La sociedad civil que se resiste y cree en el mérito
que no exactamente es lo que se entendió interesada y puerilmente por meritocracia
en un ya lejano momento histórico, reconoce, evalúa y premia sus aciertos
gracias a la sobriedad del veredicto de un jurado calificado y confiable. Sobre
todo al tratarse de la academia o de la vida académica caracterizada por el
rigor y la entereza de sus aportes, un bien político por excelencia de
preservar o esforzarse por preservar la autonomía y la libertad de cátedra.
De nuevo incurre la Asociación de Profesores de la
Universidad Simón Bolívar (APUSB), en la feliz iniciativa de distinguir a aquellos
agremiados sobresalientes en el ejercicio pedagógico e investigativo cada vez
más heroico que reafirman una vocación de servicio tan encomiable y, todo esto,
a pesar de las consabidas condiciones socioeconómicas imperantes, la
imposibilidad práctica para
reivindicarla y, en el caso concreto de la citada casa de estudios, la
actuación de las autoridades interventoras. Éstas, por cierto, no permitieron
que la entrega de los premios se hiciera en el complejo de los auditorios solicitado
con antelación, porque dicen desconocer a la directiva de una asociación que
celebró puntualmente sus elecciones, en
deuda la universidad con los comicios rectorales desde hace años; además, ese día, el del Profesor
Universitario, casualmente, el espacio fue ocupado por la sesión de una autodenominada
constituyente universitaria que movilizó al oficialismo de otras entidades
educativas a través de sendos y vistosos
autobuses de los que carecen la sede de Sartenejas y la del litoral central.
La más elevada distinción del gremio profesoral ha
sido por años, el Premio Simón Bolívar otorgado por un jurado que lo integran representantes
de la APUB e importantes referentes de otras universidades. Ha adquirido un
mayor e irrefutable valor simbólico, cuando ya no hay premio en metálico porque
la asociación no ha recibido la contribución mensual que hace cada profesor por
nómina, desde hace bastante tiempo, ni dispone de la Casa del Profesor que le
ha sido arrebatada por las autoridades.
En el presente año, los profesores Raúl Casanova-Ostos
(rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira), José Ángel
Ferreira (vicerrector administrativo de la Universidad de Carabobo), y Omar
Pérez Avendaño (presidente de la APUSB), decidieron concederle el premio Simón
Bolívar al profesor Giusseppe Giannetto en tributo a su larga y exitosa trayectoria
académica y profesional, quien – en un momento decisivo – defendió la
integridad de la Universidad Central de Venezuela como rector electo por la
comunidad, afrontando corajudamente una toma por la fuerza de los sectores
oficialistas al principiarla presente centuria, entre otros logros que propios
y extraños le reconocen. Por motivos ampliamente conocidos, dirigió un
magnífico mensaje a la audiencia al ser representado por la profesora Elizabeth
Marval, otrora vicerrectora administrativa de la universidad de Villanueva,
sentando una cátedra de extraordinario civismo.
Gráficas: Lectura de la profesora Elizabeth Marval, la primera; parte de la dirigencia estudiantil y profesoral al concluir el acto.
07/12/2025:
https://lapatilla.com/2025/12/07/luis-barragan-giuseppe-giannetto-premio-simon-bolivar-de-la-apusb/
Cfr.
Breve nota LB: Hubo confusión, hoy, entre mi acostumbrado artículo dominical y una nota de prensa de uno o dos días atrás. El, ventila una opinión personal y, la una concisa, una reseña institucional.


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