DE LA VIRALIDAD (IN)DESEADA
Luis Barragán
De la noche a
la mañana, Andy Byron y Cristin Cabot constituyen una referencia internacional
con millones de reproducciones a cuestas, como lo desearían otras personas para
bien o para mal. A pesar del altísimo costo que acarrea, la fama es un deseo
demasiado frecuente, incluyendo a personas que no hacen mérito alguno para
ello, aunque protagonistas en cuestión rechazaban cualquier exposición pública
como se evidenció.
El
reconocimiento de los demás es importante, pero – abrumador – suele incomodar y
espantar también a muchos, en contraste con la extendida enfermedad del
narcisismo que lo convierte, por supuesto, en una obsesión. Por mucho que la
quieran, muy pocos alcanzan la celebridad y pesa más el azar que la calculada y
paciente estrategia, como obligada inversión para trillarla.
Lo
sorprendente es lo antes impensable; entre las miles de personas que
garantizaban la asistencia y el disfrute anónimos en el concierto bostoniano de
Coldplay, justo le cayó la cámara a la pareja (https://www.youtube.com/watch?v=4fHihfj-gvo),
cayéndoles propiamente el mundo encima. La ocasión ha generado otras miles de
versiones del suceso, algunas jocosas y otras muy geniales, conformando un
masivo linchamiento moral de los compañeros de trabajo, respectivamente casados
y con familias presuntamente estables, cuyos divorcios lucen tan inevitables
como el despido laboral de una empresa importante; inmediatamente las redes
exhibieron todos los datos personales y personalísimos de los hogares y del
trabajo, demostrando así que hay secretos difíciles de guardar.
Se ha dicho y
muchísimo del caso, por lo que sólo queremos referir dos aspectos: modestamente
creemos, en sano juicio, que la repentina exposición no puede configurar un
delito contra la privacidad de Byron y Cabot tratándose de un espacio público,
resultando imposible pedir la autorización previa de las personas para
enfocarlas; si puede haber delito con el uso y abuso de las informaciones
después reveladas, violentando toda intimidad. Quizá sea oportuno el asunto,
porque hay quienes sostienen en Venezuela, por ejemplo, que una fotografía o un
video tomado en las concurridas calles, no puede ventilarse sin la autorización
de las personas fotografiadas o videograbadas por mucho que tratemos de un espacio público, algo que nos parece
absurdo.
21/07/2025:
https://opinionynoticias.com/opinionpolitica/43222-de-la-viralidad-indeseada
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