión que deseamos, aún limitados por la (auto)censura.  Peor, suele pasar por análisis político la cómoda exaltación de la candidatura presidencial de Edmundo González y de todos los que directa e indirectamente y, de un modo u otro, contribuimos a ella, cuando es ya otra y distinta la coyuntura planteada.

Salvo honrosas excepciones, se nos antojan inservibles la trillada lisonja y las fáciles conjeturas de opinantes, opinadores u opinativos que, algo inevitable, sugieren y desembocan en soluciones de autómatas, mágicas y automáticas. Entonces, así, no luce tan obvia la distinción entre el comentario estratégico de un determinado evento deportivo, en relación al curso de una realidad política que es algo más que un espectáculo.

Se mantiene en pie la moral del pueblo venezolano, portador de firmes razones y propósitos de un transparente sentimiento.  Y es válido preguntarse, por ejemplo, si hablar por hablar es la solución, en lugar del planteamiento político, específico, concreto y, en todo lo posible, novedoso.

Nadie duda de las iniciativas, sacrificios y empeños que las grandes mayorías de los venezolanos aportaron a favor de la candidatura presidencial, manteniendo vivo el ideario democrático, pero ya entramos en otra etapa que ha de significar la esperada y definitiva reconstrucción del quehacer político en el país. Hasta nuevo aviso, quehacer que tiene características muy propias que huelgan comentar.

25/08/2024:

https://www.lapatilla.com/2024/08/25/luis-barragan-hablar-por-hablar/

Fotografía: LB (CCS, 21/03/2022). 

sábado, 24 de agosto de 2024

Entendimiento del Reino

TUVIERON QUE OPTAR POR JESÚS, HEREJE, PECADOR Y PELIGROSO
(San Juan, 06: 60-69)
José Enrique Galarreta

Llegamos al final del suceso y del capítulo. El auditorio de Jesús se ve enfrentado a una opción drástica: aceptar a Jesús o prescindir de él. Parece como si Jesús mismo les hubiera puesto en la alternativa, sin medias tintas. No es demasiado probable que en vida de Jesús se produjera una situación tan explícita, pero sí es verosímil lo siguiente:

· que en vida de Jesús se produjo una recesión del entusiasmo popular hacia él, y que su mesianismo fue rechazado: esperaban a otro. Lo hemos comentado ya en domingos anteriores.

· que las comunidades de seguidores de Jesús tuvieron que optar por seguir dentro del judaísmo o segregarse de él, y que esta situación fue iluminada con los sucesos de la vida misma de Jesús.

Por otra parte, es bastante evidente que el redactor ha arreglado el suceso, incorporando expresiones que corresponden a la fe pascual, tanto en las palabras de Jesús como en las de los discípulos.

En este sentido, Pedro aparece como portavoz (es su rol para los evangelistas) y la frase que se pone en sus labios expresa muy bien la esencia del relato: es Jesús el que tiene palabras de vida eterna, Jesús es La Palabra hecha carne, mentalidad tan típica del cuarto evangelio.

Nos asomamos al gran drama de los contemporáneos de Jesús. A los fariseos, devotísimos observantes de todos y cada uno de los preceptos de la Ley, Jesús no les gustó: comía con pecadores, no observaba estrictamente los preceptos: para ellos Jesús es un pecador.

A los escribas, teólogos expertos en la Escritura, Jesús les escandalizó muchas veces: no era eso lo que ellos interpretaban: para ellos, Jesús fue un hereje.

A los sacerdotes, Jesús les gustó mucho menos: vieron en él un peligro público: su status, la importancia del Templo, la connivencia con el poder romano... todo podía venirse abajo. Para ellos Jesús era peligroso.

Todos estos rechazaron a Jesús. Y muchos otros, especialmente del mundo de los ricos, los políticos, los reyes... a los que Jesús no les interesó lo más mínimo.

A aquel puñado de gente sencilla que le habían seguido desde el Jordán, desde el lago, Jesús les gustó. Le vieron curar por compasión, le escucharon hablar de un Dios "distinto" como nadie había hablado jamás. Pusieron en él sus esperanzas. Tuvieron que atravesar el desierto, renunciar a sus aspiraciones mesiánicas, convertirse al Reino... y algunos lo hicieron.

