DE LA PREVISIBLE RIVALIDAD DEL IDIOMA
Pocos dudan de la jerarquía que ha alcanzado la
República Popular de China en el concierto de las naciones, sobre todo al
constatar que el mucho o poco perolero digital que se tiene en casa,
electrodomésticos,etc., procede del ingenio y la manufacturación asiática.
Imponente desarrollo capitalista el suyo, hay una inequívoca vocación
planetaria corroborada por la llamada Ruta de la Seda. 
Parece muy complicado el idioma chino y sus dialectos,
por lo que tardará en propagarse. Será en la etapa de su definitiva
consagración como superpotencia, como ocurrió en el pasado con otros referentes
fundamentales en términos políticos, económicos y comerciales.
Estados Unidos heredó el idioma de los británicos que
la colonizaron y fue un vehículo extraordinario de expansión y dependencia
cultural, por cierto. En Venezuela se habló el inglés, como antes o,
simultáneamente, se hizo con el francés. La élite más exquisita y la más
utilitaria emplearon el lenguaje como una señal de distinción, pero también
como un medio práctico para facilitar los negocios.
Puede aseverarse que la actual y fortísima rivalidad
entre Estados Unidos y China también se proyecta en la lengua, por lo que nada
extrañará en este lado del mundo la apertura de academias públicas y privadas
para la enseñanza del chino, extendiéndose como un buen día ocurrió con el
inglés y tarda demasiado que acontezca con el ruso. Quizá la proyección
deportiva del gigante asiático nos conduzca a hablar como nunca antes se había
hecho. 
03/11/2025:
Ilustración: Aaron
Jasiński.
Gráfica: Tomada de Le Monde, 31/10/25.


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