DE LA GUERRA CIVIL POR OTROS MEDIOS
Luis Barragán
Hoy, los
colombianos concurren de nuevo a las urnas.
Sin lugar a dudas, el resultado tendrá un importantísimo impacto y
trascendencia continental y, por ello, la grave responsabilidad de los
votantes.
Inicialmente, la celebración misma
de los comicios, contrasta con la situación ya de varios países de la región
que, siguiendo la modalidad venezolana del fraude autoritario, ensayan y
ensanchan con una promesa constituyente apta para cualesquiera problemas,
derivando a la postre en sendos procesos plebiscitarios que consolidan en el
poder al otrora cándido y desprendido candidato presidencial, redentor de todos los pueblos. Intentando
transitar el camino empedrado de un mesianismo aparentemente incurable, el muy hábil López Obrador tantea la
reelección, como no se le ocurrió a la dictadura priísta de varias décadas en
México, y, algo más torpe, Castillo tramita el cambio constitucional en Perú.
Un prolongado y traumático historial
de violencia luce imposible de condensar por estas diligencias electorales de
un sector político e ideológico que ha logrado exportar los movimientos
guerrilleros que, de un modo u otro, representa, ya industrializado el delito, imposibilitado de impregnarlos del viejo
romanticismo foquista. La retención de la senadora Piedad Córdoba en un
aeropuerto centroamericano, con más de sesenta mil dólares a cuestas, permite
sospechar que los comicios no atañen exclusivamente a los neogranadinos.
Concursan con Petro una variedad de
corrientes y grupos de origen violento, resultado de las depuraciones
domésticas, a la vez que algo similar y más crudamente se está dando – por ejemplo
– en territorio venezolano con los movimientos
guerrilleros y sus distintas facciones.
Vale decir, en el curso de la guerra civil que tiene ahora cobertura
electoral, esas corrientes, grupos y movimientos, celebraron y celebran otra
guerra interna y ni tan subrepticia que el resultado electoral zanjará quizá
definitivamente.
Salvando las distancias y, además,
aprendida la lección, en algo parecida a la guerra civil que se vivió en medio
de la Guerra Civil española entre los comunistas y los anarquistas, por
cierto, modelo para Fidel Castro, como
refiere Lawrence Freedmann (“Estrategia. Una historia”, La Esfera de los Libros, Madrid, 2016: 440, 622). Deducimos que, siendo varios los movimientos
subversivos, pueden coexistir teniendo a un enemigo común, pero el transcurso
de la contienda misma los diferencia teniendo que dirimir, tarde o temprano, el
conflicto de poder entre ellos: posiblemente, cumplido un largo plazo, aún más
de ganar Petro, la violencia interna y exportable cerrará una etapa para abrir
otra de radicales incertidumbres.
¿COLOMBIA NO
ES VENEZUELA?
La faena
electoral ha actualizado la discusión de los especialistas en torno a los vicios
y males contemporáneos, como el populismo y la antipolítica. A pesar de la dura
realidad experimentada en Colombia, añadido el testimonio inocultable de más de
un millón de venezolanos forzados al exilio económico y social, antes que
político, los votantes corren el riesgo con los ganadores para la segunda
vuelta. Apreciación personal ésta, por muchos y variados que sean los nombres
barajados en los últimos años, superada
la odiosa oligarquía que capitalizaba el juego político, para un modesto
observador es notable el vacío de un liderazgo sostenible, sobrio, convincente
y de un profundo aliento, capaz de enfrentar – además – las diferentes
mutaciones delincuenciales de determinados sectores dirigenciales.
Por cierto, es interesante la fórmula
vicepresidencial planteada por Petro y
Rodolfo Hernández, respectivamente representada por Francia Márquez, partidaria
del aborto libre, y Marelen Castillo, a juzgar por lo referido en la edición
extraordinaria de la revista “Semana” (Bogotá, 30/05/2022). Empero, parece faltar bastante para que la mujer,
y no por tal, subrayemos, asuma un liderato genuino, aunque hay testimonios
y también martirios de las que injustamente pagan muy caro la consecuencia de
la prédica, como Jeanine Añez en Bolivia.
De ganar Hernández, la mayor de las
pruebas consistiría en la demostración de una necesarísima habilidad y carácter
para gobernar y, a la vez, sostener la vida democrática ante adversarios, segura
y cada vez más, agresivos que harán de
la denuncia del fraude su mejor y diaria bandera., agigantándose la incógnita.
Y, de hacerlo Petro, recordemos que
Chávez Frías encontró a un país de amplias libertades, con una Corte Suprema
que juzgó a un presidente de la República obligado a renunciar a meses de unos
comicios, una mayor independencia del Banco Central, una exitosa y propia transnacional
petrolera, o un país efectivamente escolarizado que, además de integrante del
Acuedo de Cartagena, tenía certeza de
sus cifras demográficas, macroeconómicas o delincuenciales.
Venezuela fue el país de una gran
tradición de inmigrantes y, ahora, ocurre completa e inéditamente lo contrario,
por lo que, tan descomunal la brecha
digital, tampoco es posible sobrevivir tranquila y productivamente a grandes
distancias, conminados a los masivos
desplazamientos por circunstancias distintas, atrozmente distintas al
desempleo. Por ello, la ingenuidad o aparente ingenuidad de Julio César Iglesias al postular la
emigración digital, no siendo posible para todos marcharse del país (“¿Y si
gana Petro? Guía para sobrevivir a la
extrema izquierda”, s/e, Colombia, 2022:
135 ss.), como si los neogranadinos no hubiesen sabido jamás de una diáspora o
estuvieran relevados de toda guerra no convencional.
Dos candidatos que suelen hablar por
exceso y por defecto, el uno, ofreciendo una versión idílica de Colombia y, el
otro, sólo lo indispensable, coincidieron en el desacato a una orden judicial
para celebrar el debate estelar de la campaña electoral de acuerdo al más
reciente texto de Karen Sánchez, quedando seguramente impone (https://talcualdigital.com/que-paso-con-el-fallido-debate-entre-gustavo-petro-y-rodolfo-hernandez-en-colombia/).
Todo indica que, al más locuaz y
aventajado, no le convino tampoco exponerse en una contienda que, se calcula,
tendrá a un perdedor por una mínima diferencia por lo que el ganador no se
cruzará de brazos a la espera de entrar a la Casa de Nariño, conocida por ambos
en circunstancias harto diferentes.
RECONOCIMIENTO
AL PRESIDENTE DUQUE
Los
venezolanos estaos profundamente agradecidos con el presidente Iván Duque y a
las grandes mayorías colombianas, por la comprensión y la solidaridad que
tuvieron y tienen con los coterráneos forzados a huir de su país. Por siempre
quedará el mandatario saliente, en el corazón y la memoria de la Venezuela que
no tardará en reabrir las puertas hacia la libertad.
19/06/2022:
http://opinionynoticias.com/internacionales/37436-de-la-guerra-civil
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