Cuando Jesús ya no estaba en medio de ellos, tuvieron que aceptar ser expulsados de su Pueblo, ser tenidos por herejes, sufrir toda clase de persecuciones, incluso tuvieron que dar la vida, en el mismo Jerusalén, como Esteban, como Santiago el Zebedeo, como muchos otros. Y lo hicieron. Habían creído en él hasta el punto de que todo eso fue menos fuerte que su fe en Jesús.

Éste es el dramático argumento de Los Hechos de los Apóstoles, la lucha interior de Pedro, de Santiago el hermano del Señor, del mismo Pablo. Y es también una línea temática que recorre todo el cuarto evangelio y las cartas de Juan.

Eran muchas las atracciones que se ofrecían a aquellas primeras comunidades: el mundo judío, con su tradicional seguridad, su fidelidad a la Alianza, las leyes y costumbres que venían desde Moisés, la atracción fascinante del Templo: por otro lado, el mundo griego, resplandeciente de sabiduría, de filosofía, de autores famosos, de elevadísima cultura...

Y en medio, como barquichuelas diminutas agitadas por tan poderoso vientos, atraídas por señuelos tan brillantes, las comunidades de seguidores de Jesús, que no ofrecen nada de lo esplendoroso de los demás, sino su fe en el carpintero crucificado.

La profesión de fe de Pedro, que leemos en las últimas líneas del evangelio de hoy, es emocionante. "Nosotros creemos en ti". Y se acabó. Todos los demás tienen sabiduría, argumentos, sistemas filosóficos, razones históricas, poder... nosotros creemos en ti.

No podemos menos que reconocer aquí la fuerza del Espíritu. La reconocemos en Jesús, pero también, ¿me atreveré a decir que más aún?, en la fe de las primeras comunidades. Por encima del Templo, de Moisés, de Platón, por encima de todos... el hijo de José y María, el carpintero crucificado.

Para nuestra oración

No pocas veces envidiamos a los que vieron a Jesús con sus ojos, los que pudieron oír en directo sus mismas palabras. Pensamos que lo tuvieron más fácil que nosotros. Me parece que esto es muy dudoso. Nosotros, de alguna manera "hemos heredado" la fe, y me atrevería a decir que una fe "domesticada". Creer en Jesús no nos ha disonado nunca, más bien nos ha resultado "lo normal", mientras que ellos tuvieron que hacer una desgarradora renuncia.

Sin embargo, esto mismo nos ofrece una buena vara de medir la intensidad y la sinceridad de nuestra fe, porque, si es fe en Jesús, nos estará pidiendo siempre abandonar lo viejo, aceptar su Buena Noticia. Lo de Jesús es Novedad, noticia, no sólo porque lo fue históricamente, sino porque cada creyente recorre un camino en el que siempre se está haciendo descubrimientos que llevan a abandonar pasadas seguridades.

Más aún cuando en la iglesia entera y en cada uno de nosotros, una de nuestras tentaciones es regresar al mesianismo ortodoxo fácil, externo, satisfactorio, que produce seguridad. Seguir a Jesús es siempre caminar, dejar atrás instalaciones, aunque esas instalaciones sean el ambiente general de la misma Iglesia.

Finalmente, es necesario meditar hoy en nuestra propia fe en Jesús, como un regalo recibido. Entre tantas personas inteligentes, entre tanta sabiduría, entre tanto poder... ¿quiénes somos nosotros para anunciar nada, qué tenemos más otros y por qué y para qué lo tenemos?

Finalmente, ¿por qué creemos precisamente en el crucificado, porqué sentimos desde lo más profundo de nosotros mismos esa fe que es más poderosa que todo lo demás? Quizá encontremos la respuesta en las palabras del cuarto evangelio: "No me elegisteis vosotros a mí: Yo soy el que os elijo a vosotros".

Y volveremos a entender el Reino como un Tesoro regalado, como una invitación, como un gozoso compromiso a estar en las cosas del Padre.

Fuente:

https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/1540-tuvieron-que-optar-por-jes%C3%BAs-hereje-pecador-y-peligroso.html

Ilustración: Brett a'Court, "Temptation of Christ" (2009).

