sábado, 8 de noviembre de 2025

De la procesión que va por dentro y por fuera

(DES/SUB)EMPLEO JUVENIL

Luis Barragán

Que sepamos, son pocas las escuelas de manejo vehicular en las grandes ciudades, lo cual posiblemente explique la mala conducción y el peligroso desbordamiento de las motocicletas, por ejemplo. Las consabidas y enormes cadenas comerciales propias de esta era que dijo parir un corazón, ofertan a los jóvenes un empleo efímero de precarios ingresos dándoles el entrenamiento breve e indispensable para ordenar la mercancía, despachar carnes y embutidos, cobrar y manejar la caja registradora, entre otras facetas.

Muy antes, el INCE cumplió un papel meritorio con todas sus fallas y vicios, por cierto revindicado de compararlo con su actual etapa nominalmente socialista. Indicador de las predominantes relaciones económicas de una más lejana época, el primer empleo de los muchachos se lo daba la banca privada después de cursar estudios contables por meses en la institución oficial, si es que no lo pagaban a una de las tantas academias que daban igualmente secretariado comercial, computación, taquimecanografía, entre otras disciplinas; o mecánica automotriz, carpintería, barbería, etc., para conseguir el primer trabajo.

De no encontrar cupo en una entidad del Estado, o aun teniéndolo, el trabajo inicial, sin perspectiva alguna de hacer carrera en la empresa que también puede ser volátil, depende de cierto afán autodidacta, de una improvisación a veces temeraria, de mucha suerte. Y, todo, para cumplir con el mandato irrefutable de llevar el pan a la casa lo más rápido posible.

El  mayor de los riesgos para el trabajo manual, pues, sigue siéndolo frente a una caja registradora, es el de la automatización de las operaciones cotidianas que bien lo ejemplifica el sistema de autopago de una creciente implementación, sin sugerir el desarrollo de otros procesos. No obstante, al preguntar al empleado de una cadena farmacéutica que instruía a los consumidores, se mostró pesimista porque la “gente se enreda demasiado y otra se pasa de viva”, como también dijo que en un año sus labores fueron siempre de cobro y todavía espera reubicación o hacer el curso correspondiente, “si es que hacen esa vaina y no tengo que taxiar en una moto”.

La juventud venezolana que sigue en casa, en el país, por diferentes razones, con necesidad y ganas de trabajar, espera que se encienda una luz en medio de tantas obscuridades. Algunos intuyen que hay un mundo que va más allá del teléfono inteligente, que supone un modelo y una política económica, social y ecológica de libre mercado que, en el peor de los casos, puede darle un empleo más digno y satisfactorio que el populismo de límites inconfesables.

09/11/2025:

https://lapatilla.com/2025/11/09/luis-barragan-des-subempleo-juvenil/

Ilustración: Even Liu.

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