La calle que
va de la avenida Páez a la principal de Las Fuentes (El Paraíso, Caracas), se
nos antoja congelada en el tiempo. Quizá ha esperado por muchas décadas, la
decidida construcción de edificios de acuerdo a los parámetros urbanos. O ha
temido, por siempre, pasar de la exclusiva zona residencial a la abiertamente
comercial. En un caso, posiblemente, excepto tratemos de un inmueble de
innegables méritos históricos y arquitectónicos, la imposibilidad material de
mantener las casas obliga a los sucesores a venderlas, haciendo natural su
derivación en edificios o torres, y la propia discusión de los parámetros
urbanos frecuentemente violentados. Y,
en el otro, sobre toda la ciudad pesa en demasía la amenaza de un cambio de
zonificación, harto diferente a las quizá ingenuas expectativas económicas de
muy antes: ahora, la amplia arterial vial luce como una extraordinaria promesa
de desarrollo comercial, revalorización de los inmuebles, etc. Empero, ahora,
el problema radica en el desastre urbano, en la economía artificial, o en la
dificultad de vivir en una ciudad que ha de ser vivible.
Escasamente transitada la larga calle
de arriesgadas obscuridades que se presienten a trempranas horas de la mañana,
esconde detrás de altos muros una arquitectura que, al menos, contrasta con la desarquitectura actual. Las hay de bajos
muros, como originalmente fueron concebidas, en claro desafío al hampa. Se
observan otras construcciones internas, revelando la última vocación del
inmueble, acaso, como depósito de materiales.
Fotografías:
LB (Caracas, 13/02/2022).
LB
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