Padre Martín. Actualidad Católica: https://www.youtube.com/watch?v=jnFYDVpYQGQ

Cardenal Porras:https://www.youtube.com/watch?v=Hdnm4L-1drg

Padre J. Martín: https://www.youtube.com/watch?v=mu5j3GI5xyQ

Padre S. Martín: https://www.youtube.com/watch?v=xy1qdu4jWKE


Monseñor Munilla: https://www.youtube.com/watch?v=eUGCRz2HG8g

Del inútil alegato surrealista

LAWFARE... O LEY DEL EMBUDO

Hermann Alvino 

1- Tal vez el factor más influyente en el paulatino desapego del ciudadano hacia las instituciones democráticas sea su desconfianza en el poder judicial de su país. Esa bajísima valoración se suma a la del poder ejecutivo y legislativo, dejando algo de benevolencia –dependiendo de cada país- hacia las fuerzas armadas y una que otra institución religiosa, aunque sobre esto último también habría que elaborar…

2- Porque un ciudadano sabe que en una democracia siempre llegará el día de la rendición de cuentas para sus gobernantes y legisladores, y así premiarlos con la reelección –cuando ello lo contempla la Ley- o castigarlos por su mala gestión eligiendo a otros, con la esperanza de que lo hagan mejor que sus predecesores; pero lo que no está al alcance ciudadano es la elección de los jueces, porque ello en casi todas las constituciones es una atribución directa y combinada entre el ejecutivo y el parlamento.

3- Claramente, cuando la desconfianza hacia “los políticos” supera cierto umbral y el ciudadano se percata que “esos políticos” son los mismos que escogen los integrantes del poder judicial, entonces éstos de antemano serán objeto de desconfianza, y cuando con el tiempo se hace evidente que muchas decisiones judiciales importantes para la comunidad se ralentizan o se basan en interpretaciones torticeras de la Ley, entonces el daño a la credibilidad en el sistema democrático se incrementa enormemente.

4- Y peor se ponen las cosas cuando el ciudadano y los cuerpos intermedios de la sociedad acuden a la máxima instancia tribunalicia para solicitar se valore alguna sentencia, o Ley, que puedan contener  violaciones constitucionales -para eventualmente revertirlas-, y descubran que allí también hay una interpretación interesada sobre el texto magno, dejándonos así  a todos indefensos ante el poder.

5- En EEUU -un ejemplo necesario, ya que a ese país se le considera el paradigma de la democracia…-, los integrantes de su Corte Suprema de Justicia responden básicamente a dos sustratos a la hora de valorar los casos que ellos mismos aceptan estudiar. El primero es que esos miembros son propuestos por el presidente del país y que esa propuesta será sometida al parlamento para aceptar o no la nominación, algo que puede parecer sensato además de ser institucionalmente impecable. El problema surge cuando un presidente como Trump -cuya agenda no se orienta hacia el bien común sino hacia sus intereses- es quien hace la propuesta en el entendido que sus intereses son disponer de impunidad para todos sus actos de gobierno, incluyendo los que contienen clarísimas prevaricaciones, más sus intereses electorales, que en su caso se encarnaron en los sectores más conservadores y retrógrados de la sociedad norteamericana, donde está a la vista que allí hay racistas, cuando no esclavistas in pectore.

El resultado de esa perversa combinación fue proponer magistrados académicamente muy competentes pero muy sesgados hacia esa visión de vida ultraconservadora, que va desde las prácticas económicas hasta los derechos de las personas y familia… sin contar suz relaciones con el gran capital que les financia vacaciones de lujo, o la esposa de uno de ellos que llamó a los inspectores electorales de cada estado para que no reconocieran la victoria de Biden en el 2020.

6- El daño de esa actitud presidencial trumpiana es que sus nominados no representan a plenitud la sociedad de su país, algo que podría ser inertizado por el rechazo parlamentario, pero que se concreta justamente cuando en ese parlamento existe una mayoría ultra conservadora, y por tanto dispuesta a avalar la propuesta presidencial. Ello es terrible para cualquier sociedad, porque la última instancia defensora de la constitución se compondrá por miembros cuya elección dependerá de las circunstancias políticas que prevalezcan en el país durante algunos años, y por tanto, cuando éstas cambien, junto a las correlaciones de fuerzas parlamentarias, esos magistrados electos de por vida estarán fuera de contexto, o sea de la realidad.

