DE LOS VENEZOLANOS DEL PERÚ, POR EJEMPLO
Luis Barragán
Diáspora es un
término demasiado generoso que esconde una realidad brutal, comprobando la existencia
de una guerra no convencional que literalmente expulsó a millones de
venezolanos de su propio país. Así las
cosas, continúa el curso de un proceso harto interesado de redefinición
demográfica, frecuentemente inadvertido, convertida la situación de muchos
de nuestros coterráneos – dentro y fuera
del país - en distintos tabúes.
Recientemente, la legítima Asamblea
Nacional abordó la materia a propósito de la medida de expulsión de una
venezolana en Perú (https://www.youtube.com/watch?v=BpSTwVwTWRY&list=PLXsG2KWUim65k-evH-NNd-kX7HrECeFji&index=29),
por fortuna, aparentemente superado el impasse. Nos correspondió expresar la
inquietud y posición asumida por la fracción parlamentaria de Encuentro
Ciudadano que va más allá de los clisés
acostumbrados, al contextualizar un problema tan particular en las obscuras
corrientes de un anti-occidentalismo que ha ganado terreno por la confusión y
la perplejidad que genera.
El totalitarismo de nuevo cuño al
que le ha faltado la precisión y certeza de un nombre, laboratorizó este rincón del mundo tras el aparentemente cándido
triunfo del chavismo en las postrimerías del siglo pasado, por cierto,
expresando un fenómeno de terca resistencia al rentismo petrolero en declive. Previsto su desarrollo político y estratégico de
mediano y largo plazo, antes insospechado, el régimen forzó al exilio social y
económico de los venezolanos, agudizando la persecución ciudadana, y bajando la
presión interna al mismo tiempo que propiciando un factor inmediato de perturbación
y desestabilización de la región latinoamericana (y caribeña).
La perversa ofensiva antivenezolana,
ha encontrado fórmulas de perfeccionamiento en la propia región, solicitada la
visa a nuestros desplazados en numerosos países o, tan presos fuera como adentro,
inmovilizados por las trabas para salir de Perú, por ejemplo, debido a la
cuantía de las multas que contrastan con las inmensas facilidades del gobierno
colombiano que ha comprendido cabalmente nuestras urgencias. Hemos quedado a la
merced de un gobierno activamente xenófobo como el de Pedro Castillo, afectando
dramáticamente a nuestros favelizados
compatriotas que, además, conocen muy bien el libreto que sigue el ocupante de
la Casa de Pizarro.
Agobiados por los problemas domésticos que agravó la consabida pandemia, no hemos logrado suficientemente caracterizar ese exilio tan masivo como inédito, confiados, en el peor de los casos, a la idea de quienes salen del territorio nacional no sólo se encuentran en mejores condiciones en relación a los familiares y amigos que dejan, sino que éstos pueden recibir una más efectiva ayuda económica. Añadida la peculiar inflación en dólares que sufrimos, menoscabando esa ayuda, subestimamos en propiedad el desplazamiento y la búsqueda de refugio en otras latitudes, obviando las vicisitudes que pasan nuestros paisanos de subidos tonos existenciales, como ocurre en Perú, o, muy arriba, e las fronteras con Estados Unidos.
URGE TAMBIÉN UN
CENTRO DE ESTUDIOS
Hemos indagado
en distintas fuentes la realidad venezolana en un país que conocemos, porque le
dimos abrigo por siempre a sus centenares de miles de exiliados sociales y
económicos, y, al mismo tiempo no lo comprendemos completamente, por sus
divisiones hasta raciales, quizá faltándole el equivalente de un intenso sismo
político como el que vivimos acá con la guerra federal y la impronta
igualitaria que le atribuyen los especialistas. Los nuestros, en una eterna huida
por el mundo, han aceptado la dura supervivencia, acaso, suponiendo una
estancia provisional que los celosos países vecinos trastocan en largos años de
estadía..
Hay una muy marcada afluencia de los
que fueron tan pobres acá, como ahora lo son allá, susceptibles de la sobreexplotación
laboral, con salarios inferiores al mínimo de los peruanos que paradójicamente
lucen mejores a los de Nicolás Maduro. Y éste, precisamente, incentivó la
exportación de grandes clanes criminales, como el llamado Tren de Aragua, cuya
fama por aquellos predios nos entristece, afectando severamente el prestigio de
la inmensa mayoría de nuestros coterráneos que desempeñan con probidad,
dedicación y honradez sus labores.
