CRECER EN COMPASIÓN Y EN GRATITUD
(San Lucas, 17: 11-19)
La lepra –si bien este término se refería a diversas
afecciones de la piel, de diferente gravedad- era una enfermedad temida, debido
a las tremendas consecuencias sociales y religiosas para la persona que la
padecía.
Considerados pecadores y condenados al ostracismo,
alejados de cualquier población y de todo contacto humano, con prohibición
expresa de acercarse a cualquier persona sana, los leprosos malvivían,
esperando la muerte, en colonias más o menos numerosas.
Se comprende que, en esa situación, pidieran compasión.
Siempre necesitamos que los demás "se pongan en nuestra piel",
comprendan nuestra situación y nuestro comportamiento. Pero esa necesidad se
hace acuciante cuanto más débiles y vulnerables nos sentimos.
Ese es el significado profundo del término
"compasión": sentir con el otro y actuar en consecuencia, buscando
remedio a la situación de necesidad.
Jesús los envía a los sacerdotes –según la ley, un
leproso solo podía reintegrarse en la sociedad cuando un documento del
sacerdote certificaba que estaba curado- y por el camino sanan.
Y el texto recalca –incluso enfatizando la extrañeza de
Jesús- que solo uno de ellos vive la gratitud.
Compasión y Gratitud son dos actitudes básicas que, por
un lado, expresan la madurez de la persona y, por otro, hacen posible una
convivencia armoniosa y constructiva.
Pero, como toda actitud, como todo arte, requieren de un
cuidado expreso y cotidiano. Desde la aceptación del lugar donde cada cual se
encuentra en la vivencia de las mismas, siempre es posible dar pasos en esa
doble dirección, favoreciendo conscientemente ser compasivos y agradecidos.
Insisto en la importancia de la aceptación previa, porque
las dificultades para vivirlas suelen ser muy antiguas, grabadas incluso en
nuestro cerebro y, sobre todo, inconscientes.
Los neurocientíficos están descubriendo las bases
neurológicas de la compasión. Según Daniel Siegel, "el cerebro es un
órgano social... Hemos nacido para ser un «nosotros»" (D.J. SIEGEL,
Mindsight. La nueva ciencia de la transformación personal, Paidós, Barcelona
2011, pp.278 y 334).
Las llamadas "neuronas espejo" actúan como
antenas que captan las intenciones y los sentimientos de los demás creando en
nosotros una resonancia emocional y haciendo que imitemos su conducta.
Neurológicamente, ahí se funda la capacidad de empatía y de compasión. Cuando,
por determinadas carencias emocionales, esos circuitos se han apagado, aquellas
capacidades quedarán mermadas o incluso sofocadas.
Por ejemplo, en casos de familias en las que se vive un
apego no seguro –inseguro, ambivalente, evitador-, no suele haber momentos de
resonancia que creen un «nosotros». "Cuando mis circuitos de resonancia se
activan puedo sentir lo que siente otra persona... Sin embargo, si no me puedo
identificar con nadie, esos circuitos de resonancia se acabarán apagando. Veré
a los demás como objetos, como «ellos» y no como «nosotros». No activaré los
circuitos necesarios para ver que los demás también tienen una vida mental
interior. Esta desactivación de los circuitos de la compasión puede ser una
explicación de nuestra violenta historia como especie" (Ibid., p.332).
Se ha comprobado que, cuando se ha vivido un "apego
evitador", el niño tiende a cerrar los circuitos cerebrales que buscan
cercanía y conexión; es decir, apaga el hemisferio derecho relacional,
emocional y centrado en lo somático. Desconecta de su mundo interior de
sentimientos y sensaciones corporales, hasta quedar desvinculado de su realidad
subcortical. Por otro lado, cuando se ha vivido un "apego inseguro",
la persona adulta suele verse inundada de sentimientos dolorosos que parecen
desbordarla. Las reacciones sin control indican que la corteza prefrontal se
desconecta y que los procesos del hemisferio derecho anulan la influencia
equilibradora del hemisferio izquierdo.
Pues bien, a partir de la aceptación de lo que cada cual
puede vivir, es posible ir creciendo en compasión y en gratitud. Y,
probablemente, el buen camino empiece por desarrollar una compasión sana hacia
sí mismo que, progresivamente, se extienda a los demás.
Fuente:
https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/4194-crecer-en-compasion-y-en-gratitud.html
Ilustraciones: Maurice de Sully, inicial, y James Christensen ("Ten lepers"), posterior.
Padre S. Martín: Exhortación Apostólica "Dilexi te" de León XIV:
https://www.youtube.com/watch?v=kTP8SD9EvvU
https://www.youtube.com/watch?v=jTNLgzUzmbs&list=RDjTNLgzUzmbs&start_radio=1
Padre Cervantes: https://www.youtube.com/watch?v=rRqv9tsRezQ
Monseñor Munilla: https://www.youtube.com/watch?v=M4PdJGfjvKc
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