7- El segundo problema, que es inevitable y de allí la necesidad de la sabiduría presidencial y la parlamentaria para concretar una Corte Suprema equilibrada, es que cada magistrado tiene una manera diferente de interpretar la constitución, como los constitucionalistas “originarios” y los “revisionistas”, esto es, quienes legislan tomando al pie de la letra un texto magno redactado hace siglos –o décadas, dependiendo de cada país-, y otros cuya lectura constitucional se realiza a la luz de la época actual. En este sentido, temas como la libertad de expresión, el porte de armas o el aborto, estarán sujetos a interpretaciones que serán muy distintas en función de esa lectura literal o incorporando del progreso social y tecnológico, y por eso es fundamental un equilibrio adecuado entre ambas visiones, para responder a las características mismas de la sociedad donde esa institución opera. Y cuando a ello se le une el marco religioso entonces todo se complica todavía más, incluso en estados aconfesionales.

Naturalmente que este análisis no solo vale para los insensatos ultraconservadores que en determinado momento disponen de ese poder presidencial y legislativo, sino también para los “progresistas” soviéticos trasnochados, o que pastorean nubes, cuyo daño es similar en la gobernanza es similar.

8- Pero al no existir ese equilibrio, por el oportunismo presidencial  y parlamentario, los jueces y magistrados impuestos sectariamente actuarán en función de determinados intereses, prevaricando, aunque no les pase nada porque ellos son, justamente, quienes deciden qué es legal y qué no lo es…

Otro ejemplo de libro lo tenemos en el ciclo de poder del italiano Berlusconi, quien se lanzó a la política solo para tener protección frente a sus crímenes administrativos y su financiamiento a mafiosos, además de sus deudas corporativas. En ese caso no solamente hubo un parlamento cómplice para nombrar miembros del poder judicial, sino para directamente cambiar las leyes a favor de su líder atando de manos a los jueces honestos.

9- Por otro lado, un buen ejemplo sobre este tema -dentro de países con democracias consolidadas- se tiene en España con el retraso de años al que su Tribunal Constitucional sometió al tratamiento de un estatuto de convivencia institucional con Cataluña propiciado durante el mandato de Rodríguez Zapatero, pero también se tiene una colección de decisiones injustas por capricho de algunos jueces que han mermado la confianza ciudadana -recordando, por supuesto que a veces no son caprichos sino decisiones basadas en leyes injustas, o por lo menos mal redactadas, cuando no obsoletas, como ocurre ahora en Italia, donde los jueces no podrán juzgar a los alcaldes por abuso de poder porque los neofascistas que dominan el parlamento italiano cambiaron la ley para favorecer a su clientela tracalera, y también, más recientemente, tenemos la persecución de un juez español empeñado en inventarle un delito a la esposa del presidente de gobierno, siendo éste un caso de probable prevaricación judicial. 

10- Estos episodios son lo que se ha dado por llamar Lawfare, esto es la  utilización de la Ley para perseguir a quien resulta incómodo a ciertas instancias de poder, sea político o económico, teniendo en esos jueces indignos el instrumento para concretar esa persecución, cuando no represión; pero eso es con relación a democracias que se consideran estables y donde en general existe un estado de derecho suficientemente sólido como para que casi todos –nótese el “casi”- sientan que se les ha dispensado justicia, aunque a veces de manera tardía e imperfecta… porque en países con democracias que son un coladero de arbitrariedades a cargo de sus gobernantes y legisladores, y obviamente en las autocracias y dictaduras, es natural que los jueces y magistrados que impuestos por esas democracias y regímenes también cometan muchas injusticias. Yendo al pasado democrático venezolano, los más veteranos sabrán de qué se les habla cuando les recuerden aquellas “tribus” con togas. Más recientemente, tenemos el caso de El Salvador, cuyo actual presidente no podía aspirar de nuevo a ese cargo, o el caso boliviano con Evo Morales, junto a las loqueras del peronismo y su derivado kirschnerista, o algunos episodios ecuatorianos que es mejor olvidar, junto a los mexicanos, teniendo como mejor representante de la no-justicia al sistema de poder de Nicaragua y el de Venezuela.