Tales vicisitudes delictivas, tensan
el arco de los prejuicios y se hace difícil y riesgoso hablar de tamaña
exportación, pero también desliza otros tabúes sobre las diferencias sociales
entre los venezolanos que allá pueden agigantarse e inexplicablemente se
agigantan, aprovechándose unos de los otros, o de fenómenos que escapan de la
discusión política, como el de la prostitución, o – increíblemente – la niñez
abandonada. Creyéndose libre de toda
responsabilidad, el madurato sólo exalta
acá a las víctimas de la xenofobia y de la pobreza, ofertándoles un regreso
excesivamente publicitado a aquellos que también pueden caer en la trampa: por
estos lares, absolutamente nada se ha arreglado, ni se arreglará con los mismos
protagonistas.
Compartimos aquello de la dificultad
de juzgar el comportamiento de los nuestros en países diferentes, sobre todo
cuando tratamos de venezolanos de a pie, con o sin formación académica, honestos
y bregadores, cuya cotidianidad no entra en la órbita del reconocimiento
político en Venezuela. Están – allá - huérfanos de cualquier protección y, como dijo
un testigo digital, regularizada la
situación en Perú, por alarmantes que se hagan las condiciones de vida, no les
es ni será fácil salir y solicitar asilo a terceros países.
No sabemos de un convincente
esfuerzo de seguimiento de la realidad del desplazamiento venezolano, riguroso
y objetivo que suscite el interés de nuestros científicos sociales, por lo que
es necesario crear una agencia encargada de la materia. Así, la encargaduría
presidencial podría levantar una suerte de centro de investigaciones que, por
ejemplo, haga la debida pesquisa de los recursos dispuestos por la ACNUR para
nuestros desplazados en Perú o en otras latitudes.
VOTO Y
REPRESENTACIÓN VENEZOLANA EN EL EXTERIOR
Cobra interés
la organización social de los venezolanos en el exterior, siendo inevitable la
pluralidad de iniciativas y alternativas para ello, al igual que la debida
rendición de cuentas de los recursos dispuestos. Valga acotar la importancia de
una mínima estructuración de naturaleza partidista, pero – entre otras – la realidad
migratoria, por ilustrar un caso, amerita de una atención organizada que va más
allá de los circunstanciales y localizados intereses meramente políticos.
En todo caso, inferimos, una mínima
y fiable nucleación de los venezolanos, ha de impedir la manipulación ejercida
directa e indirectamente desde Miraflores, contaminando las demandas de los
nuestros. Porque también, es necesario reconocerlo, hay una migración de
oficialistas irredentos que, a pesar del hambre y la miseria que los obliga a
salir, se convierten seguramente en dóciles piezas de los servicios de inteligencia
que, es de suponer, infiltran a terceros países según los intereses del Foro de
São Paulo.
Interesado en apuntalar al gobierno
de Castillo, actuarán en correspondencia las dependencias diplomáticas y consulares
de Maduro reconocidas de nuevo. A la representación diplomática del interinato
venezolano, no le ha sido ni le será fácil manejarse en una coyuntura que siempre
requerirá de la sindéresis y sentido de oportunidad, pero también de compromiso
y determinación.
Después de Colombia, la más nutrida
colonia venezolana se encuentra en Perú, por lo que resulta inaceptable que
ésta y las que se encuentran en las restantes latitudes, los venezolanos tan venezolanos como los de
acá, no ejerzan debidamente el sufragio. Y es más, superado el presente régimen
en Venezuela, las colonias que se estabilicen en todo el mundo, no tengan la
debida representación parlamentaria.
Finalmente, por un parte, tomamos nota del testimonio rendido por un número importante de personas digitalmente consultadas, aunque debemos destacar la atención dispensada por nuestros fraternos amigos Jonathan Noguera y Villca Fernández, así como la del señor representante del presidente Guaidó, doctor Carlos Scull, quienes están exceptuados de toda responsabilidad por las opiniones acá emitidas. Y, por otra, reiteramos nuestra salutación a los coterráneos que, más allá de nuestras fronteras, no desmayan en la tarea común de alcanzar la libertad y la democracia en Venezuela: ¡Un fortísimo abrazo venezolanista!
Fotografías:
Villca Fernández, vistas del cono sur de Lima, Perú (18/05/2022).
23/05/2022:
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