NUEVA YORK AHÍ
José Pulido (*)
Te lo advierto: nadie puede modernizar el universo
eso se sabe hasta la saciedad, pero no se practica
La impotencia ante la catastrófica inmensidad es un hecho
Tenlo presente cada vez que llores:
Si una minúscula parte de tu cuerpo muestra debilidad
dejas de ser inmortal
Si mermaran los brutos
habría oportunidad de volverse clásico o lectura de culto
deberían culturizarlos en masa
En mi pequeño pueblo había un matadero
cruel arquitectura para reses,
ensangrentadas nubes de moscas verdes,
tan triste y adorado el gran rectángulo
La máxima expresión de ciudad se alcanzó en Nueva York
donde solo aspiran retornar a un mejor principio
Cuando Nueva York era joven y las pandillas cobraban peaje
nosotros peregrinábamos ansiosos sonriendo enloquecidos
Al final del día, olíamos a vestimenta de Metro
de tanto conocer escaleras con un Virgilio anónimo
y llegábamos a la habitación para contar centavos de placeres
como músicos ciegos
de vez en cuando nos tragaba la lluvia
y temblábamos felices escuchando a Benny Goodman
con su clarinete reviviendo sótanos
En cierta ocasión almorzamos con Dore Ashton
a quien llamaban “La musa”, una deliciosa inteligencia
su pollo bautizado en sazón francesa mantenía una sola conexión
con nuestros pollos en brasas: el pollo es una adolescencia
comerse uno es acabar con sus sueños de gallo
El asunto es así: mientras disfrutábamos el inventario sentimental
nos reventábamos las ampollas de los talones
cero escorpiones y serpientes en la ciudad: solo ampollas
y nos reíamos como si fuéramos poderosos
haciendo juegos de palabras con Tetis, ambrosía,
aguas de Estigia y talón de Aquiles
(*) Un poema que escribí en el 2019 que viene ahora con una fotografía de Carlos Ayesta.
18/04/2022:
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