11- Todos estos casos tienen en común el intento casi siempre exitoso del poder autocrático de modificar la constitución para perpetuarse en el poder, o imponer miembros dentro del poder judicial a todos los niveles para juzgar y condenar a la gente incómoda, o sea, lawfare llevado al extremo, que en criollo se denomina “ley del embudo”. O ambas cosas, una “ley” que es muy peligrosa para quien caiga en las redes de ese sistema diabólico, porque estará sujeto a indefensión jurídica y a que le inventen no solo los delitos por los que se le apresa sino que también un “pasado” para reforzar ese perfil criminal, como terrorista, emanador de odio, narcotraficante, etc.

En este ámbito claramente están la Fiscalía y la Contraloría del régimen venezolano, para interpretar convenientemente la Ley y para luego contar con jueces y un Tribunal Supremo que avararán (SIC)  sus abusos de poder. La lista de presos y asesinados es tristemente larga, y sobre esto, naturalmente, también se podría hablar de China, Rusia, Corea del Norte, etc…

12- Pero ya fuera de la represión pura y dura chavista, el escándalo judicial más notorio de ese régimen lo protagonizó el indigno Escarrá con su torticera invención del “sobrevenido” para darle “legalidad” al mandato de Maduro recién fallecido Chávez, para adulterar los lapsos presidenciales; un escándalo que ahora ha pasado a un segundo plano con la decisión del TSJ chavista avalando el fraude electoral concebido por el CNE –organismo, por supuesto igualmente chavista-, un “lawfare” que por supuesto servirá de base para la ulterior persecución a la dirigencia opositora que se empeñe en cobrar su victoria, para que cuando la pillen le apliquen más “lawfare” interpretando la Constitución y la ley electoral a favor del régimen. El ganador de las presidenciales, Edmundo González, ya está en la mira del régimen, y salvo algún evento especial, o la presión de sus aliados sobre la inconveniencia de esta persecución hacia González, si no se va  del país, podría pasarlo físicamente bastante mal.

13- Por otra parte, quienes tienen el poder para aplicar el “lawfare” están en la posición más cómoda respecto a los esbirros de cada régimen, porque ellos(as) no se ensucian las manos, y en el fondo son unos(as) cobardes que saben perfectamente que en todo momento son prisioneros de un régimen que ellos(as) mismos(as) han contribuido a crear y consolidar, y por tanto sus privilegios terminan en el mismo momento en que dejarían de prevaricar a favor de sus amos. Esperemos pues verlos pronto indefensos(as) para aplicarles el “Like a rolling stone” de Bob Dylan. Porque todo llega. Ya les tocará, y es entonces cuando habrá que aplicarles la justicia que ellos le negaron a sus víctimas, con juicios justos imputándoles sus prevaricaciones, al tiempo sw ororgarles (SIC) todos los derechos del caso para defenderse mediante argumentos que seguramente serán muy surrealistas, por decir lo menos.

24/08/2024:
Fotografía: LB (CCS, 14/10/2023).

martes, 20 de agosto de 2024

Caza de citas

"De ahí que sabiduría, serenidad y duda vayan de la mano y desemboquen en la prudencia, que ayuda a ser inteligente de una manera superior y espiritual, tal y como nos aconsejaba Cicerón, que acuñó la palabra para designar la capacidad para leer entre líneas y así poder captar y escoger cuando se tiene que decidir. Algo que requiere antes comprender, entender e inventar. Una serenidad de espíritu que se cobra su tiempo, a veces biográfico, para ser prudente y abordar una tarea de fondo mucho más profunda. Una empresa que requiere capacidad para distanciarse y analizar desde dentro de una libertad de pensamiento crítica y heterodoxa, la manera de ofrecer respuestas que decidan bien. Por este motivo la sabiduría no es teórica sino práctica. Proyecta virtud, hábitos que buscan el aprendizaje y buenas prácticas que nos instalan en la templanza, la moderación, la paciencia y la tranquilidad"

José María Lassalle

("Civilización artificial. Sabiduría o sustitución: el dilema humano ante la IA",  Arpa, Barcelona, 2024:  212 s.)

