GALARDÓN LITERARIO Y POLÍTICA
Luis Barragán
Sorpresivo
veredicto del jurado sueco, Han Kang se ha hecho acreedora del premio Nobel de
Literatura 2024, a los 53 prometedores años de juventud para la industria
editorial. Imprevista, la ahora más universal de los surcoreanos, nos arroja a
tres obvias circunstancias de entera acuñación política.
Lejos de
restarle méritos a una autora en adelante sometida al pormenorizado escrutinio académico
y periodístico posible, por una parte, huelga comentar que nuevamente sobresale
una lista de los más envejecidos y meritorísimos contendores por el galardón; ciertamente, en muchos casos de un suficiente impulso editorial, prosperidad
personal y reconocimiento internacional que convierte a Estocolmo en un detalle
de consagración; apenas, un detalle. Por supuesto, es evidente el sesgo
político del jurado que, en su momento, lo negó a Jorge Luis Borges y a Julio
Cortázar, en las antípodas ideológicas,
como a James Joyce, Virginia Woolf, César Vallejo, e Italo Calvino, o el gusto
de cada quien.
Por supuesto, por
otra, la concesión del premio, ha convertido automáticamente a Kang en una
irresistible celebridad de y en su país, y será requerida probablemente para
opinar sobre lo divino y lo humano, incluyendo alguna coyuntura muy crítica del
sistema político que la convierta en una seria opción de liderazgo. Vocación
ésta que tendrá que convincentemente descubrir y ponderar, si fuere el caso, ya
que se convertirá en una poderosa tentación - también y con mayor razón - de la antipolítica que literalmente apuesta
por figuras consagradas de ámbitos completamente ajenos; al respecto, siendo
más numerosos los casos, pesan desaciertos como el de Rómulo Gallegos en 1948,
en contraste con Václav Havel de 1989 y 1993, a modo de ilustración.
Finalmente, es
demasiado lógico presumir que nada improvisada fue la candidatura de la
novelista, y, aunque no menos lógico lucen los denuedos editoriales y sus
lobistas, se requiere de postulantes muy convincente y académicamente
acreditados, entidades y personalidades de prestigio público. Y, todo esto, independientemente de la voluntad
del postulado, porque – recordemos – Jean Paul Sartre hasta negó su
candidatura, advirtiendo que rechazaría el premio a todo evento, como – en efecto
– aconteció para escarmentar a los suecos.
Sobre todo,
este último aspecto sugiere que no se pueden esperar milagros en torno a una
premiación de tan planetaria trascendencia, aunque suele convencernos más la selección
que hace el jurado de los premios Cervantes y Príncipe o Princesa de Asturias;
pesa la trayectoria, los méritos, el talento natural. Faltando poco, no se premia
a quien simplemente no se le postula a tiempo, propiciando la demagogia de una
ilusa candidatura; y, en todo caso, pivote extraordinario, catapulta envidiable,
todo un cohetazo de la NASA, el galardón de literatura, u otros de semejante
nivel que se nos ocurra, no es garantía de liderazgo y, algo esencial,
liderazgo exitoso, recordando aquella vieja sentencia de natura y Salamanca.
Captura de pantalla: https://www.youtube.com/watch?v=lXUmtvHbDgY&t=27294s
12-13/10/2024:
https://www.lapatilla.com/2024/10/12/luis-barragan-galardon-literario-y-politica/
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