LOS PRISIONEROS DE MÁS ALLÁ
Luis Barragán
Por supuesto, duelen los de más acá, pero – también - han de doler los de más allá, pues, los
delincuentes - por iniciativa propia o por encargo - constituyen una minoría de
los centenares de aprehendidos. La mayoría de los venezolanos que llegaron a
Estados Unidos, muchos como protagonistas de una travesía épica de la que
suelen hablar con atinada prudencia, no lo hicieron por aventura, gusto y
deleite, cuales viajeros de Indias que convierten el desarraigo en un oficio y
una apuesta; menos, un significativo porcentaje de coterráneos que salieron de
nuestro país exactamente por su desempeño político, recalquemos, no otro que
político.
Casos como el de Leonardo Gómez y Gregory Sanabria,
por ejemplo, ilustran la amarga ironía del exilio forzado que nunca quisieron.
Ambos perseguidos, el uno, por cierto, militante de Encuentro Ciudadano, hubo
de abandonar el estado Apure, pasando de Guayaquil a Dallas tras un duro
periplo semejante al del otro, cuyas luchas cívicas lo condujeron a la cárcel
y, luego, prohibida la salida del país, logró alcanzar los predios de Houston.
En distintas circunstancias, arribaron a Texas y
todavía en trámites del respectivo asilo político de una muy holgada probanza,
fueron detenidos por las autoridades del país de una reconocida y prolongada
vocación democrática. País soberano que tiene y decide sobre el complejo
problema migratorio que sufre, pero que, al mismo tiempo, debe reparar que dos
ciudadanos de limpios antecedentes, bregadores por la libertad, entre otros, merecen
la comprensión y el consiguiente amparo humanitario.
Leonardo y Gregory, finalmente, pueden ser deportados
a El Salvador o a Venezuela, sin que sepamos cuál alternativa es peor. Quizá lo
es la desorganización social de la diáspora venezolana y la negligencia de sus
más importantes dirigentes, con las excepciones del caso, que no hacen posible
siquiera respaldar moralmente y ayudar a sufragar en lo posible los gastos
judiciales a que hubiera lugar, pareciendo impensable alguna diligencia ante
las autoridades del país centroamericano o las que suponemos naturales ante las
gubernamentales de Washington.
Imposible perder la fe en medio de las peores
circunstancias atravesadas, añadidos los forzados a incursionar en territorio
extranjero, reiterando: realmente forzados, en contraste con los muchos de los que
literalmente inventan historietas. Por lo demás, ¿cómo la administración Trump
puede convertir a los dos paisanos en cuestión en sus propios presos políticos
al confundirse y mal interpretar lo que ocurre en este lado del mundo?
17/06/2025:
https://www.elnacional.com/opinion/los-prisioneros-de-mas-alla/
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