Ilustración: Franck Gerard.

Noticiero retrospectivo

-    Mario de Lara. "Teatro venezolano". Élite, Caracas, N° 395 del 08/04/1933.

-    Gustavo Luis Carrera. "Signos para un estudio: Novela venezolana, burguesía y masas populares". Crítica Contemporánea, Caracas, N° 5 de mayo-junio/61.

-    Dossier: Gómez y el neogomecismo. Últimas Noticias, Caracas, 25/02/96. 

-    José Rafael Mendoza. "La desigualdad jurídica de la mujer". El Nacional, Caracas, 13/01/78.

-    J. F. Reyes Baena. "El perfil de la universidad contemporánea". El Nacional, 14/12/69.

Reproducción: Tomada de la cuenta facebookeana de Gilberto Ospino. 

lunes, 19 de agosto de 2024

Una coyuntura artificialmente prolongada

LAS RELACIONES CIVILES MILITARES: DOMINGO IRWIN  

Luis Barragán

Hubo esfuerzos significativos por reasumir y comprender el papel político del sector militar venezolano a finales del XX y principios del presente siglo, en buena medida frustrados al abonar a una versión convencional de la ya lejana consolidación del Estado Nacional y la definitiva asimilación de la entidad castrense. Honrosas las excepciones,  el liderazgo político y de opinión resultó sorprendido ante un distinto relacionamiento de la entidad con el resto de la sociedad susceptible de una desinhibida y creciente militarización.

Liderazgo que tardó, o todavía tarda, en imponerse de los indispensables aportes de la academia que ha avanzado en distintas disciplinas, como la sociología militar y la más específica del poder militar, la historia militar y particularmente la de la guerra, y las relaciones civiles militares. Terreno éste en el que destacó e hizo extraordinarios aportes el profesor Domingo Irwin,  fue no sólo autor de numerosos y muy rigurosos textos, sino – en propiedad – creador de una escuela de interpretación que, afortunadamente, prosperó, e, incluso, influyó sustancialmente en nuestro trabajo parlamentario.

En efecto, ganamos una novedosa perspectiva en el esfuerzo de abordar una materia tan compleja y sencilla al mismo tiempo, gracias al testimonio bibliográfico y hemerográfico de un insigne investigador que no temió a los medios de comunicación que paulatinamente sufrieron de la (auto)censura y el sedicente bloqueo. Empero, recientemente cumplido el décimo aniversario de la triste noticia, murió prematuramente, a deshora, inoportunamente, aunque tuvo la fortuna de contar con talentosos discípulos directos, académicamente productivos que también privilegiaron la edición de libros colectivos para abaratar costos, e, igualmente, reivindicar las enseñanzas del maestro respecto a las tareas mancomunadas; valga acotar, destaca entre los discípulos que mantienen viva y activa la escuela irwiniana, José Alberto Olivar, recientemente elegido como individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, comprobando el acierto del pedagogo que fundó una tradición académica y de amistad en medio del desarrollo de una crisis política del país que todavía no concluye.

En otras circunstancias, digamos de una mínima normalidad y de esenciales libertades públicas, Irwin y su escuela hubiesen sido un público, reiterado e ineludible referente de opinión, aportante a un sobrio debate nacional que actualizara y profundizara cabalmente en la institucionalidad castrense y el debido control civil. Tuvimos en suerte que pensara el país del futuro, hábito no apto para los influencers traganíqueles que se juran una alternativa para cuando todo esto pase, desde la colorida burbuja digital  de sus ocurrencias, por cierto, harto diferente a los serísimos maestros de las redes.

Además, convengamos, Domingo Irwin no es asunto exclusivo de sus especializados causahabientes, sino de la sociedad civil democrática (disculpen el pleonasmo), su liderazgo político y también del  virtual, todos prisioneros de una coyuntura artificialmente perpetuada, empecinados en la continuidad histórica de Venezuela, nada más y nada menos. Por ello, igualmente celebramos que Iván Méndez, director de opinionynoticias.com, hiciese suya la conmemoración del gran historiador o, mejor, intérprete de la historia que está por hacerse, ejemplificando la atención que suscitan los maestros que genuinamente lo son.

20/08/2024:

domingo, 18 de agosto de 2024

Miedo

DE UNA PARÁBOLA

Luis Barragán

Había mesada para una sola actividad sabatina y, aunque fue la película de moda en la remota adolescencia, la intuición me llevó a retarlos a probar el tránsito por el llamado túnel del terror que estaba en el parque de ya no recuerdo dónde, convenciéndolos finalmente. Más o menos concurrido, nos adentramos en la obscuridad de apenas una tenue y balbuceante luz, previendo que nos espantaría cualquier cosa.  

Horroroso era el sonido de un equipo que fácilmente se deducía defectuoso y baratón, o el precio de la entrada tan cara para quince minutos de caminata. Uno de mis compañeros era el malvado del  curso, un gigantón temido en los recesos, pero – extraño – un estudiante regular que pudo ser brillante quizá de contar con una mayor atención en casa, un cultor del terrible disco-music que realmente gustaba de Dimensión Latina; y, el otro, quien siempre tiraba la piedra y escondía la mano, casi literalmente cuando había paro en el liceo, doblaba la voz y le decía fea a alguna jovencita que pasaba cerca.

- Deja la vaina, que si tiene novio y no lo viste, tendrás que caerte a coñazos tú solo…  

 ¡Qué Edgar Alan Poe y qué 8/4! El ambiente de terror era propio de las películas de Drácula y las risas macabras un casette de gritos en casa.  

- Esta vaina es un faull y mejor nos hubiésemos ido al cine. Quizá ahí me hubiera encontrado a la gevita de la sección C.

- ¡Y al novio, pajúo!

Proseguimos, decepcionados. Se veían las cuerdas de los muñecos que repentinamente caían y rocheleamos hasta que, faltando cinco minutos para salir, en una curva en la que no se veía nada, se atravesó un gorila que nos agarró distraídos.

- ¡Coñoooooo!, gritó el gigantón echando un paso hacia atrás mientras el gorila manipulaba la linterna tratando de imitar a un … gorila. . 

El otro compañero se cayó y levantó lo más rápido posible, mudo. El gorila completaba su rutina, mientras que el susto que me llevé se tradujo en inesperado ataque de risa, porque no creí que los compañeros sufrieran un súbito, inmenso y vergonzoso miedo, semejante al mío que demasiado pronto lo ahogó la burla. 

Al gigantón le dio pena la situación y trató de reivindicarse agrediendo al gorila.

- ¡Coño, gorila, que pajúo eres! ¡Tu no asustas a nadie!

- ¡Claro que sí, te cagaste!, dijo el otro compañero.

El gorila se ríe para seguir con su faena, pero el gigantón le dio una patada por el rabo.

- ¿Qué te pasa carajito de mierda? 

Prendió la linterna y se quitó la careta.

- Se me van de aquí, porque estoy trabajando. 

- ¡Sácame!

- No quiero problemas, carajito. Tú no aguantas una mano.

Encendió la luz, pues, estaba cerca el interruptor. Mis compañeros salieron corriendo. 

- ¿Y tu güeboncito, no vas a correr?

- ¿Para qué?, ¿me vas a caer a coñazos? ….Entonces, nos caeremos a carajazos, le dije con una gigantesca cagazón al carrizo que tendría unos veinte años, más alto y fornido que el suscrito. 

Los compañeros comenzaron a gritar ¡gorila, mariquito!, desde la salida del túnel. Pero él se puso la careta, apagó la luz, seguí mi camino y. al final,  nos largamos del parque. Nada difícil de imaginar, la chapita duró semanas con el gigantón. 

Muchachos pendencieros que nos reencontramos una pila de años después, nos reímos y, al mismo tiempo, nos dio vergüenza.   No sé por qué lo recuerdo por estos días. 

Fotografía: Motivo gráfico que circula en la red. 

18/08/2024:

https://opinionynoticias.com/opinioncultura/41694-de-una-parabola-

Caza de citas